17.6 C
Tijuana
viernes, septiembre 20, 2024
Publicidad

Invisibles

Entre la derrota electoral en el Estado, del 7 de julio de 2013, la ausencia de su líder, el futuro Embajador, Fernando Castro Trenti, y su posición de acompañar al Presidente de la República, lo que significó –en la aprobación de la homologación del IVA al 16 por ciento en la frontera– dar la espalda a los bajacalifornianos, los priistas como que se han hecho invisibles. Sin liderazgo, cada quien anda por su lado. Las distintas corrientes cada vez son más evidentes, y la falta de una representación política destacada en el estado, los hace ver dispersos, perdidos, desorientados. En esa circunstancia es evidente la ausencia política, ideológica y de mando, de Fernando Castro Trenti. Durante más de 20 años, este priista aglutinó los esfuerzos tricolores para lograr, aun en la derrota, posiciones en ayuntamientos, gobiernos, estado, congreso, paraestatales, y donde se pudiera, a base de la negociación en términos de acompañamiento político. Antes que el presidente Peña Nieto, Castro hizo en esta entidad, lo mismo con Eugenio Elorduy que con Guadalupe Osuna, su pacto por Baja California. Poder tras el Congreso del Estado, compró la voluntad política de petistas, pebecistas, panalistas y uno que otro panista y perredista, para inclinar las votaciones, y negociar posiciones para los suyos. Antes y durante la campaña en la que salió derrotado este 2013, Castro fue quien palomeó y dio la línea priista para cuanta cosa se hiciera pública. Sin este acompañamiento, los liderazgos priistas ni se ven, ni se sienten, ni se escuchan. Los alcaldes salientes no hayan la puerta. Con el Congreso anterior, negociaron sus cuentas y apoyos a cambio de declinar a sus aspiraciones en favor del finalmente derrotado. Los diputados que hoy llegaron a la Cámara local, no encuentran a quién seguir. Se dividen entre aquellos convencidos que René Mendívil es el sucesor de Castro en Baja California, y quienes corresponden a los intereses de Jorge Hank Rhon, por eso el PRI, por primera vez en 18, 24, años, no tiene una bancada tricolor unida, y ha debido echar mano de las minorías, para llegar a los 9 votos, y romper los autoritarios 17 sufragios que el PAN requiere para tener la mayoría. Los dirigentes de los partidos en cada uno de los cinco municipios, están igual de apagados. No dan la cara, poco salen, con tal de no tener que justificar a los diputados federales priistas, que por estos días son harto repudiados por grupos organizados de empresarios, ciudadanos, separatistas, sociales y políticos, por haber votado, seis de ellos, a favor de la reforma fiscal del Presidente Enrique Peña Nieto. A excepción de Nancy Sánchez, la dirigente estatal que medianamente ha dado la cara, y fijado postura, y José Luis Hernández Silerio, el líder en Tijuana, el resto de los priistas anda bastante opacado. Por ejemplo, tan perdidos se la han pasado, que ni uno solo de los liderazgos tricolores, ni siquiera Mendívil, ni siquiera Castro, mucho menos Sánchez, supieron con anterioridad, que Juanita Pérez Floriano, la hankista más aguerrida, la cetemista más madura y la priista más roja, dejaría sus compromisos priistas para irse a trabajar con el gobierno panista de Kiko Vega; al igual que los bajacalifornianos, los del PRI se enteraron del movimiento el día que el Gobernador lo anunció. No es bueno, en términos de la democracia y la transición, que el PRI esté descabezado y desorientado en Baja California. Independientemente que se pierden espacios de representación que deben ser un equilibrio hacia el partido en el gobierno, la diversidad política es necesaria para el desarrollo del estado. Fernando Castro Trenti está a días de ser confirmado en el Senado de la República como Embajador de México en Argentina, su encomienda será otra, y estará a prácticamente once mil kilómetros de distancia de Baja California; no podrá, aunque así lo desee, mantener su posición o su visión hacia los priistas bajacalifornianos. En esa circunstancia, los rojos no tienen de otra, deben imponer, hacer, seguir, encontrar, nuevos liderazgos, o el gobierno que inicia, pactará con quienes en la campaña –como Juanita Pérez– los apoyaron, a decir de Kiko Vega, con su voto: viejos y ex reo, tricolores, para sustentar la gobernabilidad del Estado. Y eso, sí sería grave.

Previous article
Next article

Autor(a)

- Publicidad -spot_img

Puede interesarte

-Publicidad -

Notas recientes

-Publicidad -

Destacadas