Cuando el cuerpo de un ente andante, que por obviedad, es prestado para darle asilo temporal al alma, siente que el tímpano derecho o cualesquiera que sea, le retumba en los interiores más profundos de su ser un tambor que le recuerda sus viejas alegrías, y le hace redobles con notas crispantes en fa y do mayor para recordarle que el cuerpo es solo un traje prestado y que nuestra perduración fuera de lo físico es eterna… eso no es más que el reflejo ante el espejo. Ivann Escoto Sainz Correo: burtonchildx@hotmail.com