Las advertencias estaban ahí, la Bolsa de Valores alrededor del globo lo resintió y al peso mexicano también le dieron su llegue. Si para el jueves 17 de octubre, los legisladores norteamericanos no aprobaban elevar el techo de la deuda pública, el cierre total de su gobierno sería el detonador de otra recesión. Sin embargo, antes de la fecha límite, todos los involucrados, incluyendo al Presidente Barack Obama, aceptaron una propuesta que evitó la posibilidad de que el gobierno del país vecino cayera en el incumplimiento de sus pagos. Ahora, la gran duda es qué sucederá de aquí al 15 de enero, cuando se nuevo se acaben los recursos públicos, y al 7 de febrero, fecha en que debe tomarse la decisión definitiva para elevar -o no- el límite de la deuda. A la fecha las dependencias recuperan poco a poco su operatividad, todos los parques nacionales y monumentos vuelven a recibir a sus visitantes, pero existe la posibilidad de que la polarización de republicanos y demócratas se agudice en los próximos meses, considerando que la resolución de estos días apenas fue un curita para una gran herida. Analistas coinciden en señalar que el plan aprobado para permitir el regreso de trabajadores federales a sus puestos dista mucho de ser un modelo para un gobierno bipartidista. Esto, claro, porque las asperezas distan mucho de estar limadas cuando los dos partidos en pugna tienen visiones totalmente contrastantes sobre las finanzas del país y la ruta que desea tomar Obama. Por si alguien todavía tiene alguna duda, el primer mandatario estadounidense llamó a la extrema derecha de los republicanos, -léase Tea Party- que renunciara a su ideología anti-gobierno, luego de que la suspensión de actividades “causó un daño innecesario a nuestra economía”. En ese tono, el debate continuará en Washington, donde aún están pendientes la reforma migratoria y el presupuesto. Suerte.
Crisis en Congreso de EU no se resuelve, solo se pospone

Autor(a)
- Publicidad -