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martes, octubre 1, 2024
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Señora Tentación

Éramos escuincles. Desde entonces la conocí. Vivía a dos cuadras de mi casa. La suya era única de dos pisos en nuestra calle. Reducido el frente. Apenas puerta y ventana ancha casi cuadrada. No como las demás. Angosta. Alta y con barrotes. Seguido nos veíamos porque íbamos a la misma escuela. En salón y recreo cada quien por su lado. De vez en cuando caminábamos juntos a la casa o estudiar. Pero nunca hicimos amistad. Terminando primaria nos fuimos a secundarias diferentes. Pero supe dónde estudiaba. De chiripada nos encontrábamos y simplemente saludo. Cuando terminaron las clases entré a trabajar. Ella se fue con unos parientes a la Ciudad de México. Pero iba a San Luis Potosí cuando vacacionaba. Semana Santa o fin de año. Entonces nos veíamos en las posadas. Nunca platicamos. De repente en una de esas ya la vi hecha toda una señorita. Labios pintados. Crinolina rosita que era la moda. Muy guapa. Nunca le conocí novio. Pero no faltaban pretendientes. Muchos la chuleaban al verla. En las tardeadas hacían cola para bailar con ella. Andaba en mis 24 años y seguramente ella también cuando volvió del Distrito Federal. Luego luego se supo. Sus parientes la regresaron a propósito. Amaba mucho a un hombre mayor de edad. De vez en cuando vivían juntos. Le daba muy mala vida. Aún así ella lo quería mucho. Supe hasta el nombre del aprovechado. Pero a pesar de todo lo pasado físicamente era como cantó Agustín Lara: “…mujer hecha de luz/de rosas en botón/mujer encantadora/señora tentación”. Ella sabía de su belleza y buenas formas. Le encantaba caminar frente a los grupos de jóvenes. Se me figuraba a propósito. Para ser envuelta en piropos. Y siempre llegaba a su casa con pretendientes siguiéndola. Unos se atrevían a emparejársele y hacerle plática. Suplicarle verla por la noche. Pero nunca les hizo caso. A todos los derretía con su indiferencia. Se me figuraba una María Félix chiquita. Y así como en las películas era tremenda. Había ocasiones cuando dejaba a propósito la ventana abierta en la noche. Nada de correr cortinas. Se iba quitando la ropa como si estuviera sola. Con naturalidad. Hasta quedarse desnuda. Y luego luego apagaba la luz. Entonces ya no había galanes al pie de su ventana ni nadie llevaba serenatas. Pocos verdaderamente admiradores y muchos mirones. Sentaditos todos cruzando la calle. Era un valor entendido. Nadie cerca. Si alguien lo hacía o tocaba la ventana, inmediatamente corría la cortina. Apagaba la luz. Le encantaba ser vista pero no molestada. Y todos los compas por el rumbo estábamos pendientes para admirarla. Hasta se corría la voz cuando de pronto se iba al Distrito Federal. Contaban que iba a ver a su querido. Cuando mucho una semana. Puro amor sin oportunidad de abrirle las puertas al maltrato. Por aquellos días no se me olvida otra guapura. Pero ésta si era malora. Nos prevenía cuando íbamos a nadar. Enorme alberca de un particular. Trampolines y toda la cosa. 50 centavos la entrada. Nada más la veíamos llegar y todos fuera del agua. Sentaditos a orillas del estanque. Viendo para los vestidores. De repente salía aquella hermosura. En un pestañeo. Desnuda. Gritaba más o menos: “Muchachos…no se vayan a asomar porque no tengo ropa y me voy a cambiar”. Y se metía. Todos aplaudíamos. Luego aparecía en traje de baño pero cuidadito con acercársele. Del cachetadón no se salvaba. Recuerdo todo esto a propósito de lo recientemente sucedido en Sinaloa. El septiembre 11 de matanzas, narcos y policías alcahuetes. Como siempre, todos los días acceso a las páginas de varios periódicos en mi computadora. El día 23 me acalambró una nota de Noroeste de Sinaloa. No podía creerla. Hasta la imprimí. Escrito quedó: “…en la Delegación estatal de la Procuraduría General de la República se desconocía que Rodolfo Carrillo Fuentes ‘El Rodolfillo’, tuviera órdenes de aprehensión por delitos contra la salud, y también de su presencia en Culiacán y Navolato”. Declaraciones del licenciado Rafael Contreras Labra. Delegado de la PGR en Sinaloa refiriéndose al narcotraficante ejecutado ese día. Lo primero que pensé. “Este señor se está curando en salud”. Es que todos en Culiacán y Navolato saben dónde vivía “El Rodolfillo”. Sobraban quienes lo vieron, saludaron y platicaron con él. Eso no es un secreto. Hasta los que vivimos a más de mil kilómetros de Sinaloa lo sabemos. Carrillo Fuentes se dejaba ver. Como aquellas guapuras de mi juventud. Exhibiéndose. Faroleando. Admiradores le sobraban. Pero la policía nunca se le arrimaba como los pretendientes a la inolvidable señora tentación. Para remachar: Transcribo otra de las frases pronunciadas por el señor Contreras Labra. “…en los juzgados de distrito del Estado no se encontró ningún mandamiento judicial vigente contra Rodolfo Carrillo Fuentes, hermano de los jefes del Cártel de Juárez”. Contradiciéndose sin querer todavía justificó el señor Delegado: Sobre la orden de aprehensión declaró que debía ser a consecuencia “…de alguna averiguación previa de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO)”. Y como para zafarse responsabilidad aclaró: “Es decir, todos los asuntos que corresponden a la delincuencia organizada, la Delegación Estatal no tiene participación en la investigación ni en la integración de la averiguación previa”. Resumiendo: “Rodolfillo” sí tenía orden de aprehensión. Válida en todo el país. No nada más por la SIEDO. Es falso. Y este Carrillo Fuentes asesinado en septiembre 11 era un narcotraficante poderoso. Más por el parentesco y menos por sus méritos. Se hizo mayormente fuera de Sinaloa después de muerto y no tanto en vida. Pero todo mundo sabía de sus malos pasos. En lo personal me desilusiona el señor Contreras Labra. Pero comprueba la alcahuetería policíaca. Imagínese. El Delegado de la PGR en una de las regiones con más narcotráfico. Donde residen los mundialmente afamados capos. Se supone fue enviado a ese Estado por capaz. Y resulta lo peor: No sabía que “El Rodolfillo” tenía orden de aprehensión. Tampoco que allí vivía y se paseaba. Para reírse. Es como la muchacha aquella: “No me vayan a ver porque estoy desnuda”. Escrito tomado de la colección “Conversaciones Privadas” y publicado el 12 de diciembre de 2008;  propiedad de Jesús Blancornelas. 

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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