Aunque la cruzada nacional que Enrique Peña Nieto quiere emprender contra el chicle y las mascotas se antoja descabellada, los gravámenes planteados hace días por el primer mandatario priista distan de ser los más inverosímiles de la historia. Las ocurrencias del actual Presidente de este país son superadas con creces por ¡EN ZERIO! los siguientes impuestos: — Resulta que en Japón, un economista de nombre Takuro Morinaga alguna vez sugirió tasar a los hombres solteros y guapos. El razonamiento es que los varones de buen ver están menos dispuestos a comprometerse sentimentalmente y a formar una familia. Dado a que los nipones estaban padeciendo una crisis poblacional, habría que amenazarlos con una tasación especial para animar a los guapos a tener hijos, con tal de evitar una carga fiscal más. — En Irlanda y también en Dinamarca, los legisladores estuvieron peligrosamente cerca de aprobar una iniciativa de ley para gravar las flatulencias, o bien, las emisiones de gases del ganado doméstico, con el argumento de que contaminaban. — En Bucarest, el gobierno dictaminó una ley por la cual, a partir de 2011, quienes practican la brujería y la adivinación están obligados a pagar un impuesto del 16 por ciento de sus ingresos. Y aunque Usted no lo crea, amable Lector, dicen los historiadores que aún hay más… — Los finlandeses finalmente entraron en razón y rechazaron la propuesta de gravar a los ciudadanos obesos con un impuesto especial, además de elevar los servicios de salud para todos los residentes rechonchos. Al final, llegaron a la conclusión de que la medida era discriminatoria, pues. — Finalmente en el Siglo XVII, el Rey Guillermo III de Inglaterra impuso un tributo especial para los propietarios de casas que tuvieran más de seis ventanas, mientras que en México, en el Siglo XIX, durante el gobierno de Antonio López de Santa Anna, se le cobró a la gente que tuviera la osadía que colocar en sus viviendas puertas y ventanas.
Publicidad
