Un hombre mete su cabeza en una peluquería y pregunta: — ¡Giovanni! ¿Cuánto tiempo te falta para que me puedas cortar el pelo? El peluquero mira a su alrededor y, viendo la barbería llena, responde: “Como dos horas”. El hombre se va y regresa unos días después a la peluquería. Desde la puerta, pregunta al peluquero: — ¿Cuánto tiempo te falta para que me puedas hacer un corte de pelo? El peluquero mira alrededor de la peluquería: “Tal y como tengo hoy de gente, como unas tres horas”. El hombre se va. Una semana después, regresa a la peluquería y desde la puerta pregunta a Giovanni: — ¿Cuánto tiempo te falta para que me puedas hacer un corte de pelo? El peluquero mira alrededor de la peluquería y contesta: “Como dos horas y media”. Una vez más, el hombre se va. El peluquero llama al aprendiz que estaba a punto de enjabonar la cabeza a un cliente, entonces le ordena: “Pancho, ven acá. Mira, sigue discretamente a ese señor que acaba de salir y ve a dónde va. Lleva varias semanas que viene, pregunta en cuánto tiempo le puedo hacer un corte de pelo, pero después nunca regresa sino tiempo después y pregunta lo mismo. Cuando veas dónde ha ido, regresas rápido y me lo dices”. Un rato después, Pancho regresa a la peluquería, riéndose histéricamente. El peluquero le pregunta: “¿Por fin a dónde fue el hombre después de pasar por aquí? Con lágrimas en los ojos de tanto reírse, el aprendiz replica: “Si serás menso, Giovanni… ¡va a tu casa!”. Autor: La mujer de Giovanni.