La campaña electoral está cerca del punto de ebullición. Como siempre, son las promesas y no las propuestas las que se promocionan. Por un lado, se nos promete ganar más y claro que resulta atractivo: tenemos esa manía por poseer. No necesariamente es esto algo malo. La otra cara de la moneda ofrece algo aun más atractivo: a nosotros, el pueblo bajacaliforniano, se nos otorgará el poder de mando. Se nos ofrece una verdadera democracia, una ciudadanía con activismo político efectivo. Ninguno de los candidatos de coalición explica el método que se empleará para realizar su eslogan y bandera de campaña. Del candidato de Movimiento Ciudadano, ni sus luces. No tiene vela en este entierro. Propaganda en todos lados. Canciones pop y regionales convertidas en jingles. Espectaculares, spots de radio, incluso estaciones estadounidenses. Jóvenes que aún no pueden votar, repartiendo calcomanías y banderines. Porristas partidistas. Sonrisas electorales, seguramente retocadas con algún programa de edición. Los brazos cruzados, como en estrecho y fuerte abrazo, para buscar transmitir un cariño inexistente hacia el público. Un graffitti en una esquina, justo debajo de los logotipos de los partidos que conforman la alianza. Débil intento para expresar el descontento, la rabia, el asco por la casta política. El transporte público convertido en otro campo de batalla. Sindicatos de transportistas en abierto apoyo a tal o cual candidato. Intento de acercamiento a la escéptica comunidad estudiantil, contagiados por el pesimismo adulto de que nada va a cambiar. Debates por los que pocos se interesan. Cobertura excesiva en los medios impresos. Encuestas. En Baja California se ve algo que no se había visto en el resto del país: un abierto y franco apoyo de los partidos de izquierda al candidato de coalición. Los partidos de izquierda buscan presencia en el norte del país, donde nunca han figurado. Campaña sucia contra el candidato del partido históricamente ultra dominante y sus “logros” en el Senado. La apuesta es muy alta. Se juega mucho en esta elección. Ya ni en casa puede estar uno en paz. Suena el teléfono. Buenas tardes, ¿me permite realizarle unas preguntas? ¿Por qué partido o candidato pretende votar este 7 de julio? ¿Conoce las propuestas de nuestro candidato? Las propuestas son las siguientes… Sabiendo esto, ¿cambiaría usted su intención de voto? Incluso el experimento piloto del apagón analógico –que afectó a más de los que se pensaba– ha sido suspendido, hasta que pasen las elecciones. Y no es que se haya hecho caso al descontento popular. Los candidatos no quieren perder televidentes para los caros comerciales que han pagado para transmitirse en el medio de información y entretenimiento hogareño por excelencia. Por desgracia, la contaminación audiovisual no terminará el 7 de julio. Después de esta fecha, conocido ya el resultado de las urnas, restará que los medios cubran las celebraciones y declaraciones del ganador. Las excusas del perdedor. Faltó coordinación. Nuestra gente no salió a votar. En el horizonte podemos observar también las impugnaciones y las acusaciones. Los comentarios en el ámbito familiar, escolar o laboral. Estas elecciones nos llevarán al hastío. Un par de semanas de exilio son altamente recomendables. Héctor Daniel Ortiz Ramírez es Estudiante de Derecho, UABC. Correo: cygnus9304@hotmail.com