Poco después de las 9 de la noche, dentro del Palacio Municipal en la ciudad de Ensenada, entre vino, comida y mariachi, el alcalde Enrique Pelayo Torres, se tomaba el tiempo para platicar con sus invitados exclusivos, los que fueron. Las mesas vacías destacaron, en la que fue la última celebración del Día de Independencia de México, organizada por el XX Ayuntamiento en esta ciudad. La mayoría de los ausentes al menos hasta pasadas las 10 pm, fueron los integrantes del Cabildo. Solo asistieron: Hilda Chanes Miranda, del Partido Verde Ecologista; Graciela Moreno Pulido, del Partido Revolucionario Institucional; Aníbal Santana Chaires, del Partido Acción Nacional; y el Secretario del Ayuntamiento Miguel Ángel Ley. El resto, incluyendo el Síndico Procurador, no acudieron. La copa de Pelayo, era rellenada con vino tinto por un joven mesero una y otra vez. Había suficientes botellas para que no faltara. Presentes en el evento la mayoría de los directores de área: Comercio y alcoholes; el Instituto Municipal de la Juventud; el Instituto Municipal del Deporte; bomberos; protección civil; tesorería; infraestructura; obras y servicios; y otros. Destacaron entre los acompañantes a la mesa de Pelayo, cuatro diferentes representantes de las fuerzas armadas: uno de la Secretaría de Marina, otro del Segundo Regimiento de Caballería, otro de la fuerza aérea, y uno más de la base militar de El Ciprés. Los militares que llegaron temprano también aprovecharon el relleno de tinto en las copas, aunque no estuvo presente ningún titular en Ensenada de esas corporaciones. Se perdieron el vino. Poco antes de las 10 de la noche llegó al evento el Presidente Municipal electo, Gilberto Antonio Hirata Chico. Fue recibido por Pelayo y sentado junto a él en la mesa principal. A diferencia de Pelayo, Hirata no estuvo acompañado por su esposa. El encuentro entre ambos se vio forzado, al igual que las sonrisas que cruzaban. Sus conversaciones eran cortas. Afuera, en la explanada central, frente al edificio del Gobierno del Estado, había música de banda, niños cantores, y danza folklórica que amenizaban a las más de 3 mil personas quienes ya buscaban lugar, esperando el momento en que el Alcalde Pelayo saldría, al igual que en 2012, a sonar una pequeña campana mientras grita las consignas tradicionales del 16 de septiembre. El momento llegó casi a las 11 de la noche, sin presentaciones y antecedentes de la jura de independencia, como lo hicieron en 2012. Pelayo comenzó a gritar los tradicionales “¡Viva!”. Su presencia ante la ciudadanía fue lo más breve posible dentro del protocolo. Al centro de la plaza, de nueva cuenta, las manifestaciones pacíficas estuvieron marcadas por intimidación policial. Decenas de agentes del grupo de reacción inmediata SWAT, decenas de policías municipales, y otro tanto de policías vestidos de civil, rodearon e intimidaron a un pequeño grupo de integrantes del grupo #YoSoy132 que se manifestaban en absoluto silencio, alzando unas letras hechas de cartón y colores brillantes, con la leyenda “#YOSOY132NOREPRESIÓN”. Fotógrafos y reporteros que procuraban grabar el momento, eran obstruidos, al igual que el 15 de septiembre de 2012, por las lámparas de los policías municipales, encendidas y dirigidas hacia los lentes de las cámaras y rostros de reporteros. Se afanaban en impedir que las imágenes fueran tomadas con nitidez. De las luces hacia los rostros, los policías del SWAT, la mayoría con sus caras cubiertas por negras capuchas, pasaron a la amenaza hacia algunos fotógrafos. Les decían que no apuntaran los lentes hacia ellos, que bajaran sus cámaras o las apuntaran a otro lado. Lejos de lo que era una presencia exagerada de elementos de seguridad, frente a un puñado de manifestantes del movimiento #YoSoy132, que fue reprimido precisamente por los municipales un año antes. Esta vez no hubo jaloneos o detenidos. La opción de no abrir la boca, por parte del #YoSoy132, pareció estar dentro de lo aceptable para los oficiales. El evento continuó con juegos pirotécnicos, y con un robotizado Alcalde, que se transformó en un amigable personaje una vez dentro del edificio, donde continuaron con la fiesta VIP. Ahí sí a interactuar con todos, y otra vez entre vino, antojitos mexicanos y pocos invitados, civiles y militares.