Así como se ha aligerado el combate al tráfico de drogas, también ha disminuido la investigación de las áreas de inteligencia tanto en el Ejército como en la Procuraduría de Justicia de Baja California, para identificar, procesar, perseguir y detener a las células criminales que extorsionan, roban, contrabandean y secuestran. En el último mes, ocho secuestros han sido efectuados en el estado en ciudades como Tijuana, Tecate, Rosarito y Mexicali. En algunos se han pagado rescates en millones de pesos para la liberación de los plagiados, en otros las negociaciones continúan. La Procuraduría de Rommel Moreno, ha ignorado el problema con la simplona premisa de que no hay denuncias de tales hechos delictivos, cuando el secuestro se persigue de oficio, con discreción y en apoyo de las familias afectadas. El problema, dicen los analistas del ambiente criminal, es que el regreso de los secuestros y la eficacia que han tenido los delincuentes para cobrar los rescates, es el principio de la reorganización de los criminales en Baja California. Con el dinero recabado se adquieren armas, drogas y delincuentes para rearmar las células que en el pasado fueron desmanteladas. Aguas.