Un hombre tiene un asiento preferencial para la final del Mundial de Futbol. Cuando se sienta, nota que el asiento de al lado está vacío, y le pregunta al hombre sentado en el siguiente asiento si éste está ocupado. — No, está desocupado, le contesta. Asombrado, el otro dice: “Es increíble… ¿Quién en su sano juicio gasta en un asiento como éste para la final del Mundial, el evento más grande del mundo, y no lo usa?”. El hombre lo ve y le dice: — Bueno, en realidad el asiento es mío. Lo compré hace dos años. Se supone que mi esposa me iba a acompañar, pero falleció. Éste es el primer Mundial en el que no vamos a estar juntos desde que nos casamos, en 1962. Anonadado, el otro replica: “Oh… Me da pena oír eso, es terrible. Pero… ¿no encontró a nadie para que lo acompañe? ¿Un amigo, un pariente, o un vecino, para que usara el asiento? El hombre niega con la cabeza y complementa: — No. La verdad que no. Todos decidieron quedarse en el velorio. Autor: Un fanático del futbol.