A partir de enero de 2014, el ciudadano que tramite su credencial del Instituto Federal Electoral (IFE) podrá decidir sobre la visibilidad de su domicilio en la identificación, según lo aprobado durante sesión extraordinaria del órgano autónomo, el 24 de octubre, con seis votos a favor y dos en contra. Para el próximo año, el IFE tiene contemplado un presupuesto de 12 mil 334 millones de pesos, de los cuales 4 mil 44 millones serán para el financiamiento de partidos políticos, y 8 mil 289 millones para gastos de operación del organismo. Entre éstos se consideran proyectos como la “consolidación de nuevas tecnologías” para la seguridad del padrón y lista nominal, “modernización del sistema de Radio y Televisión”, entre otras. La creación de este proyecto presupuestal se anunció a finales de agosto, cuando el cambio en las credenciales no estaba planteado, y hasta ahora, no se ha hablado de considerar una modificación en los egresos de 2014. Se trataría, entonces, de implementar un nuevo rasgo tecnológico para proteger la dirección del ciudadano, de tal forma que ésta no pueda ser leída. Actualmente existen 82 millones 291 mil 251 mexicanos con credencial de elector vigente, mientras que en el proceso electoral de 2012, se registraron 79 millones 454 mil 802 electores. En tan solo un año, se agregaron más de 2 millones de ciudadanos a la lista nominal. De seguir la tendencia, serían 2 millones de personas quienes tengan la posibilidad de solicitar este detalle de confidencialidad aún no contemplado en el presupuesto del IFE. Por otro lado, a partir del 31 de octubre, el Consejo General del IFE funcionará con solo cuatro integrantes para entrar en un estado de excepcionalidad, debido a la salida de igual número de consejeros. Leonardo Valdés Zurita, Macarita Elizondo Gasperín, Alfredo Figueroa Fernández y Francisco Guerrero, terminarán su encargo el 30 de octubre próximo, con una liquidación de un millón 200 mil pesos cada uno. Seguirán en funciones Marco Baños, Lorenzo Córdova, Benito Nacif y María Marván Laborde. Los consejeros que se quedan han aceptado la llegada de una crisis institucional, acompañada por el planteamiento de la creación de un Instituto Nacional Electoral y de un Sistema Electoral Mexicano. Por lo pronto, es responsabilidad de la Cámara de Diputados completar la estructura del Consejo en los próximos días.