Una vez más, justicia benévola en Estados Unidos para un miembro de la familia William R. Sherman, titular de la oficina de la Agencia Antinarcóticos de Estados Unidos (DEA) en San Diego, lo declaró una vez más: con la sentencia de 15 años a Eduardo Arellano Félix, el cártel de esa familia está acabado. La realidad es que a inicios de este 2013, ya detenido y en espera de sentencia Eduardo Arellano, un grupo especial para perseguir narcotraficantes, e integrado por agentes de la DEA y del FBI, publicaron un anuncio solicitando información –a cambio de una recompensa no descrita– que llevara a la captura a miembros del cártel Arellano y del cártel de Sinaloa con operaciones en Baja California, México y California, Estados Unidos. Ahí los representantes de la DEA, ubicaron a por lo menos tres hombres como parte integral aún del cártel Arellano: * Fernando Sánchez Arellano “El Ingeniero”, hijo de Alicia Arellano Félix y quien a la detención de Francisco Javier Arellano Félix “El Tigrillo” en agosto de 2006, encabezó el cártel fundado por sus tíos Benjamín y Ramón Arellano Félix. A la fecha y después de encabezar una de las épocas más violentas y sangrientas del narcotráfico en Baja California, Sánchez Arellano se encuentra en calidad de prófugo para los dos países. * Manuel Aguirre Galindo “El Caballo”, fue –y para las autoridades mexicanas y norteamericanas aún lo es– el cerebro financiero de Benjamín Arellano Félix en la época de terror del cártel. “El Caballo” establecería los caminos financieros para el lavado de dinero, la adquisición de compañías, predios y activos para dar la vuelta al dinero de procedencia ilícita. Prófugo desde los noventa, Aguirre Galindo es buscado por la DEA como parte del cártel Arellano, aunque grupos de inteligencia locales lo ubican ya, en la estructura criminal del cártel de Sinaloa, mientras otros presumen un supuesto retiro en algún lugar de California, Estados Unidos. * José Manuel López Núñez “Don Balas”, fue detenido en 2008 y para 2011 ya estaba libre y reintegrado, según investigadores locales, a la estructura criminal del cártel Arellano a cargo de Fernando Sánchez Arellano. Considerado uno de los principales traficantes de esa organización criminal, la DEA lo busca cuando el Gobierno Mexicano permitió su salida. Al igual que “El Caballo”, hay expresiones en grupos de investigación e inteligencia mexicanos, de una posible alianza de “Don Balas” con el cártel de Sinaloa. Con esta información, la misma DEA da cuenta que, aun cuando menguado, el cártel Arellano está vigente. Por el propio anuncio-recompensa de la DEA y el FBI, se confirma la suposición; aparte, pendiente está la investigación sobre Enedina Sánchez Arellano, ubicada originalmente en el cuadro financiero para el lavado de dinero del cártel de sus hermanos, pero repentinamente ignorada tanto por la autoridad de México como de los Estados Unidos. Eduardo Arellano Félix, considerado por el Juez Larry A. Burns como un miembro de alto rango de la que ha sido una de las organizaciones criminales más violentas y que más drogas han traficado hacia los Estados Unidos, únicamente recibió 15 años de prisión. Aparte le concedieron el beneficio de la libertad anticipada para dentro de doce años, y ser trasladado a la prisión de Florida, donde purga su condena de 25 años su hermano mayor y líder del CAF, Benjamín Arellano Félix. A continuación, la crónica de la sentencia a Eduardo Arellano Félix, del periodista Greg Moran: Él entró a la sala de jurados del Juez de Distrito Larry A. Burns unos cuantos minutos después de las 10:00 am la mañana del lunes; lucía como un hombre un tanto calvo enfundado en un overol anaranjado de prisionero, con el estómago un poco abultado. Minutos más tarde, Eduardo Arellano Félix escuchó en silencio y sin emoción aparente cuando el juez lo sentenció a 15 años de prisión. La breve sesión marcó el fin de un esfuerzo conjunto de las autoridades norteamericanas y mexicanas que tardaron años para desbaratar el Cártel de los Arellano Félix en Tijuana. Eduardo fue el último de cuatro hermanos que fueron el blanco de una acusación formal presentada en 1997 y enmendada en varias ocasiones. Las autoridades norteamericanas consideraron la sentencia como un logro al desmantelar el cártel de los Arellano Félix – “es el fin de una era,” declaró William Sherman, titular de la DEA en San Diego, a pesar de la situación de prófugo en la que está Fernando Sánchez Arellano “El Ingeniero”. Eduardo Arellano Félix se declaró culpable a principios de este año ante un cargo de lavado de dinero y un segundo cargo por haber utilizado e invertido dinero ilícito derivado del narcotráfico. Él cumplirá la condena más breve de todos los hermanos. Benjamín Arellano Félix, el líder del cártel, está cumpliendo una sentencia de 25 años en prisión en Florida. Javier Arellano Félix obtuvo cadena perpetua. Se cree que él forma parte de un sistema de protección a testigos secretos dentro del sistema penitenciario de Estados Unidos porque en 2006 aceptó cooperar con la fiscalía a cambio de no enfrentar la pena de muerte. Ramón Arellano Félix, el brazo ejecutor del grupo, fue asesinado en Mazatlán, Sinaloa en 2002. El rápido y silencioso proceso de sentencia contrastó con todo un historial de violencia, intimidación y criminalidad que tanto caracterizó al cártel de los Arellano Félix. Burns le dijo a Eduardo Arellano que debería estar “avergonzado” por los crímenes y el caos que el grupo causó durante los años que traficó toneladas de drogas a los Estados Unidos y despiadadamente eliminó a sus rivales. Arellano casi no dijo nada. Le pidió a Burns que honrara su acuerdo con el cual redujo su sentencia a no más de 15 años. E hizo una última petición: ser enviado a la misma cárcel en Florida donde se encuentra su hermano Benjamín. Burns dijo que recomendaría esto, pero señaló que no tiene control sobre dónde son enviados los reos para cumplir su condena. Esto depende del Buró de Prisiones. Los procuradores describieron a Eduardo Arellano como el asesor de Benjamín Arellano que estuvo directamente involucrado en las operaciones del cártel. Pero Brain Funk, el abogado asignado por la corte para representar a Arellano, dijo que su cliente prácticamente dejó de desempeñar su papel en 1993, tras el homicidio del Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo en una balacera en Guadalajara. Después de esto vivió en casas muy aisladas y altamente vigiladas en Tijuana, según afirmó el gobierno; desde ahí siguió apoyando al cártel lavando dinero e invirtiendo los ingresos del narcotráfico. Funcionarios norteamericanos han celebrado el final del poderío de los hermanos, pero reconocen que hay fragmentos del cártel que siguen en activo en Tijuana. Ellos expusieron que el cártel es mucho menos poderoso que cuando estaba en su apogeo.