El 1 de diciembre tomará posesión el General Moisés García Ochoa, de la II Región Militar El Presidente Enrique Peña Nieto movió sus piezas militares. Sin discurso alguno o justificación mediática, los Generales de División que en enero de 2013 comisionó para ocupar cada una de las doce regiones militares en las que se divide el territorio mexicano, serán relevados de su cargo el 1 de diciembre. Exactamente a un año de tomar posesión, y con la opinión pública nacional e internacional en contra, debido a los escasos resultados en materia de seguridad, el Presidente de la República da marcha atrás en las dirigencias militares regionales. Con una Procuraduría General de la República que no ha travesado por una limpia de infiltraciones y corrupción, una Secretaría de Seguridad Pública que pasó a ser una Comisión Nacional de Seguridad a cargo de la Secretaría de Gobernación, y aun con la Gendarmería Nacional en proyecto, el gobierno de Enrique Peña Nieto ha enfrentado desde el silencio y la parálisis, el crecimiento de las organizaciones criminales y del narcotráfico, lo que ha concluido en un incremento en el número de ejecutados. El Secretariado Ejecutivo Nacional del Sistema Nacional de Seguridad Pública, que encabeza Montealejandro Rubido, dio a conocer hace unos días que oficialmente, el Gobierno Federal de Peña reconoce 17 mil 68 muertos producto de la violencia de alto impacto en México, en los primeros once meses de administración priista. Esa cifra solo considerando las 17 mil 68 averiguaciones previas que se abrieron en el país de diciembre de 2012 a octubre de 2013, por lo que el número de ejecutados podría ser mayor, luego de que en más de una averiguación, el caso sería la investigación de más de dos homicidios dolosos. Estados como Guerrero, Michoacán, Morelos, Tamaulipas, de nueva cuenta Chihuahua y Sinaloa, han sido tomados por los narcotraficantes como campos de batalla, sin que a once meses de administración de Peña, se haya concretado una detención importante que dé muestra de una investigación y un frente oficial contra los mafiosos. El incremento en la ola de violencia se magnifica con el descubrimiento de narcofosas, particularmente la localizada en los límites de Jalisco y Michoacán, donde hasta el cierre de edición de ZETA, se habían exhumado más de 55 cadáveres. Mientras desde Washington, Estados Unidos, organismos como Human Rights Watch han criticado la ausencia de una estrategia concreta de combate al crimen, en una carta que el presidente del organismo, José Miguel Vivanco, envío a Peña Nieto, se lee textual: “…si bien ha señalado reiteradamente que la prioridad de su estrategia de seguridad es reducir la violencia, hasta ahora no ha definido un plan concreto sobre cómo lograr este objetivo. Por el contrario, cuando la situación de la violencia ha requerido una intervención federal, su estrategia pareciera haber sido prácticamente indistinguible de la de su predecesor. Por ejemplo, ha dispuesto el envío de miles de soldados a Michoacán. Estos soldados se unen a miles de otros asignados a operativos contra el narcotráfico en todo el país, quienes no han recibido una misión clara (salvo una directiva imprecisa de restablecer la seguridad), no tienen plazos claros con respecto a cuándo deberán retirarse, y cuentan con una supervisión civil insuficiente. “Como quedó demostrado en el mandato de su antecesor, las fuerzas armadas por sí solas no pueden restablecer el estado de derecho ni brindar seguridad ciudadana en forma duradera, especialmente si hay soldados que cometen habitualmente violaciones de derechos humanos, lo cual exacerba el clima de caos y debilita la confianza pública en la autoridad”. En este contexto de inseguridad, denuncia, extrañamiento de organismos internacional, y un gabinete de seguridad que no termina de cuajar la estrategia de combate al crimen organizado y el narcotráfico, Peña Nieto cambiará los mandos militares en las doce regiones, precisamente el 1 de diciembre, día en que cumple un año de tomar posesión como Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. García Ochoa, de la cima a la sospecha A punto de la edad del retiro, con 62 años a cuestas, el General Moisés Augusto García Ochoa tomará posesión, el 1 de diciembre de 2013, de la II Región Militar, con sede en Mexicali, y que comprende los estados de la península, Sonora, Baja California y Baja California Sur. El General García obtuvo el Diplomado del Estado Mayor en 1980, y ha sido un miembro preponderante del Ejército Mexicano, además de instructor en el Colegio Militar y en escuelas en el extranjero. Posee tres maestrías: en Ciencias Políticas por la Universidad del Atlántico en Miami, Florida; en Prevención del Delito y Sistemas Penitenciarios por el Instituto de Prevención del Delito e Investigación Penitenciaria; y Maestría en Seguridad Nacional por el Centro de Estudios Superiores Navales. Con harta experiencia en materia de guerra y publicaciones militares, García Ochoa ha ocupado indistintos cargos en la jerarquía militar, menos uno para el que fue propuesto: Secretario General de la Defensa. García Ochoa fue Secretario Particular Adjunto del General Secretario de la Defensa Nacional en 1995, cuando esa posición la ocupó el General Enrique Cervantes Aguirre, durante el sexenio de Ernesto Zedillo Ponce de León. Para 1998, García Ochoa ya era General Brigadier al mando del Cuerpo de Fuerzas Especiales del Ejército y Fuerza Aérea Mexicana. En el sexenio de Vicente Fox, fungió como Secretario Particular del titular de la SEDENA, General Clemente Vega García. En 2006 lo nombraron Comandante de la 24/a Zona Militar con sede en Cuernavaca, Morelos; para 2007 regresó a la Secretaría de la Defensa Nacional en calidad de Director General de Administración, responsable de las adquisiciones del Ejército. El General García Ochoa también ha creado proyectos de administración e información, como el Sistema Integral de Administración del Ejército y Fuerza Aérea (SIAEFA), para intercambiar información con la Secretaría de Hacienda, y el sistema de Inventarios en Línea, mientras fue miembro del Consejo directivo de Banjército. El clímax público de su carrera llegó cuando fue elegido Comandante de la Columna de Desfile Conmemorativo de la Independencia de México. Posición que lo ubicó, en el ocaso del sexenio de Felipe Calderón, como uno de los candidatos a suceder al General Guillermo Galván Galván, y convertirse en Secretario General de la Defensa Nacional en el gobierno de Enrique Peña Nieto. En un editorial del periódico The New York Times, publicado en los primeros días de febrero de 2013 en su edición para las Américas, los reporteros analizan la personalidad del General García Ochoa, y develan por qué no fue electo Secretario General de la Defensa por Enrique Peña. Escribieron sobre el próximo Comandante de la II Región Militar: “La administración de Obama tiene muchas preocupaciones acerca del General, incluida la sospecha de la DEA de que tiene ligas con traficantes de droga, y la consideración del Pentágono de que dio mal uso a equipamiento militar y desvió dinero de millonarios contratos en dólares de la Defensa Nacional”. De hecho los reporteros de The New York Times, revelaron que días antes que tomara posesión Peña Nieto, el Embajador de los Estados Unidos en México, Anthony Wayne, se reunió con personas del círculo del Presidente para externarle la preocupación de su gobierno ante una probable promoción del General García Ochoa: “Cuando concierne a México, tienes que aceptar que estás bailando con el diablo”, dijo a los reporteros del Times un ex agente de la DEA, en una analogía del contexto entre autoridades y criminales. Al General, a quien identificaron con un pasado ejemplar y enigmático, una prominente preparación académica, la publicación de tres importantes libros y una públicamente declarada actitud férrea contra el crimen organizado, lo llamaron “Mr. 10 por Ciento”, pues -concluyen los reporteros- el gobierno de los Estados Unidos elaboró un portafolio de asuntos y denuncias contra el militar, como el hecho de que siendo Director de Administración y Adquisiciones Militares, se presume desvió recursos y herramientas. Horas después, William Ostick, portavoz del Departamento de Estado del gobierno de los Estados Unidos para América Latina, negó que la administración de Barack Obama haya influido para que el General García Ochoa no fuese nombrado Secretario General de la Defensa, cargo que Peña concedió al General Salvador Cienfuegos. El vocero de la Unión Americana desestimó los documentos, análisis y versiones que personas de la DEA y del propio gobierno, facilitaron a los reporteros de The New York Times. Lo cierto es que habiendo sido uno de los candidatos a Secretario General de la Defensa, García Ochoa terminó designado Comandante de la XI Región Militar con sede en Torreón, Coahuila, en enero de 2013, por el Presidente Enrique Peña Nieto. Cargo que dejará el 1 de diciembre de 2013, para suceder al General Gilberto Hernández Abreu, como Comandante de la II Región Militar con sede en Mexicali. Hernández Abreu, que llegó con la consigna de mantener un bajo perfil sobre las actividades del Ejército Mexicano en Baja California, particularmente en Tijuana, hecho que terminó con la instalación de varios e importantes retenes que topaban el paso de la droga en el sur de Ensenada y en el paso de Sonora a Baja California, dijo extraoficialmente que no se va porque no haya hecho un papel a la altura de las circunstancias, sino que su relevo es parte de un proceso nacional donde todos los mandos de las doce regiones, serán rotados. El General Hernández Abreu tomará posesión, el mismo 1 de diciembre de 2013, como Inspector General del Ejército y Fuerza Aérea, en la Secretaría de la Defensa Nacional, lo cual lo ubica en la posición cuatro en la jerarquía militar de la SEDENA. Mientras, el General Moisés García Ochoa deberá hacer frente a la estrategia de seguridad en Baja California, donde las ejecuciones han incrementado en este año, y el Cártel de Sinaloa ha asentado sus reales en la mayor parte del territorio del estado. El General, hijo de periodista y escritor El General Moisés Augusto García Ochoa, nació en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, el 6 de abril de 1951; es hijo del periodista y escritor oaxaqueño Don Augusto García Moguel, y la señora Amparo Ochoa Yaven, también originaria de Chiapas. Quizá por la influencia del padre, pero si algo se le reconoce a García Ochoa, es la publicación de tres libros importantes en la vida académica del Ejército Mexicano: “La Participación de las Fuerzas Armadas en el Entorno Actual de la Seguridad Pública” (2009), “Repasando los Derechos Humanos” (2010) y “Juárez, Testimonios” (2011). Augusto García Moguel fue un periodista y escritor de sólida trayectoria, reconocido luego de que Fundación Federico Hoth A.C. tuvo a bien publicar una obra suya que recoge la riqueza cultural oaxaqueña. El título que marcó la obra de García Moguel es el “Ensayo Bibliográfico del Estado de Oaxaca”, que recoge textos de los más diversos autores oriundos de la región, desde Benito Juárez y Porfirio Díaz, hasta Rufino Tamayo. Además, el libro documenta la herencia lingüística de Oaxaca, al igual que refiere los sitios arqueológicos y pueblos que definen a la entidad, e incluso, recopila códices prehispánicos, por lo que es considerado una herramienta vital para la investigación del sureste mexicano. García Moguel terminó el ensayo en 1980, pero no logró publicarlo hasta que a principios del año 2000, Fundación Federico Hoth decidió compartir este acervo y, de igual manera, rendirle un homenaje póstumo al intelectual que metódicamente lo recopiló.