Solamente a los interesados en las ganancias y no en la salud se les pudo ocurrir regular la minichatarra. Gran negocio para las corporaciones, perjudicial para la salud y para el estado financiero del sistema sanitario. El argumento de las empresas, del gobierno y de sus académicos (internos y externos), fue que con cantidades más pequeñas de sus productos disminuirían el riesgo de la obesidad, y al mismo tiempo se mantendrían las ganancias de las corporaciones y la televisión. Sin embargo, no contemplaron que no existen evidencias que demuestren que con la minichatarra se reduce el riesgo del sobrepeso y la obesidad. Por el contrario, la obesidad es una enfermedad multifactorial, pero metabólicamente es el resultado de mayor ingesta que gasto calórico para las necesidades individuales. Es comparable con una cuenta bancaria, en la medida que se ingresen más recursos de los que se extraigan, la cuenta engordará. En caso de que entre el ingreso y el gasto calórico exista un exceso de 50 kcal (que está en el rango del contenido calórico la minichatarra) diarias, un individuo podría tener un exceso calórico de 5,000 calorías en 100 días y de 18,000 en un año. Lo que podría significar dos kilos de peso anuales, o 20 kilogramos de peso en una década. Lo que no es recomendable en una población con alta prevalencia de obesidad. Debido a las presiones de las corporaciones de alimentos esta barbaridad es la que aprobó el gobierno con el apoyo de distinguidos académicos. Los empresarios de la comida chatarra y de los medios de comunicación, deben estar felices anunciando la minichatarra en la televisión y la radio, como el alimento que cumple con las regulaciones establecidas por la Secretaría de Salud, mientras el gobierno y sus avales saben que producirá muchas enfermedades, muertes y cargo al sistema sanitario. Otras desventajas de la minichatarra, es la promoción del gusto sobre alimentos salados, ricos en azúcares, grasas y calorías, ya que aumenta el desarrollo del gusto (y dependencia) por estos sabores en los niños, y son un alto riesgo de diversas enfermedades crónico degenerativas, que causan más del 50% de la consulta externa de los adultos, admisiones hospitalarias y muertes en nuestro país. Dr. Arturo Jiménez-Cruz Maestría y Doctorado (Ciencias de la Salud) en Nutrición Facultad de Medicina y Psicología – Universidad Autónoma de Baja California Tijuana, B.C.