Estaba Jaimito cansado de su gato, un día decide deshacerse de él y lo lleva a diez calles de su casa, lo deja allí, y, a los diez minutos, el gato ya estaba en su casa otra vez. Al día siguiente, el niño decide llevarlo veinte calles más lejos, pero a los 15 minutos, el felino había vuelto de nuevo a su casa. Un día después, Jaimito decide llevarlo cinco calles más lejos, diez a la derecha, cinco a la izquierda, dos arriba, cuatro de frente y dos a la derecha. En eso, a los diez minutos, Jaimito llama por teléfono a su madre. — ¡Mamá! ¿El gato ya está en casa? “Sí, hijo. ¿Por qué?”. — ¡Para que me venga a buscar, porque estoy bien perdido! Autor: Policía de Tránsito.