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miércoles, octubre 2, 2024
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El poderío sindical

El período extraordinario de sesiones del Congreso de la Unión se llevó a cabo en una sala de conferencias. Esto debido al bloqueo a las instalaciones de nuestro mayor órgano legislativo, organizado y dirigido por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). La oposición ante la reforma educativa es firme. No solo bloquearon el acceso al Congreso, sino que se manifestaron ante las televisoras, ante diversas embajadas e incluso bloquearon vialidades importantes del Distrito Federal. Finalmente, se han instalado en el Zócalo, frente a Palacio Nacional. Exigen se les escuche. Exigen el diálogo, la negociación. Nuestra Constitución les reconoce el derecho a manifestarse, pero ¿pueden ejercerlo aun en contra del derecho a la libertad de tránsito, consagrado también en nuestra ley de mayor jerarquía? ¿Qué derecho tiene mayor peso? Lo que todo mexicano debe preguntarse es si la manifestación magisterial tiene una buena razón para llevarse a cabo. ¿Realmente se defienden los derechos de los maestros o se busca la conservación de privilegios que no deben ser? Algo tiene que quedarnos claro: en cuanto a la evaluación docente, no debe darse marcha atrás. La esencia de la reforma se encuentra en ese punto. Es bastante lógico: maestros capaces y mejor preparados se traducen en una mejora en la calidad educativa, que será crucial en el desarrollo futuro de nuestro país. Claro, que esto debe ir de la mano con los cambios y la modernización correspondientes a los métodos y planes de estudio. ¿Quién teme a la evaluación? Claramente todo maestro que no esté capacitado para impartir educación. Una de las prácticas más lamentables en la política mexicana es el nepotismo, razón de que mucha gente incapaz de desempeñar un cargo se encuentre ocupándolo. Otra falla importante de nuestro sistema es la politización de todo aspecto de la vida, vaya incluso las artes y el deporte. Los sindicatos han perdido su propósito inicial, el de contrapeso al poder patronal en defensa de los derechos de la clase trabajadora, para convertirse en una plataforma política. Y como plataforma política, los sindicatos detentan mucho poder e influencia. Basta recordar el poder que en su tiempo detentara Fidel Velázquez, dirigente vitalicio de la CTM, o el que llegó a detentar Joaquín Hernández Galicia “La Quina” o bien para poner un ejemplo más reciente, Elba Esther Gordillo. Los que pierden son los estudiantes. Los millones de estudiantes de educación primaria, secundaria y media superior en Oaxaca y Michoacán que están perdiendo clases por el paro laboral. Creo que para todos está muy claro: el derecho a la Educación es más importante que el derecho de tránsito y el derecho de libre manifestación. Maestros y legisladores deben entenderlo. Si las manifestaciones tienen como verdadero propósito la defensa de derechos y no de privilegios éstas deben continuar, buscando no afectar los derechos de terceros o reducir el perjuicio al mínimo. Otro tema controvertido será el de la reforma energética, el cual tiene mucha publicidad en la televisión, con comerciales y cobertura excesiva por parte de la televisora más grande de nuestro país. Es un gran sector de la sociedad mexicana quien se muestra incómodo ante ello y con justa razón. La participación de la iniciativa privada parece un eufemismo de privatización. ¿Serán las manifestaciones en su contra de la misma magnitud que la manifestación magisterial? Sea así o no, parece que las reformas no darán marcha atrás. Esperemos que éstas nos reporten un beneficio. Héctor Daniel Ortiz Ramírez es estudiante de Derecho, UABC Correo: cygnus9304@hotmail.com

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