A los 86 años de edad, murió ayer jueves la Madre Antonia Brenner. Luchadora incansable, Mary Clarke, conocida como Madre Antonia, dedicó los últimos 36 años de su vida al apostolado que la convirtió en un ícono de Tijuana: asistir física y espiritualmente a los presos de “La Peni” y a sus familias. “La Mamá”, la llamaban los reos del Centro de Readaptación Social de La Mesa, donde Brenner habitó por años, cuando la cárcel era “El Pueblito”, un lugar en el que los presidiarios purgaban su condena acompañados en compañía de sus familias. Descendiente de irlandeses, Mary Clarke nació el 1 de diciembre de 1926 en Los Ángeles, California; casada en dos ocasiones, procreó ocho hijos y le sobreviven siete. En 1976 tomó los votos religiosos con las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad de San Juan Eudes, convirtiéndose desde entonces en la Madre Antonia. Un año después ingresó a “El Pueblito”, donde habitó en una pequeña celda a los largo de 13 años; ahí, cada mañana en el pase de lista a los prisioneros, se identificaba como “Antonia Brenner, presa por la gracia de Dios”. En 1990 fundó la Casa Campos de San Miguel, cerca de la penitenciaría, la cual aloja a mujeres que visitan a sus familiares presos, así como a féminas que han cumplido una condena y carecen de un hogar. A la fecha la asistencia en este lugar se extiende a los deportados de Estados Unidos, a quienes todos los días, las religiosas ofrecen desayuno. La caridad de la Madre Antonia la llevó a fundar Brazos Abiertos en 1997, institución de caridad que brinda ayuda a las familias de policías acaecidos en cumplimiento de su deber. En marzo de 1998, formó las Siervas de la Undécima Hora, congregación religiosa que da seguimiento a la causa de la Madre Antonia. En 2004 se publicó el libro “El Ángel de la Prisión”, que da cuenta de su vida consagrada a reos y ex presidiarios, en cuyos “… rostros veo a Cristo, y servirle a él es una gran alegría”, repetía constantemente la Madre Antonia. En 2005 ingresó al Salón de la Fama de los estadounidenses que ayudan, mientras que en Tijuana, la calle de acceso a la “Peni” lleva el nombre de Madre Antonia Brenner en su honor. En 2010, su salud menguó debido a afectaciones bronco respiratorias, falleciendo la mañana del jueves 17 de octubre de 2013, en la casa de la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, en el fraccionamiento Las Huertas, en Tijuana, acompañada de sus hermanas religiosas. La Madre Antonia es velada en esa misma parroquia, y serán sus hijos quienes decidan dónde culminarán los servicios funerarios. “Misericordia para los hijos del pueblo y mayor oportunidad para ellos”, fue uno de sus deseos manifestados a ZETA en una de las últimas entrevistas concedida a este Semanario. En Paz Descanse.