Elecciones 7 de julio Otra vez el pueblo estará contemplando las actividades electorales de los diferentes partidos políticos y la mayoría de él indignados o indiferentes y otros descreídos de todo lo que ven y oyen, pero indudablemente sorprendidos de la innovación teatral que se presenta, una mercadotecnia política que quedó de aquella –otra gran obra teatral– Tijuana Innovadora, que para qué sirvió ésta, no se sabe. Lo que sí se sabe es que muchos de los que participaron en ella ganaron mucho dinero con el gran derroche que hicieron en gastos mediáticos y propios de la actividad de marras. Ahora otra vez tendremos que soportar la algarabía y fanfarria, con sus cencerros, chirimías y tambores, de todos los que participan en las elecciones como actores principales y sus correligionarios de partido e ideología, además de su parientes y amigos; conoceremos a ellos desde cuando eran bebitos, a sus papás y abuelitos. Eso sí, los volveremos a ver, con su sonrisa como de santo, en posters, postes y bardas. Y les escucharemos las mismas promesas, si no iguales, parecidas, como: no más inseguridad, acabaremos con la corrupción y los baches, no más niños sin escuela ni más familias pobres con hambre y frío. Y más blablaísmos y etcétera-etcéteras. Elecciones pasan, elecciones vienen, la sociedad, México, empeora: más pobreza, más inseguridad, más corrupción, más entregas al extranjero de los bienes y patrimonio nacionales. A nivel local, una ciudad semi-destrozada en sus calles y banquetas, desordenada y sucia en el centro y periferias, por sus puestos tipo pueblo. Donde la superficie de las banquetas les sirve a los indigentes de colchón y sus propios brazos de almohada, donde los botes con basura les sirven para buscar alimento o un pedazo de lámina, de plástico o de cartón para ir con los recicladores a que les den unas cuantas monedas. Esto se veía en Tijuana hace aproximadamente 30 años, desde entonces, poco a poco, con la llegada de gobiernos de ultraderecha todo se ha deteriorado debido a que, como antes, ahora: Han vuelto los nefastos politicastros, de los postes y bardas sus cínicas sonrisas a colgar, y al son de demagógicas palabras sus falsas promesas pregonar. Preparen y planchen las sotanas, denle lustre a sus botas de charol, así ordenan en el Yunque los jerarcas, y que enarbolen de Tomás Moro su blasón. Que practiquen la mentira como espada y la calumnia y la ofensa con pasión, que hablen siempre con amor y rostro humano y que oculten con donaire su intención. No claudiquen, no desmayen, que al final su recompensa tendrán, en Acapulco una Punta de Diamante, En Coronado, La Jolla o Miami, una lujosa mansión, En San Cristóbal un rancho de adoquín con un cuadro o una foto de funesto gachupín. Y si por servir allende la frontera al patrón, matar a mil o cien mil, queda impune Calderón será debido a que en Harvard su guarida le dará la debida protección y en Boston una mansión y si a México regresar piensa, acá le esperará una tumba en un florido panteón. En la educación e ilustración del pueblo la aplicación de las leyes conforme a la Constitución de 1917, regresando a sus orígenes de ellas, antes de las múltiples modificaciones hechas por la mafia incrustada en el ámbito de gobierno, desde la época de Salinas, con gobiernos de ultraderecha clerical y extranjerizante. Estas derogaciones hechas a las leyes plasmadas en la Carta Magna, no han traído sino beneficios a ellos y en perjuicio del pueblo. No obstante todo lo anterior y debido a la nueva técnica política, con innovaciones de presentación y forma, que rayan en lo grotesco e indignante, hay en ellas un hálito de esperanza de que los candidatos cumplan lo que prometen, para bien de todos y México tome un nuevo derrotero limpio de corrupción. Vamos pueblo / contra la ineptitud y corrupción de los malos gobiernos. Y a los que sean aptos y honestos, además de darles nuestro voto, démosles nuestro apoyo y colaboración. Guillermo Zavala Guerrero Tijuana, B. C.