Seis meses después de tomar posesión, Enrique Peña Nieto dio a conocer su estrategia en materia de inseguridad: el mando único y la utilización del Ejército Mexicano para contener la violencia. Increíble que le haya tomado seis meses adoptar la estrategia de seguridad que pensó, promovió, instauró y utilizó con los resultados que ya se conocen, Felipe Calderón Hinojosa. Por más que Miguel Ángel Osorio Chong diga que es diferente pues ahora sí hay coordinación, la realidad es que la estrategia de Peña es un fiasco. No se requerían seis meses para darle continuidad a la política centralista de Calderón en seguridad, eso pudo ser una continuidad en el gobierno priista sobre el panista y sanseacabó. Pero no, primero dijeron que harían las cosas diferentes y después salieron con lo mismo. Peor aún: tanto el Presidente Peña como el Secretario Osorio, han dicho que en sus primeros cinco meses de gobierno los efectos de la inseguridad han disminuido, que hay menos ejecuciones (bueno, dicen homicidios porque prohibieron utilizar el término ejecución), que hay más tranquilidad, la realidad contrasta. Como lo asentamos aquí ZETA la semana anterior, la presidencia de la República manipuló las cifras, declaró que eran 5 mil los muertos en cinco meses (que de suyo son demasiados) cuando los números del sistema nacional de información dan cuenta de más de 8 mil. Y la bomba de tiempo resultado de que la Presidencia ignorara el tema del crecimiento del narcotráfico y el crimen organizado, les explotó en Michoacán. Precisamente la tierra del ex Presidente Felipe Calderón Hinojosa, y donde hace siete años, el panista inició su estrategia de facultar a las fuerzas armadas para perseguir a estos delincuentes. Así, Enrique Peña Nieto instauró el mando único (propuesta y proyecto de Felipe Calderón) en Michoacán, y envió tropas de soldados mexicanos a resguardar esas tierras (decisión primera de Felipe Calderón). Bueno, pues está comprobado que en Michoacán el Ejército de Calderón no pudo solucionar el problema de la inseguridad. No acabó con los narcotraficantes. Los unió. Los hizo crecer. Particularmente en aquella región, del flagelo de Los Zetas, pasando por la Familia Michoacana hasta llegar al terror de Los Caballeros Templarios y con la amenaza del cártel del Chapo de entrar de lleno a esas tierras. Y ahora con la misma estrategia, Osorio Chong pretende tener resultados distintos. Ignorar el problema, intentar minimizarlo y ocultarlo durante los primeros cinco meses de gobierno, solo permitió a los grupos criminales intensificar la lucha por los que llaman sus territorios. Surgieron y se legitimaron, ante la ausencia de gobernabilidad y el ejercicio del estado de derecho, los grupos de autodefensa. Ciudadanos con más dignidad que posesiones, y más coraje que conformismo, que se organizaron, se armaron, para hacer lo que ni el gobierno federal, ni el estatal ni el municipal hacen: proteger a sus comunidades del terror del crimen organizado. Los grupos de autodefensa, luego legitimados por el gobierno como policías comunitarias, son una versión pública de los muy privados comandos blancos que surgieron en los noventa y entrada la década de los 2000 y que fueron promovidos por empresarios para defenderse de extorsiones y secuestros ante la incapacidad del gobierno para proveerles seguridad. Tomado Michoacán por los narcotraficantes a fuerza de muerte, amenazas, extorsiones, secuestros, ejecuciones, robos, los poblados fueron perdiendo no solo vida, sino desarrollo social y económico, los productos comenzaron a escasear, los negocios cerraron, pueblos fantasma tomados, exprimidos y explotados por los narcotraficantes que nadie detiene. Y ante el alarmante crecimiento de la inseguridad, esta semana el Presidente y su Secretario tuvieron la ideota de seguir el ejemplo Calderón: Mando único en la figura del Secretario de Seguridad del Estado pero a propuesta el nombramiento de la Presidencia de la República que designó al General Alberto Reyes Vaca en esa calidad. Este personaje coordinará la estrategia de combate a la inseguridad teniendo bajo sus órdenes a las fuerzas militares, a las corporaciones federales y a las estatales sin dejar fuera a las municipales. Lo mismo que hizo en Baja California el General Alfonso Duarte Múgica, pues, apoyado por Calderón. En el primer día de la entrada de las tropas militares a los pueblos michoacanos, la policía comunitaria mantuvo retenidos en una plaza pública a un general y a su tropa. Lo hicieron porque a la llegada de los militares a patrullar las zonas tomadas por el narcotráfico, detuvieron a unos elementos, pero ¡de la policía comunitaria! Y en respuesta, éstos retuvieron a los militares hasta en tanto les regresaran a sus compañeros. Es terrible lo que sucede en la tierra caliente de Michoacán, pero es peor lo que acontece en la Presidencia de la República, donde de tanto estar ignorando el problema de la inseguridad, de tanto dedicar tiempo a la retórica, a la comunicación y a la censura, olvidaron la estrategia integral y recurrieron a la de Felipe Calderón Hinojosa. Qué pena.