Polígonos de pobreza: “… ni son todos los que están, ni están todos los que son” “Gracias a ustedes por venir a ver el cochinero que tenemos”, bromea a manera de despedida Olga Lidia Moreno -40 años, morena, llenita, descalza-, quien nació en Guanajuato y tiene tres años viviendo a un lado de la vía del tren que cruza por la orilla del poblado Guadalupe. En el mismo terreno, pero en un cuarto aparte, vive su suegra, Dolores, de 80 años de edad, quien utiliza una caminadora metálica para desplazarse. El esposo de Olga Lidia es “chatarrero”, gana menos de 300 pesos a la semana y tienen tres hijos. El mayor, de 20 años; el menor, de 13. Por la parte de atrás de la humilde vivienda -piso de tierra, sin agua corriente, con energía eléctrica-, cruza un maloliente dren de agua verdosa, repleto de basura. En esa misma zona, pero hacia el Este, María Eugenia Rodríguez prepara a su hija Mayline, de nueve años, para ir a la escuela. “Tardamos hora y media en llegar”, detalla la joven mujer, quien habita una casa de madera, sin energía eléctrica ni agua corriente. Ella viste una camiseta de la reciente campaña panista, relata que su esposo es “carwashero” y gana 2 mil pesos quincenales. De su casa, igual que en las otras, sale una manguera de plástico que va a dar a un canal aledaño para abastecerse del líquido. Metros adelante, Josefina Robles, originaria de San Martín de Bolaños, Jalisco, prepara en su estufa -un bote metálico, horadado en el medio y repleto de ceniza de leña- un sartén repleto de piezas de pollo. Dice tener años en esa zona, junto con su esposo Andrés Ramos, también jalisciense y jornalero agrícola. Son posesionarios y “nadie nunca nos ha dicho nada”, refieren en relación a la tenencia del terreno. De la energía eléctrica, la pareja asegura “tienen y no tienen luz”, pues hay servicio, pero seguido “se va. Ella comenta que se trajeron a su nieto recién nacido -tiene dos semanas- a su casa, donde lo ventilan con un cartón. Su hijo vive en la parte de atrás, de donde salen más niños y una joven mujer muy seria, mientras Josefina muestra la deteriorada pared posterior de su casa, ubicada en un terreno donde conviven con gallinas y perros. En esas condiciones, Josefina parece nunca perder el sentido del humor. Todos viven en el poblado Guadalupe Victoria -en el Valle de Mexicali-, una de las 400 zonas seleccionadas a nivel nacional por la Secretaría de Desarrollo Social para “resolver” su situación de extrema pobreza a través de la Cruzada Nacional contra el Hambre, principal eje rector de la política social de la administración federal que encabeza el priista Enrique Peña Nieto. Resolver carencias: SEDESOL Desde la oficina de la Secretaría de Desarrollo Social en Mexicali, el delegado en la entidad de esa dependencia, Marco Antonio Corona Bolaños, explica que a nivel nacional se han detectado 2 mil 496 municipios identificados con pobreza extrema -de acuerdo a datos de CONEVAL e INEGI de 2010-, aunque en esta primera etapa del programa se han seleccionado 400 en todo el país. De esa cifra, en la entidad se han incluido tres: Tijuana, Ensenada y Mexicali, que suman 106 mil personas en denominada extrema pobreza. En el caso concreto de Mexicali, se ubica en 28 mil 700 individuos en diferentes zonas, que incluye las colonias Progreso, San Felipe, Santorales, Ciudad Morelos, Colonia Carranza y el poblado de Guadalupe Victoria, en pleno Valle. “Hay un estudio que se hizo, donde hay alrededor de mil 500 puntos, localidades, que son las que vamos a ir trabajando”, expresa el funcionario, al tiempo que muestra en su computadora portátil una imagen del mapa de Mexicali repleto de puntitos blancos. “Se creó un comité intersecretarial constituido por 19 delegaciones del Gobierno de la República, el Gobierno del Estado y los tres municipios de la Cruzada; también se han constituido comités municipales intersecretariales”, agrega. En el comité municipal de la Cruzada se definió “entrarle” a Guadalupe Victoria, ubicado en el Centro del Valle, a 43 kilómetros de Mexicali. Según cifras oficiales del programa, en esa zona viven 19 mil personas, un promedio de mil 800 son niños, y 800 adultos mayores. Muchos de los hogares son encabezados por mujeres, con alto rezago en materia educativa y de salud. “Se trata de focalizar recursos de 19 delegaciones federales, a los que se suman Estado y Municipio, hablamos de más de 70 programas”, reitera el representante de la Secretaría de Desarrollo Social. En el programa federal se incluyen siete indicadores para identificar a las personas en pobreza extrema -los cuales cubren los rubros de alimentación, salud, vivienda, educación, servicios de vivienda, ingreso y seguridad social-, pero no atenderá a toda la población de un polígono, solo a quienes reúnan entre tres y cuatro carencias, según el funcionario federal. En Guadalupe Victoria ya se trabaja en entrevistas con el apoyo de promotores municipales, la siguiente semana se integraría personal de SEDESOL. Corona Bolaños calcula que los resultados se reflejarían en alrededor de 45 días, cuando tendrán definidos cuántos techos, cuántos piso firme, cuántos huertos familiares se necesitan. Los residentes de poblado que platicaron con ZETA, dijeron desconocer el programa y no haber sido entrevistados, pero el delegado se expresa optimista: “Calculamos que a finales de noviembre ya debe estar toda la caballería, ya debe estar reflejándose ese cambio que se da en la zona”, y asegura que en el estado se ha juntado una “matriz de inversión” por un monto de 2 mil 800 millones de pesos. Cita el ejemplo en el rubro de alimentación, donde primeramente, se buscará ayudar a las personas para que puedan contar con un huerto familiar, y no con despensas. ”La idea es darle la oportunidad para que dentro del espacio de los terrenos que ellos tienen, puedan contar con siembra de tomate, chayote, calabaza, nopales; todo para autoconsumo”, dice el funcionario, en contraparte de lo que significa llegar con una despensa que quizá “resuelva” la necesidad por quince o veinte días, pero ya no vuelven a ver otra. Menciona otros programas -como Oportunidades- que también buscan focalizar a la misma zona. En cuestiones de salud, se pretende canalizar a la dependencia del ramo, en este caso, la Secretaría de Salud, e incluirlos en el Seguro Popular de manera gratuita. En cuanto a los adultos mayores y el programa 65 y Más, se trata de ir incorporando a todos los adultos mayores que se ubiquen en la zona mencionada con el requisito de que no tengan apoyo gubernamental, o jubilación alguna. En el programa también se incluye el Seguro de Vida a Jefas de Familia, que identificará a mujeres con hijos y sin marido que requieren un seguro para que, en caso de su eventual fallecimiento, sus hijos queden protegidos para continuar sus estudios hasta el nivel universitario. En cuanto a la medición de resultados, el funcionario federal asegura que esto lo llevará a cabo el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) o el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), pero además, se busca constituir los comités comunitarios de la Cruzada Nacional contra el Hambre. La delegación Para el delegado municipal en Guadalupe Victoria, Moisés Camacho Collins, el tema de la Cruzada Nacional contra el Hambre implica varios orígenes: “Qué bueno, me da mucho gusto que se empiece este programa en Guadalupe Victoria, la capital de esta pequeña microrregión económica donde se genera mucho empleo, mucha mano de obra que no es calificada”, argumenta en relación a los trabajadores del campo, a los jornaleros agrícolas. ”Se trata de gente buena, positiva, de chamba, pero en sus lugares de origen, no tienen trabajo”. En el poblado se bajan del tren de carga, regularmente se trata de migrantes sin escolaridad, y la actividad primordial donde consiguen empleo es en el campo, amarrando cebollín. Esos migrantes hacen su jacal a la orilla del canal, del dren, “y ése es un indicador para nuestro gobierno para sacar los niveles de pobreza”, expuso Camacho. En cuanto a la problemática de la zona, Camacho opina: “Tiene que ver con la necesidad de una vivienda digna”, lo que implica el contar con un largo listado de personas y necesidades, y dedicarse a tocar puertas ante las tres instancias gubernamentales. No resuelven el fondo: Especialista “El diseño de cualquier política pública tiene que considerar, y ése es el reto, el poder diseñar acciones compensatorias que realmente permitan impulsar una redistribución”, sostiene Agustín Sández, doctor en Ciencias Sociales aplicadas por El Colegio de la Frontera Norte y maestro en Economía por el CIDE. Para el experto, los promedios de marginalidad y pobreza en la entidad son inferiores a los que se presentan en otras regiones del país, sin embargo, los niveles de desigualdad siguen siendo importantes. El investigador universitario y licenciado en Economía por la Universidad Autónoma Metropolitana, afirma que no toda la pobreza es extrema -enumera rubros como alimentación, salud, vivienda y educación-, y en el caso de la pobreza alimentaria, se trata de segmentos minoritarios. “Lo que prevalece es el otro tipo de pobreza, incluso CONEVAL le está llamado a un segmento de pobreza ‘vulnerabilidad’, porque son casos en que el número de carencias sociales son menores que la media”. Asevera que, en el sentido estricto, el hecho de que exista una sola carencia, deficiencia en una necesidad básica, “estaríamos hablando de cerca de tres cuartas partes de la población”. El fondo de todo este tema, dice Sández, tiene que ver con la economía, por eso es importante el generar los empleos, los ingresos que permitan efectivamente asegurar recursos suficientes para atender las necesidades alimentarias, patrimoniales; las básicas en general. “El punto es que los programas asistenciales, despensas y todo eso, no hay que despreciarlos porque representan una medida urgente, el punto no es rechazarlos, pero no considerarlos suficientes. Son necesarios, pero no son suficientes para el combate a la pobreza”, comenta el especialista, para después mencionar cómo la innovación del régimen de Peña Nieto es no dirigirse a la pobreza -ya se ha visto que los programas compensatorios no han sido suficientes-, por eso ahora la llaman Cruzada Nacional contra el Hambre, ya que es un objetivo muy concreto, muy definido, pero además, es una proporción mucho menor de la población. Agustín Sández cuestiona la focalización en estos criterios geográficos –los “tiros de precisión”- con los que determinan los polígonos, aunque la realidad es que “ni son todos los que están, ni están todos los que son”, en función de que cualquier área geo-estadística, tiene una importante variante en cuanto a las condiciones socioeconómicas de la población, en ocasiones, con diferencias hasta por manzanas de la misma colonia. “Ha habido una gran ineficacia en estos programas para realmente tener un resultado compensatorio, va más rápido el proceso económico que va generando pobres, al proceso social que va tratando de atenuar la pobreza”, sintetiza el investigador universitario”. La cruzada en Zona Costa La colonia El Niño en esta ciudad fronteriza y la Vicente Guerrero del puerto, serán intervenidas con las obras aproximadamente en 30 días, según la delegación de SEDESOL. Hasta el momento se tienen contemplados, en el caso de Tijuana, 200 pisos firmes, mil 350 techumbres, y se analiza una estancia infantil. En el caso de la colonia Vicente Guerrero, de Ensenada, donde semanas atrás arrancaron las brigadas, se informa que se apoyará con 100 pisos firmes y 675 techumbres. En la colonia El Niño de Tijuana, terreno donde se lanzó la Cruzada Nacional contra el Hambre en Baja California (el 17 de julio de 2013), las historias de marginación siguen sin ser intervenidas. ZETA localizó a personas que en el lanzamiento de esta estrategia de desarrollo social, fueron abordadas por SEDESOL para apoyarles en sus necesidades. Es el caso de la señora Rocío Castillo, quien saca adelante a su familia con 100 pesos al día, eso le deja la venta de materiales diversos que saca diariamente del relleno sanitario. Tiene tres hijos en edad escolar -15, 18 y 19 años-, sin embargo, no estudian ni trabajan. De hecho su hija de 18 años ya está casada, y el no tener si quiera la preparatoria terminada, significará una dificultad para sostener un matrimonio y, a la postre, una familia. Así lo reconoce su madre, lo ve en su ejemplo. Mientras platica con este Semanario, Rocío talla sus pies descalzos en la tierra suelta del patio, dice que no ha tenido tiempo de llevar sus papeles a las oficinas de SEDESOL, como se lo solicitaron aquel día, y actualmente dispone de 900 pesos mensuales del programa Oportunidades. “Ojalá sea verdad que nos ayuden, que nos echen la mano, porque pa´ acá casi no llegan las ayudas pa´ arriba, nos tienen abandonados”, menciona. Por su lado, la señora Imelda Martínez explica que dio dos vueltas a las oficinas de SEDESOL –a donde hace casi dos horas de camino en transporte público- para llevar los papeles de toda su familia, “Que en una chancita me iban a marcar, que estuviera al pendiente, que iban a venir unas personas para medir el techo”, resume. Después se localizó a Lourdes Santana Reyes, secretaria del comité vecinal de la cruzada en El Niño, una especie de enlace con la Secretaría de Desarrollo Social. Ella confirmó que no había aún comunicación con las autoridades: “Nada más dijeron, ‘les vamos a hablar’, pero no dijeron cuándo”. La preocupación que resalta entre las entrevistadas, aunada a otras carencias, es la instalación de techumbres antes de que la temporada de lluvias llegue a la región, pues como refiere una de ellas, “todo mundo ya anda con las casas que están deterioradas del techo, las casas mal hechas, y luego no tenemos pavimento. O sea que ésa es una de las grandes necesidades de aquí”. Por su parte, el delegado Marco Antonio Corona Bolaños-Cacho asegura que será dentro de unos 30 días cuando se empiece a trabajar en la zona, donde se ejercerá parte de los 2 mil 879 millones de pesos contemplados para el estado. El paso de este tiempo se debe, dice, a procedimientos como el de ejecución de obra. Sobre el presupuesto de las distintas delegaciones federales y del Gobierno del Estado, que a la fecha suman 2 mil 879 millones de pesos, explica que puede incrementar, puesto que se ha visto buena disposición del Gobierno del Estado, al cual corresponden 380 millones del total. “Que aumente el presupuesto, sobre todo ahora con la firma del Estado, donde están analizando ellos, a través de sus secretarías, qué le van a aportar a la cruzada, entonces, yo creo que va a aumentar un poco más todavía”, estima el funcionario de SEDESOL. Entrevistado sobre la intervención en la estrategia de la administración estatal, Donaldo Peñalosa, subsecretario de la Secretaría de Desarrollo Social del Estado, no habló de trabajos específicos, pero señaló que las acciones que implementen las diferentes dependencias de este nivel de gobierno, impactarán en el objetivo de la Cruzada. Como ejemplo, habló de ferias de servicios -médicos, asistencia social, alimentaria, legal y donaciones de productos básicos como pañales, útiles escolares, lentes y becas estudiantiles- con apoyo de seis asociaciones civiles. También, de una inversión de 5 millones 792 mil 857 pesos del programa Hábitat, para pavimentación y construcción de centros comunitarios en la zona. (Saúl Ramírez Esparza) Duda por criterios y estadísticas Desde el punto de vista del doctor Félix Acosta Díaz, especialista en Estudios de Población del Colegio de la Frontera Norte, habrá que poner especial atención en el nicho calificado como Población Objetivo de la estrategia. La Secretaría de Desarrollo Social pretende atender a 106 mil personas en pobreza extrema en Baja California, sin embargo, cuando se trata -por ejemplo- de personas con carencia por acceso a la alimentación en los tres municipios elegidos, la cifra asciende a 496 mil 974, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL). El investigador manifiesta esto con base en el Decreto del 22 de enero de 2013, donde quedan sentadas las bases de la Cruzada, el cual define como personas meta a “aquellas que se encuentran en situación de pobreza extrema y presentan carencias de acceso a la alimentación”. CONEVAL es la fuente principal de SEDESOL para la cruzada, sus estadísticas del año 2010 se han utilizado como base en la implementación de la estrategia, y esta misma institución ya ha cruzado las variables mencionadas -pobreza extrema y carencia de alimentación-. El resultado es 69 mil 67 personas en pobreza extrema, que además, no tienen acceso a alimentación. En este escenario, por tal segmentación, se dejaría de atender a 427 mil personas que se les dificulta el acceso a la alimentación. “En Baja California, si uno agarra las cifras de carencia de alimentación, se encuentra que como 400 mil personas no tiene acceso a la alimentación; pero si uno agarra el criterio que usa SEDESOL para aterrizar operativamente la Cruzada, que es la intersección de pobreza extrema y tener carencia de alimentación, pues eso da una población objetivo de 60 mil personas. Entonces, usted cree que en Baja California hay 60 mil personas que necesitan apoyo social, yo creo que son mucho más”, comenta el especialista. Sobre lo anterior, la Secretaría de Desarrollo Social insiste que la dependencia está tomando el índice de pobreza extrema para incidir directamente en la población, que en ese caso, serían 106 mil 312 personas en Tijuana, Mexicali y Ensenada. (Saúl Ramírez Esparza)