Por más que se hace a la idea que una representación diplomática es un premio político más que un exilio ante la derrota electoral, Fernando Castro Trenti no está del todo convencido de querer dejar atrás tierras mexicanas. Ciertamente el abanico de ofertas en su caso fue estrecho, una subsecretaría, una dirección o la diplomacia. En el Gobierno Federal de Enrique Peña Nieto no cabe el regreso del perdedor a la Cámara, ahí los enjambres se están alineando en una corriente peñista, y Castro no sería el último legislador federal en ser enviado al extranjero. En cosa de días decidirán por él, adónde lo envían, dejando el terreno ganado –aun dentro de la derrota– para mejor postor. Que finalmente, es lo que más duele al diputado con licencia, Fernando Castro Trenti.