La tarde del primer sábado de septiembre se despidió lentamente con la sombra que dejó el caminar de los rockeros que subieron a la colina del Estadio Gasmart -o de los extintos Potros de Tijuana-, enfilados, con pulseras blancas de la telefonía sobre las muñecas, respondiendo a la convocatoria de un encuentro rocanrolero disputado entre guitarras, bajo, tambores, saxofón, armónica y trompetas. El ocaso se asoma, pero insiste en disminuir la velocidad de su despedida. El Cerro Colorado luce cabizbajo, aunque más rojo que de costumbre, los personajes van y vienen alrededor del recinto beisbolero, donde para algunos será su primer concierto, mientras que para otros, uno más para escribir en el diario personal. Cada quien con su historia en su mirada, en el asombro, la personificación del rock. Pese a la mala dinámica de distribución de boletos, el flujo es incesante. De a poco, pero fluye toda la noche hasta superar los 3 mil asistentes. Diferentes públicos conviviendo: los rockeros de abolengo buscando la oscura perspicacia del buen Alex Lora y su Three Souls in my Mind (El Tri de México), los electro-danzantes dejándose guiar por la mezcla de Kinky, y los indies y melómanos queriendo saciarse con Torreblanca. Tres protagonistas del tour que recorrerá el país, la gira Rockampeonato Telcel, que este año cobijará a Un Día de Octubre, banda oriunda de Chihuahua, que luego de su presentación, dejaron en claro el parentesco musical que por más de una década han desarrollado con la agrupación regiomontana Jumbo. Los jóvenes músicos ganadores de la edición anterior de Rockampeonato, aterrizaron en Tijuana sin tela de donde cortar. Lo interesante de este encuentro es el apoyo a las bandas emergentes a través de una plataforma que pudiera ser considerada como la principal del país, no solo en el género, sino por su proyección itinerante, de ahí que grupos como Kinky vuelvan a participar en la gira: “Hace algunos años participamos en Rockampeonato, sin duda es una de las giras más exitosas por su producción, la propuesta es muy buena por apoyar a la música, por trabajar con bandas emergentes, brindarles una gira extensa y un disco”, subrayó en entrevista con ZETA Carlos Chairez, guitarrista de Kinky. Al cuestionar al músico sobre la evidente falta de desarrollo de los artistas ganadores del Rockampeonato, como los casos The Hong Kong Blood Opera y Teletransportador, quienes obtuvieron disco y gira al resultar triunfantes de dicho concurso nacional, opinó: “Depende de cada artista, lo de Telcel es un arranque, también las bandas tienen que hacer lo suyo, no sé qué factores hayan influido para que no hayan hecho más cosas después, pero es difícil seguir a este tipo de bandas si no provocan movimiento. Ellas mismas, luego de toda la proyección que logran con esto como el Rockampeonato, tienen que seguir haciendo música, picar piedra, desarrollar un buen show. Allá afuera hay mucho público, pero tienes que gustarles”. Las marcas y la música Referente al tema de cómo las marcas y empresas se han interesado en la industria de la música, y cómo algunos músicos se han casado con ellas para sobrevivir, el guitarrista mencionó: “Esa estructura de las marcas es clásica para los festivales, por ejemplo, Coachella (Indio, California) y Glastonbury (Inglaterra) tienen grandes patrocinadores, de cerveceras, de telefonía, pero son ellas las que convocan. A nosotros nos permite llegar a grandes escenarios que están armados con toda la mano, como el que nos pone Telcel”, destacó. Para Juan Manuel Torreblanca, quien en su momento licenció el tema “Roma” a Telcel para anuncios comerciales, y ahora recorre el país con la gira Rockampeonato, ligarse a marcas es una manera tomar las oportunidades. “En 1993 era muy difícil aliarte a una marca porque era el equivalente a venderte, y para nosotros es muy necesario hacer esa diferenciación en la mente y decir ‘no me estoy vendiendo a Telcel’, soy Manuel Torreblanca, no soy de Telcel, mi música se la licencié, la compuse para expresar algo, nos dio mucha diversión pero es un producto, como tal lo vendimos a la empresa y tomamos ese patrocinio para una forma de sobrevivir. Es algo que tenemos que reflexionar, porque hay veces que el lado más independiente de uno quisiera no hacer ciertas cosas”, subrayó el también productor del disco “Déjenme Llorar”, de Carla Morrison, ganador del Grammy a Mejor Disco Independiente, quien cree que el Rockampeonato es una experiencia satisfactoria de apoyar a la música emergente. Retribuyen apoyo Tanto Kinky como Torreblanca comentaron a ZETA que han regresado parte del apoyo recibido en sus carreras a bandas emergentes. “Hemos aprendido que siendo independientes puedes lograr lo que buscas en materia de producción, y en ese sentido hemos apoyado varias bandas, algunas ayudándolos a publicar sus EPs o produciéndoles sencillos. Les echamos la mano como una manera de sembrar una pequeña semilla, nos late ser parte de ese desarrollo, y tenemos esa necesidad de producir, de crear música, pese a que desde nuestro inicio la industria del disco ha ido en picada, pero lo que más nos interesa es lograr proyección”, apuntó Carlos Chairez, quien junto a sus compañeros, movió a la multitud reunida a través de una presentación dinámica, visual y bailable. En el caso de Torreblanca, éste compartió con el Semanario su experiencia de haber grabado el disco de Carla Morrison, mismo que co-produjo junto al chileno Andrés Landón, en el llamado Pueblo Mágico de Baja California. “Estuve viviendo un mes en Tecate, cuando Morrison todavía vivía acá, para mí, producir ese disco representa la experiencia más mágica de mi carrera musical porque Carla tiene un talento puro, y ella cree en su talento, sabe lo que quiere, e identifica sus puntos fuertes. En ese momento Carla no tenía el exitazo de ahora, pero cuando terminamos de trabajar sus canciones, sabíamos que habíamos hecho el mejor disco de 2012, porque además lo hicimos en un refugio como es Tecate, sin distracciones y un ambiente de tranquilidad que les permitió gestar un disco introspectivo”, relató el líder de Torreblanca, quien en esta presentación en Tijuana compartió escenario con Juan Téllez y Juan Carlos Reyna, acordeonista y bajo sexto de Bostich y Fussible, de Nortec. Crítica social Cuando se esperaba que la crítica social recayera en la voz de Alex Lora, Torreblanca hizo lo contrario al interpretar “Lobo”, momento en que criticó cómo los humanos nos estamos matando unos a otros: “No quiero atreverme a hacer un análisis político certero, pero sí me lastima ver noticias donde los humanos se matan unos a otros, o que el negocio de tráfico de drogas y la violencia. Reflexiono en ello, luego escribo historias donde trato esos temas”, narró el músico, mientras Alex Lora fue directo en su presentación. Como era de esperarse, El Tri hizo suya la noche a través del folclor y la crítica social, en la que repetidas ocasiones se refirió al Presidente Enrique Peña Nieto por la Reforma Educativa y Hacendaria, a quien ya le escribió varias composiciones en las que ofrece una sátira a su gobierno. Además de presentar una canciones como “Cuando Tú No Estás”, “ADO”, “Las Piedras Rodantes”, “El Hablador”, “Fin de Siglo”, “Las Piedras Rodantes”, “Que Viva el Rock and Roll”, “Virgen Morena”, “Triste Canción de Amor”, entre otras, sobresalió el momento en que Lora invitó al legendario rockero tijuanense Javier Bátiz a compartir el escenario en un par de canciones, lapso que fue célebre sobre el templete y debajo de él, pues los pocos más de 3 mil rockeros festejaron sin desdén.