En cuanto a asesinatos de periodistas en México, el sexenio de Enrique Peña Nieto no se diferencia de su antecesor, Felipe Calderón Hinojosa. A mes y medio del Primer Informe Gobierno, las estadísticas federales no son nada alentadoras: cuatro asesinatos, tres desapariciones y nueve ataques a medios, en ocho meses. Lamentablemente, Christian Alberto López Bello, reportero de la sección policíaca de El Imparcial de Oaxaca, es el cuarto periodista asesinado en el sexenio peñista. El Imparcial informó que alrededor de las 7:10 am del miércoles 17 de julio de 2013, fueron localizados los cadáveres de dos personas en el paraje “La Humedad”, zona conurbada municipio de Trinidad de Viguera. La Agencia Estatal de Investigaciones de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Oaxaca (PGJE) y la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), reportaron que se trataba del periodista Christian Alberto López Bello y su compañero, Arturo Alejandro Franco Rojas. Apenas el 19 de julio, tanto López Bello como Jacobo Robles Martínez, ambos fotorreporteros de El Imparcial, habían sido detenidos por elementos de la Policía Estatal, cuando cubrían periodísticamente el hallazgo de una narcomanta localizada en San Antonio de la Cal, Oaxaca. Se les remitió a la delegación de la Procuraduría General de la República (PGR), y se abrió el expediente 401/PGR/2013. Respecto a la detención de los periodistas, la Defensoría de Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca documentó el hecho en el expediente DDHPO/CA/415/(01)/OAX/2013. Ese mismo día, Benjamín Fernández Pichardo, director y gerente general de El Imparcial de Oaxaca, relacionó el asesinato de su reportero Alberto López con la lamentable libertad de expresión que se vive en el país: “Ante este hecho deleznable, con profunda indignación, directivos, columnistas, reporteros y demás colaboradores de este diario, exigimos a las autoridades tanto estatales como federales, el rápido esclarecimiento de este crimen, que no solo constituye un atentado a la libre expresión, sino que es una afrenta al clima de libertades que nos otorga la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Asimismo, emplazamos a las corporaciones policiales a realizar las investigaciones, no solo para develar los móviles de este asesinato, sino para dar con los responsables materiales e intelectuales. “El asesinato de Alberto López Bello, llena de luto y oprobio no solo a la familia periodística de El Imparcial, sino al periodismo oaxaqueño y mexicano, haciendo cierta la tesis de que México es un país donde el ejercicio periodístico es un asunto de vida o muerte”. Benjamín Fernández Pichardo lamentó el asesinato de su reportero, no obstante, informó que seguirán trabajando: “El Imparcial, que a lo largo de 62 años se ha mantenido en los hogares y el corazón del pueblo oaxaqueño, lamenta el asesinato de López Bello, y comparte el dolor que hoy embarga a su familia, ratificando su compromiso en seguir informando con oportunidad y en apego estricto a la verdad, sin soslayar que estaremos pendientes del curso de las investigaciones que lleven a esclarecer este crimen artero y cobarde”. Finalmente, Gabino Cué Monteagudo, gobernador de Oaxaca, instruyó a la PGJE de aquel estado para que “este crimen se dictamine como un delito de alto impacto y se canalice a la Mesa Especial para la Atención a Periodistas, a fin de esclarecer el homicidio en coadyuvancia, en su caso, con la Procuraduría General de la República”. Enrique Mendoza Hernández
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