Ya se hizo costumbre que, en las óperas, producciones escénicas, conciertos y otras presentaciones de artistas del centro del país, los talentos bajacalifornianos se lleven las noches colmados de aplausos y alaridos. Así sucedió en la noche del Concierto de Aniversario que ofreció el tenor Fernando de la Mora en ocasión al onomástico número 31 del Centro Cultural Tijuana (CECUT) el sábado 12 de octubre. Apenas hace unos días actores y músicos de estas tierras destacaban en la presentación del teatro de cabaret “Los Vecinos”, que tuvo como protagonistas a Hernán del Riego y la Orquesta de Baja California, al lado artistas del centro de la República como Regina Orozco, Jesusa Rodríguez y Liliana Felipe. En la noche bohemia del 12 de octubre destacaron, otra vez, artistas bajacalifornianos, en su mayoría bastante jóvenes. Fueron festejadas hasta el cansancio las ejecuciones artísticas de Tijuana Camareta, Sinfónica Juvenil de Tijuana, Ensamble Lírico Juvenil, bajo la dirección musical del maestro Pavel Getman, dirección artística del tan vitoreado tenor José Medina, con la coordinación artística general de la compañía Ópera de Tijuana. Pero quien se robó la noche fue indiscutiblemente la soprano Andrea Sophia Ponce Alcaraz, quien iniciara su carrera artística en el Coro de Niños de la Ópera de Tijuana hace más de 5 años, bajo la tutela del maestro José Medina. La angelical voz de la soprano no se apocó ante el imponente registro del tenor Fernando de la Mora; juntos interpretaron la pieza “Un viejo amor” de Alfonso Esparza Oteo; los aplausos y festejos para Sophia Ponce fueron inapelables. La noche bohemia transcurrió entre piezas emblemáticas de la música mexicana como “Cuando vuelva a tu lado” de la bolerista María Grever, “La media vuelta” del mítico José Alfredo Jiménez, “El Andariego” del famoso compositor Álvaro Carrillo, “Amor eterno” del popular Juan Gabriel y los requintos del tradicional trío “Los Panchos” con “Flor de Azalea”, “Rayito de luna”, “Reloj”, “Nosotros”, “Sabor a mí”, “Sin Ti”. Pero una vez más, los jóvenes artistas bajacalifornianos, pupilos de los maestros José Medina y Pavel Getman, hicieron suya la noche bohemia al llevarse el reconocimiento del público a través de aplausos perennes y vítores unánimes.