Mientras el gobernador del Estado prometió disminuir el presupuesto de gasto corriente, y de hecho ha comenzado por los salarios de gobernador, secretarios, subsecretarios y directores, que en promedio bajaron para la primera catorcena de noviembre un promedio de 10.9 por ciento, en otras áreas, el despilfarro continúa. Por ejemplo, hay -como se escribió aquí líneas atrás- funcionarios que antes de generar una idea, solicitaron remodelación de oficinas, y están aquellos que en un intento por hacerle una imagen institucional al gobierno de Kiko Vega, ordenan la pinta de todo, para adecuarlo al logotipo que para la institución estatal ha seleccionado el director de comunicación, el joven Roberto Karlo López. El logo, quizá el Lector ya lo habrá visto, es el escudo de Baja California, una raya horizontal con los colores de la alianza azul panista, verdeazul panalista, amarillo perredista, el naranja pebecista, más el gris quién sabe por qué. Luego de la colorida raya, en mayúsculas “Baja California”, y bajo éste, Gobierno del Estado. Las indicaciones de la dirección de comunicación, contenidas en un plan de 37 páginas que delinea hasta cada renglón del boletín informativo, son que el referido logotipo deberá pintarse en todas y cada una de las cosas que integran el inventario del gobierno estatal. Desde imprimirse en tarjetas de presentación y papelería rotulada, hasta en plumas, tazas, camisas, camisetas, camiones, patrullas, pick-ups (indicaciones en la imagen). Lo cual, en un gobierno austero y en época de crisis, resulta un despilfarro ¿Por qué no aprovechan e institucionalizan la imagen y el logotipo del Gobierno del Estado para que, independientemente del mandatario o partido (s) en turno, no se deban repintar todos los elementos de la administración estatal cada seis años? Es pregunta cuya respuesta sería oportuna, ahora que no se ha enviado el Presupuesto de Egresos al Congreso del Estado. Después de todo, el gobierno estatal al que todos aspiran, es a manejar la institución, no el logo.
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