Tuve la oportunidad de intercambiar varias palabras con usted, cuando me preguntó si yo había escrito unos desahogos en ZETA referentes a su amigo sospechoso (según un agente de Aduanas de Estados Unidos), y se me hizo usted una persona sincera y bien intencionada, políticamente hablando. Debería felicitarlo por su triunfo electoral, pero no. Con el equipo de transición y el gabinete formado de hankistas me lo reservo. Usted hace referencia a su amigo muy seguido diciendo que es su doctor, pero le recuerdo que ahora usted es el doctor de Tijuana y tiene muchos males, trate de curarlos. Por favor no vaya a regalar dinero a los Xolos como hizo el carcamán descerebrado que ya se va. ¿Por qué no regaló una torre y no lo del pueblo? Doctor, haga un buen trabajo en la ciudad para que pueda proyectarse para la próxima gubernatura, y cuente con mi voto futuro, pero en el camino sacúdase ese equipo muy sospechoso porque su plumaje se empieza a manchar. No vaya a perdonarle los impuestos que debe el equipo de futbol Xolos. El pueblo no olvida y yo soy pueblo. Eduardo Sánchez Tijuana, B.C.