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viernes, septiembre 20, 2024
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Ésta no es exageración

“Me pondrán de profesor de verano a un impresentable pedante y estúpido que babea por el culo de mi hermana y se hace el notas, fanfarroneando lo que puede para impresionarla a ella y mis padres –se hundió Luc–. Y cada tarde mientras los demás están jugando o en la playa o leyendo lo que sea yo voy a pringar…A mí me ha pasado lo mismo –le dijo Luc a Nico–. Si es que no puedo. Yo del dos más dos no paso, y me importa un pito que sean cuatro o veintidós. ¿De qué sirven los quebrados en la vida real, a ver? ¿O saber cuánto mide el radio de una circunferencia?…Estamos cateados, eso sí que es un hecho…A mí me dará clases mi prima que aun es peor –le secundó Nico–. Es una pava que no veas, creída y tona del copón…Felipe Romero, el profe de mates estaba allí, por sus tres cates”. Estos párrafos aparecen en “El Asesinato del Profesor de Matemáticas”. Libro de Jordi Sierra i Fabra. (Barcelona 1947). Imprimieron exactamente 49 mil 719 ejemplares. “Más sobrantes para reposición”. Todo con el visto bueno de la Secretaría de Educación Pública. Distribuyeron los libritos y están en todas, o casi todas las escuelas primarias de la República Mexicana. La impresión a tamaño media carta. Pastas cartulina de 100 o 120 libras. Barnizadas a todo color. Con ilustraciones del madrileño Pablo Núñez. La edición fue por encargo de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (CONALITEG). Pero no en sus talleres. Contrataron con la Compañía Editorial Ultra S.A. de C.V. Funciona en la calle Centeno 162. Colonia Granjas Esmeralda, Iztapalapa, Distrito Federal. El librito es una lección de matemáticas. Pero se utiliza como tema el asesinato de un profesor. Que precisamente antes de morir deja un recado en la bolsa de su pantalón. Allí aconseja a sus alumnos cómo deben buscar al asesino. Y les advierte: “No pueden fallar”. Un profesor amigo me comentó: “Conozco el libro. Forma parte del programa Biblioteca de Aula. La idea es buena. Pero faltó criterio y experiencia pedagógica en la selección. ‘El Asesinato del Profesor de Matemáticas’ no es para niños de primaria. Es lectura muy compleja. Está redactado en lenguaje propio de España. Con palabras tan ajenas como desconocidas al uso común de México. El texto francamente tuerce el aprendizaje y desorienta mucho a los alumnos”. Mi amigo maestro en actitud de “ni modo” simplemente dijo: “Mira. No hay de otra. En esto, la Secretaría de Educación y CONELITEG pusieron el precio sobre la calidad”. Y hasta aventuró: “Ve tú a saber si fue para favorecer al autor y diseñador”. Preguntando supe: Debieron pagarse entre 60 a 100 pesos por impresión de cada ejemplar. Mi amigo profesor dijo desilusionado: “Con todo eso le dieron una patada al tan mencionado y publicitado nacionalismo”. Y advirtió: La decepción debió apachurrar a la Cámara de la Industria Editorial. Telefónicamente conversé con un ex funcionario federal a la Ciudad de México. Tuvo relación con estas cosas. Ya sabía de “El Asesinato del Profesor de Matemáticas”. Respingó. De entrada me respondió con una pregunta: “¿Por qué la Comisión de Educación en la Cámara de Diputados no supo de esta metida de pata?”. Y de corridito: “Precisamente el diputado Martínez de la Rocca es presidente de tal comité. Para mí y como dicen por allí, dejó pasar el tomate entero”. Con todo esto recuerdo a don Carlos Abascal. Nuestro caballeroso Secretario del Trabajo. Hace meses públicamente se supo: Le negó a su hija leer “Aura”, novela del excelente escritor Carlos Fuentes. No la compró por su gusto. Le fue encomendada por su maestra. Era parte de los estudios. Pero don Carlos la vio haciendo su tarea y se emberrinchó hasta el mitote público. Luego despidieron de la escuela a la profesora que recomendó tal libro. Ahora es seguro: Don Carlos se escandalizaría con el vocabulario procaz y pornográfico de “El Asesinato del Profesor de Matemáticas”. Pero se enojaría más al enterarse de esto: Hay otro ejemplar. Impreso también por encargo de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuito. Autorizado por la Secretaría de Educación Pública. Fue titulado “Cien Corridos. Alma de la Canción Mexicana”. Es tamaño casi carta. Más grande y caro. Aparte el número de ejemplares fue mayor: 80 mil 989. Tampoco se utilizaron los talleres de impresión oficiales. Y fue distribuido a las escuelas primarias en el país. La referencia en contraportada, refiere: “El corrido suele ubicarse en el romance”. Pero se transformó durante la Independencia y “…logró consolidarse como un modelo que ensalzaba las virtudes, deseos y expectativas de un pueblo en busca de su identidad y fortaleza”. Incluye “El Corrido de la Pulga”, “Heraclio Bernal”, “El Hijo Desobediente”, “La Adelita”, “Atotonilco” y más. Pero en la página 125 aparece “El Avión de Colombia”: Parte de la letra: “Venía para regresarse/bien repleto de dólar/no sé si ahí comerciaron/o la tiraron volando/lo que sé les aseguro/ no le dejaron un gramo”. ¿Qué responderá el maestro cuando los alumnos pregunten qué traía el avión? Más: Antes de “El Caballo Blanco” aparece: “Dicen que venían del sur/en un carro colorado/traían cinco kilos de coca/iban rumbo a Chicago/así lo dijo el soplón/que los había denunciado”. Uno más: “El más grande de los narcos/Amado Carrillo Fuentes/ dijo adiós a Navolato/y a su tierra sinaloense/de julio aquel viernes cuatro/del año noventa y siete/”. Y dándole el mismo lugar de “Siete Leguas” aparece: “Salieron de San Ysidro/procedentes de Tijuana/traían las llantas del carro/repletas de yerba mala/eran Emilio Varela y Camelia la Tejana”. Mi amigo el profesor sabe de este otro caso: “Deberían retirar ese librejo. Pero ya. Es dinero desperdiciado. Yo exigiría pagar todo este chistecito a quienes tomaron la decisión de imprimirlo. Es un auténtico daño patrimonial. Ya existe una ley para esto. Allí está el”. Cuando lo escuche recordé y pensé: El cacareado espionaje en Los Pinos se queda chiquito. Aquí el tema del narcotráfico se metió a las escuelas por la puerta de la Secretaría de Educación Pública, utilizando la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuito. Cuando el Presidente Fox se entere verá: Ésta no es una exageración.  Texto tomado de la colección “Conversaciones Privadas” de Jesús Blancornelas, publicado el 15 de febrero de 2005.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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