Hace semanas en Playas de Tijuana encalló un bello delfín joven, llegó Bomberos y cierta autoridad de animales y su protección; le dieron vida. Pero resulta que nuestra autoridad allí presente entregó tal animal acuático a la autoridad norteamericana de Sea World, les abrieron el portón recién construido en el Parque de la Amistad creado allá por 1971 y, ¡zas!, se llevaron nuestro delfín, porque fue encallado en territorio nacional. ¿Y el acuario del Cecut? Allí podrían haberle dado asilo. Rápido llevarlo al Parque Agua Azul, en Guadalajara; allá hay delfines amaestrados. Al D. F., o a equis lugar en el país, donde haya delfines y hábitat acuático. Seguimos siendo el vecino de al lado, el cuate vecino México, cuando les conviene, el patio sucio, deportados, el que susurran palabras bonitas al oído, dígase Obama-Peña, en la reciente visita de aquél a la capital azteca. El vecino que recibe desperdicios, dígase pollo, carnes, en grandes cadenas que aquí lo venden. El vecino que está a sus pies, en las buenas o en las malas. El vecino que gracias al vende patrias de Santa Anna, Presidente, cedió medio México por un puñado de billetes verdes. Ahí está Sempra en bahía ensenadense, nos han destruido todo, fauna, mar, bosque, etcétera. Si en Rosarito o en Bahía de los Ángeles es descubierto un pozo petrolero abundante, de oro negro, lo entregarán al vecino yanqui, del norte. No lo dudo, con tal de quedar okey con el Norte, o quizá metan su maquinaria y vamos 70% EE.UU., 30% México. Así como este caso del delfín hay muchos, pero de otra índole. De Ensenada, rumbo a Hawai, salen barcos repletos de piedra bola y arena para hacer islas artificiales en el estado de Obama (Hawai). Saqueo, sea negocio, es material pétreo que daña la ecología y concurre al nefasto y mortal calentamiento global (lo digo por mis futuros descendientes, qué mundo les dejaremos). Estamos a los pies, queramos o no. Parte de la culpa viene de años atrás, antes de que yo naciera. Y muchos más. “La culpa no la tiene el indio sino quien lo hizo compadre”. El aliado, nomás cuando les conviene. La reforma migratoria, que espere, no será pronto. Pero sí, pronto, abran el portón y reciban al delfín, 100 por ciento mexicano aunque haya ido a California, y llévenlo a Sea World, órdenes son órdenes. ¡A sus pies! Hasta cuándo, pueblo mexicano. ¿Seremos autónomos algún día? Leopoldo Durán Ramírez Tijuana, B. C.