“El peor presidente municipal de la historia de Tijuana”, acusa oposición Lejos quedaron los días de las promesas de aplauso y lágrima fácil. Aquellos que a la ligera se cantaron en la campaña electoral de 2010. Carlos Bustamante Anchondo era entonces el favorito, pero para perder. Hoy, un alcalde en ocaso que debe dar cuentas. Abandonado por su partido y prácticamente solo, hace tres años Bustamante esperaba la hora para declararse perdedor ante la superioridad del Partido Acción Nacional enquistado en el poder municipal, estatal y federal. Desde la oposición, al del Partido Revolucionario Institucional (PRI) se le hizo fácil la crítica y la oferta de la panacea. Juró empleo, una explosión de desarrollo económico, pavimentación. Se cansó de repetir que su gobierno sería uno de sensibilidad, con trasparencia y honestidad. Los resultados a su favor sorprendieron a los incautos en la jornada electoral, incluyéndose. Faltaría espacio en esta impresión para enumerar las promesas del entonces candidato y hoy alcalde que, sobra decirlo, a tres años de distancia, esta frase pronunciada por él en 2010, quedará realmente para el olvido: “Yo seré un alcalde que saque la cabeza por los tijuanenses, no por padrinos políticos”. A días de concluir su administración, Carlos Bustamante entrega una ciudad en peores condiciones. Con atrasos en obras públicas y poca infraestructura, calles destrozadas, desempleo, números rojos en competitividad e inversión, casos documentados de corrupción y negligencia, mayor deuda. Más de la mitad de su presupuesto en deuda Uno de los primeros movimientos económicos que logró el presidente municipal, fue refinanciar la deuda que su antecesor, el panista Jorge Ramos, había creado para el Programa Integral de Repavimentación (PIRE). El priista recibió la deuda en 2 mil 82 millones de pesos. De hecho, éste fue uno de los argumentos que utilizó Bustamante para justificar algunos rezagos en pagos, en servicios públicos y en falta de obra a principio de su administración. Pese que fue una promesa de campaña el no endeudarse, incrementó la cuenta. Se estima que al terminar su trienio, la ciudad deberá 2 mil 570 millones de pesos. En contra parte, la obra no se ve en dicha proporción. El presupuesto anual de Tijuana es de 4 mil 300 millones de pesos. La deuda neta representa más de la mitad de un año de operación municipal. Según cifras de regidores del Partido Acción Nacional (PAN), contando los intereses de la deuda, la cantidad a pagar será de 6 mil millones de pesos, aproximadamente. En septiembre, la administración municipal se autorizó otro crédito por 110 millones de pesos para solventar su gasto corriente. En julio, el Ayuntamiento debía tan solo a los burócratas 9 millones de pesos por concepto “de ahorro” que retuvo a cada empleado, pero que no entregó. En la administración: Excesos en exceso No podría explicarse la situación actual de Tijuana sin tomar en cuenta las irregularidades y la calificada como mala administración de Carlos Bustamante. Los costosos favoritismos para los amigos, empleados de sus negocios, socios, familiares, compadres o damas con afectos. Si de principio la justificación fue la deuda heredada, en los meses siguientes comenzaron a documentarse las decisiones que beneficiaron a los cercanos del PRI y del alcalde. Justamente el despacho encargado de refinanciar la deuda pública fue Protego Asesores, fundado por Pedro Aspe, ex funcionario del ex Presidente de la República, Carlos Salinas de Gortari, y a su decir, amigo del presidente municipal. A pesar de tener una Secretaría de Finanzas y todo un equipo de asesores en el tema, el contrato del refinanciamiento tuvo un costo para el Ayuntamiento de más de 25 millones de pesos. En realidad, en los tres años se han contratado otras “asesoras jurídicas, económicas y contables” para que suplan las obligaciones que la administración tiene. El monto asciende alrededor de los 30 millones de pesos, sin contar los 200 millones de pesos (en 2011-2012) para “servicios profesionales”. En 2013 se otorgaron 17 contratos a nueve empresas por un costo de 35 millones de pesos, entre ellas, el despacho del compadre de Carlos Bustamante, Gustavo Almaraz. Pero los excesos en la administración priista cometidos, son variados en cada uno de los temas. Por un acuerdo con el Sindicato, el alcalde otorgó bases a señoritas que contrató como secretarias, asistentes y acompañantes de viaje. Desde un inicio permitió que familiares invadieran la nómina. En un reportaje publicado por ZETA, estimó en 14 millones de pesos lo que cuesta mantener a la familia del alcalde y otros funcionarios de primer nivel. Los otros parientes surgen a partir de patriarcas como Ruffo Ibarra, Antonio Cano y Martin Plascencia. Este último, líder sindical de burócratas con al menos 19 familiares en el presupuesto oficial de Tijuana. Otro caso son las obras irregulares en el Ramo 33; fueron entregadas -contrario a la versión de las autoridades- sin terminar, una vez ejercido el presupuesto a lo largo de la administración. En el ramo de la construcción, la misma dirección de privilegiar a los amigos y cercanos se repite. Algunas constructoras fueron beneficiadas con contratos millonarios y con dispensas de impuestos municipales, entre otros favores. Tres empresas fueron las que gozaron de las adjudicaciones directas para la construcción de diversas obras: CYD Desarrollos Urbanos (filial de Urbi), la fraccionadora Arnaiz, propiedad de Raymundo Arnaiz, otro compadre de Bustamante, y Grupo Musa, empresa de Raymundo Múzquiz. Luminarias, candil de calle Uno de los casos más polémicos en la administración de Carlos Bustamante fue el contrato millonario firmado en septiembre de 2011 para suplir el alumbrado público de la ciudad. Se dijo que se sustituirían al menos 64 mil luminarias por un costo de 150 millones de pesos. La adquisición se hizo con el pretexto que la empresa proveería una nueva tecnología capaz de representar un ahorro en el consumo del alumbrado público y una mejor iluminación. Actualmente se sabe que cientos de lámparas no funcionan. En bulevares enteros y calles de la ciudad, las noches transcurren en la penumbra. A más de dos años del contrato millonario, la idea de Bustamante ha representado un gasto y un daño a las finanzas de la ciudad. Hace meses se pagaron 8 millones de pesos para que el Municipio arreglara cientos de luminarias que la empresa se ha negado a reparar. Por si fuera poco, la administración de Carlos Bustamante Anchondo se ha visto titubeante y lenta para reclamar a la empresa las faltas y negligencias en la instalación en la calidad del equipo. Al respecto, los regidores presentaron una queja ante Sindicatura para investigar y esclarecer las posibles irregularidades de los funcionarios y de las empresas. Según el regidor Erwin Aréizaga, “al día de hoy no existe razón de lo sucedido por parte de dicha dependencia”. Para el regidor de oposición, el caso de las luminarias fue otro “fraude en contra de la ciudad, que fue solapado por el alcalde Bustamante”. Herencia de Hank, vuelve generoso al alcalde Durante la administración priista de Jorge Hank Rhon se firmó un convenio con la empresa Global Corporation para instalar cámaras que generaran multas de tránsito electrónicas, las cuales serían cobradas en el momento del canje de placas. Desde la firma del convenio se acordó que la ganancia para la empresa sería del 65 por ciento de los “recursos captados por rubros y conceptos del programa”. Únicamente que Hank no reportó a su entonces cliente las cantidades convenidas. Finalmente, la empresa demandó al Ayuntamiento y le exigió que se le pagara el 65% de las multas generadas, no ingresadas a las arcas municipales. La administración de Jorge Ramos no accedió a la petición de Global hasta que un juez sentenció que únicamente se reembolsara el 65% de las multas ingresadas, no generadas. Bustamante acordó con la empresa -contrario a la resolución del Juzgado Tercero de lo Civil de Tijuana- pagarle el 65 por ciento de las multas creadas y que nunca fueron cobradas, es decir, 150 millones de pesos. Generoso alcalde, además alargó por cuatro años el convenio con la empresa que contrató Hank. Al patrón A finales del primer año de gobierno (octubre de 2011), Carlos Bustamante realizó una transferencia de 14.5 millones de pesos al equipo de futbol Xoloitzcuintles, propiedad de la familia Hank. El “donativo” se dio bajo la justificación de promoción turística, sin la aprobación de Cabildo. La cantidad se entregó por medio del Comité de Turismo y Convenciones (COTUCO), con el pretexto de ser una “inversión para la ciudad”. La transferencia que fue regalada a los “Xolos” superó por mucho lo destinado al presupuesto de COTUCO en un año, de 9 millones 900 mil pesos en 2011. Además, en lo que va de 2013 el Ayuntamiento no ha cobrado a la empresa los derechos e impuestos munícipes por un monto superior a 14 millones de pesos, concepto del 2% de impuesto de espectáculos y por la contratación de la Policía Municipal que resguarda los eventos futbolísticos. De los invasores del Norte, llega Bustamante Policías municipales en vehículos oficiales propiedad del Ayuntamiento protagonizaron el 17 de abril, el desalojo de un terreno del Ejido Tampico para que Carlos Bustamante hiciera uso del predio colindante a su hangar de la empresa Inmuebles Especializados Matrix, de su propiedad. El ejidatario David Borroel, propietario legítimo del terreno, acusó a Rafael Mejía, jefe de seguridad de la compañía aeronáutica, de encabezar el ataque en contra de su familia y trabajadores. “Lárgate de aquí porque en esto está el alcalde”, lo amenazó. Entre los vehículos que ingresaron al terreno, una Suburban 2007, una de los únicas dos unidades blindadas del Ayuntamiento y asignada a Policía y Tránsito Municipal. Se hicieron presentes también policías municipales en unidades oficiales, argumentando la protección de los involucrados en el desalojo. Entonces, David Borreal solicitó un amparo en contra del alcalde, quien fue llamado a audiencia por el Juzgado Noveno de Distrito, pero no acudió. La familia responsabilizó al edil de cualquier ataque en su contra. De hecho, después del desalojo, dos unidades de la Municipal se estacionaron sobre la Carretera Aeropuerto, frente a la casa rodante dentro del predio, durante más de dos semanas. Unidades de la Secretaría de Seguridad Pública se siguen plantando de manera esporádica en el lugar, por la noche. Para “La 8” El predio de la calle Octava, donde se localizaba la antigua Estación de Policía en la Zona Centro, fue solicitado, desde el inicio de esta administración municipal, por asociaciones civiles para rehabilitarlo y convertirlo en un lugar de esparcimiento. De hecho, en junta de gobierno del Instituto Municipal de Arte y Cultura (IMAC), se había aprobado la iniciativa presentada por organizaciones culturales para que les fuera donado el espacio. Sin embargo, en sesión de Cabildo convocada el 24 de diciembre de 2011, Carlos Bustamante propuso derrumbar el inmueble, lo cual costó 12 millones de pesos. El fin era subastar únicamente el terreno sin la construcción. Finalmente, fue donado al Fideicomiso de la Zona Centro para que se invirtiera en el desarrollo de la zona. Poquita más corrupción En septiembre pasado, un autonombrado “tramitador”, Francisco Armenta Apodaca, denunció al secretario y al director del Ayuntamiento por extorsión, amenazas, difamación, abuso de autoridad y coalición de servidores públicos, al señalar que se le intentó vender protección a sus clientes para que vendieran alcohol sin los permisos en forma. Lejos de la veracidad, la denuncia destapó lo que ya era denunciado anónimamente del Ayuntamiento: las mordidas y sobornos a cambio de manejar comercios relacionados con la venta de alcohol. Otras versiones señalan que el propio Armenta fue quien estuvo cobrando la protección sin reportar al Ayuntamiento. Lo cierto es que entre las mutuas acusaciones, la corrupción en la Dirección de Verificación de Tijuana, la corrupción se supo en pesos y centavos. Para empezar, 4 mil dólares, fuera de caja, por cada cliente que quiera vender licor sin los debidos permisos. Obra paralizada Si se tuviera que recordar con obras públicas a la administración de Carlos Bustamante, tendría que hacerse mucho esfuerzo. A lo más, un par podrían ser su emblema: la Avenida Internacional y la pavimentación del Bulevar Díaz Ordaz, ambas emprendidas en su último año, y a la fecha sin ser entregadas en su totalidad. En la opinión de Filiberto Enríquez, ex presidente del Colegio de Ingenieros, “mucha gente esperábamos más del presidente municipal, creíamos que por la formación empresarial, él ya tenía detectadas las necesidades que tenía la ciudad”. El ingeniero alega que se tuvo la esperanza de que se hubiera invertido el doble o triple en obra pública: “Prometió en campaña pavimentar las calles secundarias o las de penetración a las colonias, al igual que se hizo con el PIRE. Hoy ya vimos que no fue acorde con lo que prometió”. Enríquez reconoce las arriba mencionadas como las dos mayores obras durante la gestión de Bustamante, sin embargo, contra argumenta: “No son obras impresionantes, sinceramente no podemos decir que sobresalió”. Incluso, advierte el ex presidente del Colegio, “todavía está por verse, cuando llueva, si hicieron bien el trabajo, para ver si las obras quedaron bien en la cuestión pluvial. En el sentido de flujo vial aparentemente está bien, aunque también es temprano para valorarlo en eses aspecto”. Además, explica que las dos obras fueron realizadas, todavía con retrasos y con fallas o sin entregar, en el último año de la administración. “En dos años estuvo con parálisis en la obra, y el último, con la inversión más fuerte”, precisó. El peor: Regidor Para el regidor Erwin Aréizaga, el reflejo de la mala administración de Carlos Bustamante es el documento de 148 observaciones presentadas por el Congreso del Estado al momento de revisar la cuenta pública del Ayuntamiento, las cuales “representan una serie de abusos por parte del alcalde y opacidad por parte de Sindicatura, responsable de esclarecer todas las faltas”. El panista expresa su molestia ante el alcalde, “que se dedicó a gobernador con despachos externos”. Y remata: “Sí lo vamos a recordar, pero como el peor presidente municipal que ha tenido Tijuana”. Durante la administración de Carlos Bustamante Anchondo se crearon 528 nuevas plazas para su gobierno. Como lo hizo público el alcalde de Tijuana, ZETA le solicitó una entrevista, la cual -en un desplegado que pagó en diarios locales- se negó a conceder.