¡Y que viva el rocanrol!

Ciudad de México. Detrás de un antifaz, la historia aglomera 45 años ininterrumpidos haciendo frente en el rock urbano; el rostro desgastado delata la experiencia del día a día, sobre todo, la transformación de la música y su sobrevivencia siendo fiel al género. La melena rizada esconde el pensamiento, sin embargo, se escapa a gritos en cada una de sus letras. Acicalado con tonos oscuros de pies a cabeza, y con el semblante satisfecho, Alex Lora arrebató con crudeza los sentidos de la Arena Ciudad de México, al menos de los 25 mil que decidieron festejar su trayectoria, los motociclistas que han encontrado entendimiento con su propuesta de blues y rocanrol, así como los chavos banda que se divierten peculiarmente danzando, esta vez, en un complejo de primera. Al Norte de la capital mexicana, los rockeros armaron su festín la tarde y noche del penúltimo domingo de octubre, celebrando con tambores y colores neón, pintarrajeando los saltos del agua como introducción a un viaje sonoro de 49 interpretaciones y múltiples intervenciones donde El Tri alborotó el graderío compuesto por jóvenes, niños, adultos y familias enteras. “¡Viva México, cabrones! Que se escuchen esas palmas…”, gritó el intérprete de “Las Piedras Rodantes”, quien apareció sobre el escenario minutos después de las 6:00 pm para entablar un diálogo musical por alrededor de 270 minutos, que inició con “Todo Sea por el Rocanrol” y culminó con “Viejas de Vecindad”, construyendo un puente melodiosamente longevo con episodios repetitivos. Cinco pantallas gigantes dibujaron los gestos de Lora, mientras la sutileza del violín, la crudeza del bajo y las teclas viejas de un piano Rhodes, se mezclaron con las memorables cuerdas de dos guitarras escapándose de los amplificadores Orange, contexto que el rockero poblano aprovechó para resurgir de entre los manteles largos y continuos comentarios sobre la conmemoración de la velada. “Quiero escuchar a los que vinieron a celebrar 45 años de rocanrol, que se oiga hasta la eternidad”, precisó Lora ante de interpretar “Virgen Morena”, de quien dijo, no estarían reunidos celebrando sin la bendición de ésta, para lo que tomó su guitarra y pidió que los gritos se escucharan hasta el cielo del Tepeyac. El clásico clamor “¡Culero!, ¡culero!, ¡culero!”, fue escupido por los rockeros incesantemente, frase que Alex tomó como un cumplido y se burló: “Es cierto, estuvo muy culero que los pendejos de la Selección Mexicana no pudieran meter un gol a ese equipo pedorro”. A la lista de canciones se sumarían “Perro Negro”, “Maldito Ritmo”, “El Dinero”, “Los Minusválidos”, “Hasta que el Cuerpo Aguante”, “Pobre Soñador”, “Chavo de Onda”, “De Todos Modos Juan te Llamas”, “No Estoy Pedo”, “La Antorcha”, “El Desempleado”, “Ojo por Ojo”, “La Tierra de Dios”, “María Sabina”, “Nomás le Cambian de Cara”, “Eres lo Máximo”, y “El Esclavo”. “¿Están contentos, cabrones?”, cuestionó el legendario que en recurridas ocasiones pidió encomios: “Aplausos chingadamadre”, además de mandar saludos a diversos personajes, recordar algunos episodios históricos con imágenes sobre las pantallas, y jugar con la hora romántica: “Llegó el momento de las sábanas almidonadas, y aplaudirle a las nenas rocanroleras que vinieron a celebrar con nosotros”. “Qué chingue a su madre el gobierno”, señaló el cantante de El Tri, quien calificó de putos a los que no cantaban o aplaudieran en el recinto a medio llenar, pero que recobró su esplendor con una sesión de metales bien afinada. Fue así que el domingo 20 de octubre, cuando los 45 discos e igual número de años del grupo Tres Almas en mi Mente, tomaron vida en cada episodio, incluso para inmortalizar la Batalla de Puebla. También le cantó a Enrique Peña Nieto y se estampó la leyenda “Soy un vale verga, por eso me gusta El Tri”, para criticar la Reforma Hacendaria: “Ahora nos van a dar la leche a chorros, los frijoles nos los van a sacar a madrazos, y los huevos nos los van a meter de propaganda”, apuntó. Escoltado por ‘La Tribu’, un grupo de tamboreros, El Tri enlistó las canciones “De la Raza pa’ la Banda”, “Sara”, “Todo a Volar” y “La Raza Más Chida”, para después ondear la bandera de México de esquina a esquina por todo el templete, y dedicarle unas cuantas palabras a los estadounidenses: “Que chinguen a su madre los gabachos por culeros, los hijos de puta… ¡Viva México cabrones!, porque somos los únicos capaces de reírnos de nuestra desgracia. ¡Y qué viva el rocanrol!”. Al acto le siguieron “Vicioso”, “Otra Vez Volvió a Ganar el PRI”, “Revolución”, “Epidemia” y “Todo me Sale Mal”, teniendo como respuesta el “Olé, olé, oleeé… El Tri… El Tri…” desde el graderío, ante la imagen hippie de Lora provocando el desmadre de cinco zancos de trajes dorados saltando ante la mirada de ‘las verdaderas familias rocanroleras’ atestiguando la ceremonia en la que el poblano dedicó temas a los boxeadores mexicanos, homenajeó al finado Johnny Laboriel interpretando “Sería Horrible”, mostró su admiración por el ensamble de cámara que le guió al cantar “Tirando a Matar”, “Niño sin Amor”, “Bésame”, “Otra Muerta” (que dedicó a las desaparecidas en Ciudad Juárez), “Himno a la Alegría” y “Tierra en Llamas”. Con el símbolo de amor y paz llenando el recinto con su vibra, El Tri desmanteló su discografía, parodió a Vicente Fox con su propuesta de legalizar la marihuana y criticó la música duranguense, dando pie a composiciones como “Injusta Revolución”, “Santa Martha”, “Más Marihuana”, “Abuso de Autoridad” y los clásicos “Oye Cantinero”, “ADO”, previo a la sesión en que Lora debutó cantando con el Mariachi Águila de Oro, “El Último trago”, “Maldita Sea mi Suerte”, “Ya Estoy como Quería” y “El Rey” de José Alfredo Jiménez; episodio en que Alex Lora se empinó una botella de mezcal y celebró con imágenes de Pedro Infante, Jorge Negrete, José Alfredo Jiménez, Sara Montiel, María Félix y Piporro, entre otros. Sujetando una guitarra de acrílico trasparente, Lora se despidió con “Chilango”, “Difícil”, y “Viejas de Vecindad”, dando por finalizado un concierto que se filmó para un DVD y CD a lanzar en los próximos meses.