En un hecho fortuito, ocurrido el 17 de octubre, al mismo tiempo que policías municipales impartían un curso DARE sobre prevención contra las adicciones y las drogas en una escuela primaria de la Colonia 89, uno de ellos observó a un joven de 15 años fumando marihuana, tranquilamente, en el patio de la secundaria contigua. El menor, quien estudia en la Telesecundaria Número 20 de la colonia 89, confesó minutos después a los policías y al director del plantel, que además del cigarro que fumaba, tenía guardado ahí cerca un envoltorio con el resto de la hierba. Los policías y el maestro lo acompañaron, y aun dentro de la escuela, detrás de unos salones que colindan con la primaria, el joven metió la mano bajo una banqueta y sacó la bolsa con la droga. Mientras le preguntaban sobre el origen de la marihuana, confesó que la había comprado a un compañero de escuela en 30 pesos, y que había otros estudiantes involucrados, una pequeña red de narcomenudeo entre alumnos de la misma telesecundaria, quienes vendían y/o consumían la droga ahí mismo. Fueron cinco más los implicados. Los padres o tutores de estos seis alumnos, fueron citados al plantel de manera urgente por el director, Marco Francisco Sánchez Rosales, quien tras explicarles lo ocurrido, permitieron que la Policía trasladara a los menores a la Comandancia de Policía ubicada en Calle 9 y Espinoza. Ya en las oficinas de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal (SSPM), a las 3:00 pm, ese mismo día el juez calificador en turno y actual coordinador de jueces calificadores, Arianne Zaire Cordero Gabiño, recibió a los menores y tuvo la evidencia. Tenía al consumidor descubierto y a los presuntos vendedores de droga señalados por él y otros alumnos. Pero su decisión fue regañarlos y dejarlos ir. La juez no los canalizó ante ningún Ministerio Público, debido a que la cantidad de droga era muy poca y no había evidencia sólida de la compra y venta. Los alumnos fueron regresados a sus casas, únicamente con una amonestación verbal por parte de Cordero Gabiño. Ninguno pagó una multa, únicamente el menor que estaba intoxicado tras haberse fumado el cigarro de marihuana en la telesecundaria, pasó algunas horas en barandillas, mientras se le pasaba el efecto. Diversos abogados entrevistados por ZETA en torno a este caso, y a la decisión de Cordero, advierten un error grave. Ricardo Martínez Nuño, titular de la Barra de Abogados de Ensenada, aseguró que desde cualquier ángulo, la decisión de la juez calificador debió haber sido canalizar el asunto y la evidencia “por mínima que fuera”, en este caso, el envoltorio de marihuana que el menor entregó a la Policía, ante el Ministerio Público, para que ellos se encargaran de investigar. Otros abogados especialistas en derecho penal coincidieron en lo dicho por Martínez: era obligación del juez calificador enviarlo ante el Ministerio Público Especializado en Menores. Pero no fue así. El reporte de este caso, elaborado por agentes municipales, quedó registrado bajo el número de oficio 038089/13. Ahí, los oficiales Adriana Ramírez Juárez y Eduardo Manuel Cruz Peralta, narraron los hechos. Tras lo que fue un mero regaño por parte del juez calificador, los alumnos regresaron a clases de manera regular. El director Sánchez Rosales tomó la decisión de no suspenderlos, sin embargo, debían adquirir tres compromisos con el plantel, que incluso firmaron junto con sus papás. Éstos fueron, hacerse un examen antidoping, acatar al pie de la letra los reglamentos, y asistir a unas 20 sesiones de pláticas sobre drogadicción, impartidas por el Gobierno del Estado, a través del programa denominado “FORMA”. “Para nosotros como escuela nos es muy difícil tener 300 ojos, son los niños que tenemos en la escuela. Nos es muy difícil poder cubrir geográficamente el terreno, y más en las condiciones en las que está. Nosotros no contamos con prefecto, no contamos con personal de apoyo para ver qué están haciendo los niños. Entonces es el director, secretario, y cada maestro en su grupo”, comentó Sánchez a ZETA. El plantel cuenta con 12 maestros, el director, una secretaria y un intendente, quienes atienden aproximadamente a 300 estudiantes en el turno matutino, e igual número en el turno vespertino. “Este muchachito se fue y se le hizo fácil fumarse un cigarrito allá atrás, lo detectó una oficial que estaba dando pláticas de DARE en la primaria, y para buena suerte, yo pienso que más que para mala suerte, fue para buena suerte de él; entonces esta persona, el oficial, vino aquí y me notificó”, narró el director de la escuela, quien en su momento cuestionó al joven: “¿De dónde sacaste esa droga, quién te la dio, dónde más la traes?, y ya empezó a decir que no, era un cigarrito y bueno, al final, empezó a involucrar a más personas, y entre todos los grupos fueron un total de seis jóvenes que salieron en la cuestión de uso”. — ¿Es la primera ocasión que les toca algo así?, se cuestionó a Marco Francisco Sánchez Rosales. “Sí es la primera vez, de los años que yo tengo de estar al frente de esta escuela, es la primera vez”. — ¿Hay un protocolo a seguir? “No está bien definido”. En efecto, el protocolo que sigue el Sistema Educativo estatal es discrecional. En entrevista con el coordinador de Seguridad y Emergencia Escolar del SEe, Emeterio Nava Valles, se informó que los datos duros y estadísticos de incidencia de menores que consumen drogas en escuelas, y los incidentes relacionados con ellas, simplemente no existen. Por lo menos no en esta área, que opera principalmente de manera reactiva, atendiendo emergencias y llamados de las escuelas en materia de seguridad.