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miércoles, octubre 2, 2024
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Escritores tras la lente

Solo un artista de la imagen ha sido capaz de retratar y captar la personalidad de novelistas y poetas, ensayistas o dramaturgos, cuentistas y otros creadores en el país y Latinoamérica en las últimas cuatro décadas. De hecho, nada más dos fotógrafos han sido merecedores del Homenaje Nacional de Periodismo Cultural “Fernando Benítez”, que concede cada año la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL); primero lo recibió Héctor García en 2007 y, recientemente, en 2012, correspondió a Rogelio Cuéllar. Precisamente, luego de su bien merecida distinción en la FIL y después de exhibir a inicios de 2013 una individual en el Instituto Cervantes de Cracovia sobre retratos de Carlos Fuentes, Cuéllar expone en el Centro Cultural Tijuana (CECUT), en el preludio de la Feria del Libro de Tijuana, que sucederá del 7 al 16 de junio en las instalaciones de ese organismo federal. Se trata de la exhibición “El Rostro de las Letras”, que congrega a 45 retratos de escritores, donde la figura central e inicial de la muestra, es el intelectual Carlos Fuentes, a un año de su fallecimiento. El despliegue fotográfico, que inicia el 31 de mayo, se lleva a cabo en vestíbulo del Museo de las Californias, espacio que se ubica a un costado de la Sala de Usos Múltiples, donde se congregarán más de 140 escritores en la feria librera. “Son más de 40 fotografías que he realizado durante los últimos 43 años”, expone a ZETA Rogelio Cuéllar. Por las paredes del recinto museístico desfilan imágenes en blanco y negro, de 53 por 62 centímetros, del homenajeado Carlos Fuentes con su esposa, y otra con Gabriel García Márquez. Inmortalizados en un espacio de 72 por 75 centímetros, figuran, siempre en confabulación con Rogelio Cuéllar, escritores como Guadalupe Amor, Gabriel García Márquez, Ana Clavel, Carlos Monsiváis, José Luis Martínez, José Agustín, David Huerta, Octavio Paz, Tomás Segovia, Salvador Elizondo, Homero Aridjis, Francisco Cervantes, Juan García Ponce, Augusto Monterroso, Julieta Campos, Margo Glantz y Gonzalo Celorio. Aparte, en trípticos de 40 por 60 centímetros, se encuentra el poeta José Emilio Pacheco. Piezas claroscuros de 110 por 110 centímetros muestran celosamente a Octavio Paz y Fernando Benítez. Y en los retratos de pequeño formato, de 54 por 69 centímetros, pululan por la lente de Rogelio Cuéllar las plumas de Jorge Luis Borges, Emmanuel Carballo, Elsa Cross, Inés Arredondo, Rosario Castellanos, Ignacio Solares, Hugo Argüelles, Juan Rulfo, Emilio Carballido, Sabina Berman, Adolfo Boy Cásares, Carlos Pellicer, Julio Cortázar, Elena Garro, Jaime Sabines, Octavio Paz, Juan Vicente Melo, María Luisa Puga y Elena Poniatowska. Los secretos del retrato Rogelio Cuéllar es el retratista por excelencia de los creadores de México y Latinoamérica de las últimas cuatro décadas. Por supuesto, no cualquier fotógrafo puede obtener un retrato, mucho menos de la talla de los fotografiados por Rogelio Cuéllar: “El concepto de retrato requiere mucho concepto, mucho bagaje. En un evento público, uno puede hacer un buen retrato de un personaje, pero no es un retrato, puede ser una buena fotografía”, advierte. Las características se reflejan en las placas en exhibición: “El concepto de retrato lo he estado trabajando durante los últimos 43 años. El retrato es en donde existe el compromiso de la mirada, la conciencia, la complicidad a quien voy a fotografiar, la  mirada es muy importante. Segundo: El diálogo es muy importante, puede ser diálogo de silencios, o diálogo de conversación”. Para lograr un retrato excelso, Cuéllar no mantiene oprimido el obturador para tomar decenas de imágenes por minuto para ver qué sale y adiós al fotografiado, sino que, lo que ningún fotógrafo hace hoy en día, primero investiga al personaje a retratar: “Yo para lograr un buen retrato necesito saber a quién voy a fotografiar. Si es compositor qué música compone; si es pintor, qué pinta; si es escritor, qué ha escrito; si es poeta, qué poemas; si es dramaturgo, si es bailarín, si es director de teatro, conocer sus obras. O sea, involucrarme en este universo”. — ¿Qué buscas captar al crear un retrato?, se le cuestiona a Cuéllar. “De un escritor, un pintor, un creador, busco exactamente lo mismo, hay un común denominador, que es tratar de captar su personalidad, como dicen los indígenas (en tzeltal y tzotzil) en Chiapas, el ch’ulel, el alma”. De la demagogia visual a la imagen crítica Rogelio Cuéllar (Ciudad de México, 4 de junio de 1950) comienza a hacer fotografía en 1967. “Al primer escritor que fotografié en La Casa del Lago fue Ricardo Garibay, al primer pintor que fotografié fue Vicente Rojo, también en La Casa del Lago”, recuerda a través de ZETA. “Yo empecé a vender mis fotografías en diferentes medios de comunicación, tratando que me contrataran, para Excélsior, Novedades, los grandes periódicos de esa época. Pero a un fregado escuincle de 17 años pues nadie lo iba a tomar en serio. Entonces, me comenzaron a comprar fotografías para las revistas, los suplementos y demás cosas. Yo no sabía que con los años eso se llama ser freelance. Actualmente sigo trabajando como freelance”, asegura el artista. Cuéllar registra los movimientos sociales, sobre todo el de 1968, pero también evoca su etapa de fotógrafo de políticos: “Empecé a fotografiar a los políticos: La campaña de Echeverría, la campaña de López Portillo; el PRI contrataba a Héctor García y él nos contrataba a muchos fotógrafos, nos prestaba cámaras, nos daba rollos, hacíamos fotos, y en la noche nos recogían todos los rollos, o sea, éramos maquiladores de imágenes”. Asimismo, rememora el año de 1976, cuando formó parte del equipo cofundador la revista Proceso: “Yo quería entrar al Excélsior, pero corrieron a todos: Julio Scherer, Vicente Leñero, y demás, y nos fuimos a fundar Proceso”. “En Proceso tuve la posibilidad de hacer fotografía más crítica, porque siendo fotógrafo de los políticos, me estaba contribuyendo a lo que llamo y defino como ‘demagogia visual’: A todos los candidatos, a todos los políticos saludando señoras, viejitos, cargando niños, cortando listones, poniéndose los sombreros, los huipiles, las banderolas, el bastón de mando. Son malos actores todos los políticos, en ninguno creo, de ningún partido, y entonces decidí trabajar con las personas en quienes sí creo: Creo en los creadores”. El fotógrafo cuenta a ZETA que a los siete años de laborar en Proceso, Don Julio Scherer le presenta a Fernando Benítez y comienza a colaborar en el suplemento ‘Sábado’: “Ése es un parteaguas para mí”, acepta. Lo demás es historia. Rogelio Cuéllar es el retratista más importante de los creadores en México y Latinoamérica. Su trabajo puede disfrutarse en la exhibición “El Rostro de las Letras”.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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