Playas de Rosarito, Baja California. Con el clima templado y el cielo embriagándose con rock, la noche del sábado 6 de julio, los bajacalifornianos respondieron a la convocatoria de Panteón Rococó, peculiar por armar la fiesta entre discursos de izquierda, aderezar la velada con ritmos sabrosos, y provocar el rebosamiento de energía a cuatro vientos. “Hostilidades” fue el tema con que se hicieron sentir de inicio, ante menos de dos mil personas que con los pies enterrados en la arena, atestiguaron un encuentro sonoro de 90 minutos, 21 canciones y cervezas de 20 pesos vertidas en vasos de cartón. “Punko”, “Asesinos” y “Arréglame el Alma” siguieron en el recorrido del Dr. Shenka y sus secuaces, quienes hicieron palpar su claro entendimiento grupal sobre el templete. Pantallas a los lados, una equis compuesta por lámparas de luz amarilla, mantas del EZLN sobre los teclados, pañuelos y corbatas amarillas como atuendo de los músicos, así como la constante interacción entre los panteoneros, escenificaron una de las noches más gloriosas frente al mar. En la memoria quedan los saltos del Dr. Shenka, los gestos del Gorri y Misael, los riffs de los guitarristas, y el ritmo inigualable del conjunto. Son viejos conocidos de la región, admirados por una generación y la que sigue, respetados por un buen número de melómanos y ejemplo fundamental del rock mexicano de cómo sobrevivir en los cambios de la industria. Es el Panteón Rococó, sus 18 años de historia y su necesidad de compartir música por el mundo. “Estamos empapados de música, de compilar discos de todo el mundo, somos amantes de la música, y tenemos la necesidad de compartirla, además, todos los rockeros traemos un cumbiero adentro”, mencionó el vocalista. “Nunca pensamos cumplir 18 años, pero hoy los estamos celebrando con un disco de temas inéditos, covers, versiones de nuestras canciones hechas por otros grupos, una coautoría con Kinky, duetos con Jot Dog (María Barracuda). Para algunos este disco, ‘Ni Carne ni Pescado’, es arriesgado y poco estratégico, pero la verdad es que Panteón Rococó sigue sus corazonadas. Hacemos lo que nos gusta”, señaló Dr. Shenka en entrevista, quien encabezó un recital renovado y diverso, en el que incluyeron “Estrella Roja”, “Gángsters”, “Cúrame”, “Triste Realidad”, “Caminemos Juntos”, “Cumbia del Olvido”, “La Rubia y el Demonio”, “Vendedora de Caricias” y “Esta Noche”. Enfocan crítica social y adaptan sonido Para Misael Oseguera (saxofón), su más reciente producción no pierde el discurso que caracteriza a Panteón Rococó, sino que se enfoca de manera diferente: “Con ‘Ni Carne ni Pescado’ encontramos una forma diferente de enfocar la crítica social, por ejemplo, al incluir ‘Gángsters’, de los Specials, le da un significado muy importante porque México está lleno de gángsters que manejan todo el poder; el hacer un cover de un grupo como Tijuana No, que siempre ha tenido una crítica social muy importante, como el tema ‘Renace en la Montaña’, nos hace reflexionar en la problemática de la gente de Sudamérica que ha luchado por su libertad y que hay que tomar como ejemplo ciertas cosas, la verdad no aflojamos. Ese tema de Tijuana No es muy fuerte, muy combativo, y es una banda a la que rendimos tributo porque es una banda de la que aprendimos mucho, necesitamos un pueblo combativo; y el tema ‘Hostilidades’, que abre el disco, habla de eso, de que el fin del mundo viene, pero no como decían los mayas. El fin del mundo se lo estamos dando nosotros, es el momento de salir a las calles a pedir que se nos respete”. Con un logotipo más surrealista y una visión más abstracta como su discurso, directo, menos complejo, los Panteón Rococó dicen no perder su parte contestataria. “Estamos en una línea muy delgada, pero somos una banda políticamente correcta con una idea zapatista de saber cómo llegar, cómo manejar las situaciones. En los últimos cuatro años la banda ha ganado un respeto por parte de los públicos mexicanos, hemos dejado Estados Unidos, Centro y Sudamérica en otro plano, y nos ha funcionado de maravilla llevar nuestra música a Europa y África del Norte, que te permite tocar de lunes a lunes; incluso llegamos a pensar en mudarnos al Viejo Continente”, explicó el Dr. Shenka, intérprete de “La Dosis Perfecta”, “Acábame”, “Reality Shock”, “Toloache pa’ mi Negra” y “La Carencia”. De Flavio Cianciarulo a “Chiquis” Amaro El sonido de Panteón Rococó ha tenido que amoldarse al rock, y el rock a ellos. Para muestra, las producciones del bajista de los Fabulosos Cadillacs, Flavio Cianciarulo, y la más reciente “Ni Carne ni Pescado”, en manos del productor pop Jorge “Chiquis” Amaro. “Con Flavio grabamos a la antigüita, en cintas, al estilo argentino, con un piano cayéndosele las teclas, pero con un sonido ácido y sucio; mientras que con ‘Chiquis’ la música se fue hacia otro lado, a lo digital, pero en el caso concreto de Amaro es respetable, porque ha sabido sacarle jugo a mi voz. Es de esos productores que te dan la confianza para poder desarrollar y proponer en el estudio, de manera que después de trabajar en los tributos a Juan Gabriel, Rigo Tovar y José Alfredo Jiménez, empecé a tener mayor seguridad de plantarme en un estudio y tener mayor diversidad de personajes, crear atmósferas para cada canción, explorar sonidos más electros, ligados al pop y a los 80s”, explicó Dr. Shenka. “Pasar por esto nos hizo reflexionar cómo fue que al principio tocábamos con Maldita Vecindad, y toda esa generación de ska, reggae, y luego de un gira por Europa, recién llegados de Alemania, viajamos a Cabo San Lucas para participar en un festival junto a Jumbo, Zoé y La Gusana Ciega. ¿Dónde quedaron las demás bandas? Eso nos ayudó a asimilar que estábamos parados en otro contexto totalmente diferente, y el gusto por el rock había cambiado, que la generación del ska que había crecido con nosotros, tenía otra necesidad; llega la música indie y te preguntas: ¿Cómo carajos encajamos aquí? Es interesante cómo Panteón Rococó, a pesar del tiempo, sigue vigente, trascendiendo, trabajando como grupero, cuatro o cinco veces a la semana, durmiendo en Bogotá, despertando en la Ciudad de México. Pero es parte de la vida, y es algo que agradezco de la banda, la oportunidad de poder viajar, y sobre todo coincidir con múltiples bandas gracias a la música, el rock, y la manera de decir las cosas”, agregó el cantante, quien asegura, le encanta visitar Baja California, pues además de conocerla desde niño, tiene familiares en Mexicali, Ensenada, Tecate y Tijuana, de donde son oriundas agrupaciones que admira, como Peace & Love y Tijuana No. Actualmente Panteón Rococó festeja 18 años de historia e independencia: “Nosotros queríamos salir en un inicio con una disquera porque no sabíamos lo de ser independiente, pero el mundo, la vida y el momento mismo nos llevó a ello. Tomamos la decisión de salir, de ser autónomos, hablamos mucho de eso y lo desarrollamos. En el momento en que vimos que en las disqueras no tenían la forma de trabajo que Panteón requería, decidimos regresar a ser independientes, pero no estamos peleados con una ni con otra. “La música se maneja de una manera muy extraña para el negocio de la música, si cambia la industria y alguien nos ofrece lo que necesitamos, lo haremos, vemos por vivir lo mejor, mantenernos congruentes y lograr crecimiento. Nos gusta llevar nuestra música a donde se pueda, eso ha sido nuestro aprendizaje, y hoy disfrutamos lo recorrido”, concluyó el vocalista de Panteón Rococó.