“Hasta el presente ningún pueblo, ningún proletariado, ni ningún partido revolucionario ha conquistado el poder sin violencia y sin derramamiento de sangre”. (Enver Hoxha, “El imperialismo y la revolución”; 1979) Sin duda alguna el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) será el nuevo PRD. Será el reemplazo a la medida, será un partido esencialmente electorero, pacifista (apaciguador, mejor dicho), con careta humanista; defensor de las instituciones burguesas y mastín a ultranza del capitalismo. Cuando Morena obtenga su registro legal de manos del maldito gobierno (es decir del IFE), de los cuatro puntos cardinales volarán despreciables buitres y escorpiones burgueses a anidar y reforzar esa despreciable caverna anticomunista. Bandoleros del PRD, del PT y de MC, y tránsfugas del PAN y del PRI pronto irán a engrosar esa cueva reaccionaria. En las próximas pasadas votaciones el demagogo legítimo, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), fingiendo indignación calificó la alianza de la derecha con la izquierda de prostitución política. Es decir, AMLO a sus no hace mucho queridos compinches los tildó de corrompidos. Mañana, cuando la burguesía le otorgue el estatus legal a Morena para participar en el circo de bufones (esto es, en las votaciones), el demagogo legítimo los recibirá como si nada malo hubiera acontecido. Se abrazará y les palmoteará la espalda en público a los hediondos cerdos y lo hará como si se abrazara con blancas palomitas. Justificará su proceder con sus consabidas frases: “Es por el bien de la democracia”, “es por el bien del país”. Ése ha sido siempre el comportamiento del fantoche López Obrador. ¿Habrá persona honrada que dude que el régimen del usurpador priista Enrique Peña Nieto le vaya a negar el registro al partido de AMLO? Nosotros somos de la opinión que no. El régimen dictatorial otorga y quita registros a discreción. Desaparece y hace aparecer partidos a entera voluntad. Como un omnipotente mago. En un momento en que toda la izquierda burguesa (PRD, PT, MC) se han hundido en el putrefacto lodazal reaccionario llegando al desprestigio extremo, nada le es tan benéfico a la reacción que el surgimiento de un nuevo partido de izquierda. “Limpio, humanista y sin tacha”. Un relevo ad hoc. Los grandes capitalistas precisan del partido Morena de AMLO, dentro de su política de bascule. Para aparentar pluralidad y respeto a la disidencia. La reacción demanda una oposición leal, que le asegure que las masas explotadas no se brinquen las cercas, que no “desborden el cauce Constitucional” y que mantenga el movimiento dentro del marco pacifista (franciscano, mejor dicho) y sujeto a la legalidad burguesa para que las masas “no quiebren ningún vidrio”. ¿Habrá alguien que juiciosamente acepte que Convergencia (hoy Movimiento Ciudadano), propiedad del epígono del agente de la CIA, Fernando Gutiérrez Barrios, y ex priista Dante Rannauro cumplió a cabalidad los requisitos legales para su registro? Lo mismo podemos decir del partido de Echeverría y de Raúl Salinas, el PT; ni el Panal (Partido Nueva Alianza) de la rufiana priista-panista, liderzuela de los profesores Elba Esther Gordillo; ni el partido Verde Ecologista (PVEM). Todos estos partiduchos reaccionarios, unos de derecha y otros de izquierda, han conseguido su registro por decisión de los gerifaltes burgueses, porque ésa ha sido la voluntad de la clase capitalista en el poder. No por haber llenado puntual y cabalmente los requisitos. El tener un circo con muchos payasos haciendo piruetas enriquece el show. Hace más creíble la democracia burguesa, de esta manera la monstruosa dictadura capitalista se enmascara a la perfección. El IFE y el TRIFE no son más que instrumentos ciegos atentos a los dictados de sus amos burgueses. Tales aparatos han sido fabricados para administrar el circo electorero. Para aumentar o restar votos a discreción, para otorgarle el triunfo o la derrota al partido o candidato que los grandes círculos financieros indican desde arriba. ¿Cuál es la diferencia entre PRI, PAN, PRD, Morena, etcétera? En lo medular ninguna. Todos ellos buscan consolidar el sistema capitalista de explotación y opresión. Y aunque alardeen de democracia, de humanismo y de patriotismo, los hechos, los irrefutables hechos, como decía el gran Lenin, los señalan como déspotas, hipócritas y verdaderos vende patrias. Prueba de ello es la raída bandera patriotera de “defensa de Pemex”, que de tiempo en tiempo levantan López Obrador y compañía. Es un despliegue faramallero. De diversión política. Pemex y todo el país es propiedad de los grandes ricos. El petróleo está en poder de los poderosos monopolios extranjeros desde hace décadas. Solo AMLO no se ha dado cuenta de esta realidad. Todos estos partiduchos de izquierda y de derecha están hechos para defender a la patronal capitalista, para perpetuar la esclavitud de la clase obrera y para doblar la cerviz ante las órdenes de Wall Street. Ni tan siquiera uno solo de los partidos de izquierda busca acabar medianamente con el entreguismo y la dependencia. Ninguno. Recuérdese las almibaradas cartas abiertas que el amoroso AMLO ha enviado a Barack Obama y a Hillary Clinton cuando este par de sátrapas han estado en México. Solo parabienes y ditirambos para los oídos de este par de demonios ha tenido el “Primero los pobres”. Solo fanático y obnubilados podrían negar que de llegar un día al poder presidencial, AMLO sería un lacayo más de Washington. Entonces ¿a qué se debe que la burguesía y el imperialismo hayan evitado, hasta ahorita, que un mediocre y simplón como AMLO llegase a ocupar el sillón presidencial (a pasar de que todo mundo reconoce que ganó en 2006 y 2012)? Se debe a que el régimen se ha visto forzado. Porque no ha existido un empuje masivo, beligerante y resuelto que obligue a los burgueses a reconocer el triunfo popular. Y porque López Obrador tiene miedo. Teme que la indignación popular se desate y que después ya no se deje atar. Teme que sus seguidores sublevados y antes atentos lo manden al diablo a él junto con toda su palabrería huera, cobarde y apaciguadora. El porqué de que la burguesía no haya reconocido el triunfo de AMLO estriba en que el enfrentamiento entre las fuerzas represivas (Policía y Ejército) de la burguesía y las fuerzas del proletariado y las masas pobres, no se ha agudizado, no se ha encarnizado; en pocas palabras, reside en que la intensidad del fragor de la lucha de clases no ha alcanzado tal punto de ebullición el cual haya creado las condiciones y las circunstancias, que forzara a la burguesía a reconocer el triunfo de AMLO. Cuando la bestia reaccionaria sienta arder el suelo bajo sus pezuñas (ya sea por la agudización de la lucha de clases en general, o por la iracunda y combativa reacción popular en particular, que pudiera surgir de una nueva usurpación, en 2018, por ejemplo; o por la combinación de ambos factores), entonces sí será altamente posible que la tiranía retroceda y permita al “amoroso” hacerse del poder político. Mientras, no. AMLO y secuaces, como buenos filisteos que son, y toda la burguesía reaccionaria asustan al pueblo. Preconizan que “la violencia crea más violencia”. Ése es un argumento totalmente falso. Y enteramente reaccionario, que sirve muy bien a los opresores. Si los sátrapas se han mantenido en el poder es por la violencia reaccionaria. Es porque cuentan con un Ejército y una Policía rabiosa sumamente violenta y sanguinaria que los protege. Los pueblos nunca, nunca se han liberado de sus opresores con ruegos y súplicas; ni lanzándoles flores y besos, ni enarbolando códigos, Constituciones o Biblias. Morelos, Zapata, Juárez ¿hubieran vencido a sus enemigos sin empuñar el fusil de fuego? Pregonan que la lucha armada de los pueblos para liberarse es obsoleta. Ensordecedores aplausos para estos canallas han de prodigar los autócratas en el poder. El partido Morena de AMLO y secuaces es el nuevo PRD. Sin duda alguna. Contra esta nueva cueva reaccionaria debemos también apuntar nuestros cañones. Morena será un nuevo eslabón de la cadena burguesa que mantenga en la esclavitud al pueblo de México. Solo obnubilados no mirarían esto.