Llenos de amor y de sueños su ilusión cristalizaron en la bonita Tijuana sin olvidar Guanajuato. Cumplieron con la misión divina vivieron los días de rosas y espinas procrearon seis hijos y una docena de nietos. Con la bendición de Cristo llenos de amor y esperanza después de cincuenta años vivieron sus vidas para siempre en la iglesia cristiana. Él trovador y ella ama de casa el Fermín y ella María porque la vida pasa y pasa y pasa y vuelve a pasar Cristo bendice este hogar de Fermín y de María. José Palma Herrar Tijuana, B.C.