Si Sandra Ávila Beltrán hubiese ganado el amparo para no ser extraditada de México a los Estados Unidos, es probable que continuara tras las rejas en este país. Quizá la salvaría la política de la presidencia de Enrique Peña Nieto de liberar a quienes en el sexenio pasado fueron recluidos. Pero sin duda, a la conocida popularmente como “La Reina del Pacífico”, le fue mucho mejor en la corte norteamericana. En dos días será una mujer libre. Los 70 meses de prisión a los que fue condenada por un Juez de los Estados Unidos, ya los cumplió con el tiempo de reclusión en México luego que fue detenida en septiembre de 2007. A pesar que ante las autoridades mexicanas siempre negó haber participado en el narcotráfico o el crimen organizado, en la Corte de Miami, Florida se declaró culpable de asistir a su novio –un narcotraficante llamado Juan Diego Espinoza Ramírez y apodado “El Tigre”– para evadir a la justicia. Esa aceptación de culpa la llevaría a disminuir la sentencia de 15 años de prisión que enfrentaba en los Estados Unidos, hasta los 70 meses de cárcel. Por esa razón, en unos días la mujer será enviada a un centro de reclusión para migrantes y luego deportada a México, donde, vaya, no tiene ningún pendiente con la justicia. Sobrina de Miguel Ángel Félix Gallardo, uno de los fundadores de dos de los cárteles más violentos de México, el de Sinaloa y el de Arellano Félix, ella platicó al periodista Julio Scherer cómo su vida siempre estuvo ligada a personas del narcotráfico, pero ella no realizó las ilícitas tareas. Ciertamente su nombre no ocupó lugar en los organigramas del crimen organizado, hasta que fue detenida en 2007; y de hecho solo se le aprehendió porque el Gobierno de Estados Unidos la buscaba por dos específicos hechos: la acusación formal el 12 de marzo de 2004 en contra de Sandra Ávila Beltrán y 6 personas más fue por los cargos de, complot para importar cinco kilos o más de una sustancia que contenía un rastro significativo de cocaína, actividad que comenzó en enero de 1999 y continuó hasta el 12 de marzo de 2004. También se le acusó de posesión de más de cinco kilos de cocaína. Entre 2006 y 2007, Estados Unidos solicitó la extradición de Sandra Ávila Beltrán, luego que fue arrestada en México el 27 de septiembre de 2007. Es decir, del tratamiento de “Reina” del narco que se le dio en México, en la Unión Americana era una narcomenudista más. Justificaron los norteamericanos en 2010 su petición de extradición con la confesión de Juan Carlos López Correa, alias “Juan Osorio”, quien dijo que él formaba parte de un grupo que importó cocaína de Colombia a Estados Unidos a través de México y que participó en negociaciones relativas al narcotráfico con Sandra Ávila, que a ella le enviaba los cargamentos y que ella los trasegaba allende las fronteras. En 2001 habrían incautado 100 kilos de cocaína que López y el novio de Sandra Ávila intentaban llevar hasta Chicago en los Estados Unidos. El mismo año se incautaron nueve toneladas de cocaína y empezaría la leyenda de la “Reina del Pacífico”, que confesó ser ama de casa, comerciante y agente de bienes raíces. Que confesó su presencia en festejos de narcotraficantes, pero justificó con el lazo familiar la inexistencia de una liga criminal. “La Reina del Pacífico” ya es libre. Puede regresar a México y vivir tranquila. Nadie la persigue. Su novio permanece en prisión por cargos de narcotráfico, sus dos primeros esposos fueron asesinados por narcotraficantes. La investigación laxa no solo se da en México. Estados Unidos también hace sus negociaciones con señalados de narcotráfico y crimen organizado. Total, la deportarán y asunto solucionado.