La vinculación de España con América Latina es indisoluble. Ya no digamos por el hecho de la colonización y conquista, sino por el fardo cultural e institucional que esa nación depositó en todas las naciones a excepción de Brasil y algunas regiones insulares del Caribe. A esos vínculos habrá que agregar la migración del siglo pasado asociada a la diáspora causada por la guerra civil. Las últimas dos décadas se han caracterizado por la fortaleza creciente de la economía española y los vaivenes de los países latinoamericanos. Así, la empresa española se ha posicionado fuertemente en la economía de la región en sectores estratégicos como la banca, las telecomunicaciones, generación de energía y las obras públicas. A raíz de la crisis, el paro en España ha llegado a niveles históricos e insoportables. Algunas naciones en esos momentos plantean programas de contratación de profesionales españoles como es el caso de Alemania –donde se necesitan ingenieros– o Brasil –que busca médicos y enfermeras–. ¿Y México? Creo sinceramente que nuestro país se ha visto lento en el tema. Fue nuestra nación la que más animosamente recibió la inmigración de miles de personas y familias que huían de la guerra civil. Su incorporación a nuestra sociedad fue bien vista y apreciada por todos e indiscutible su contribución en varias aéreas de la actividad cotidiana, señaladamente en la docencia, la ingeniera, los negocios, el pensamiento y la literatura. Si bien México vive un déficit de empleos, cierto es que no alcanzamos a formar los profesionales y especializas de alto nivel que bien pudieran venir de España a contribuir al despegue de la economía mexicana. Simplemente, el déficit enorme que tenemos de atención del bachillerato y la educación superior, pudiera ser atendido con un programa de maestros españoles visitantes. Ya no digamos los rubros de la ingeniera y las ciencias duras, donde la empresa exportadora requiere más técnicos calificados que los que se gradúan en nuestras universidades. El liderazgo y visión del nuevo gobierno pudiera analizar esta posibilidad histórica. Además de solidaria con la madre patria, sería una sana contribución y enriquecimiento para nuestra sociedad. El autor es Director del Instituto Universitario Ortega y Gasset México. Comentarios: antonio.meza.estrada@gmail.com