“American Idiot”, el musical que del Berkeley Repertory Theatre pasó al St. James Theatre de Broadway en 2010, se resume en 90 minutos de adrenalina pura que permite a los tres personajes centrales, Will, Tunny y Johnny, representar a una juventud, apenas sobreviviente en la paranoia social posterior al trágico 11 de septiembre en Nueva York. Ahora, la propuesta concebida por el director Michael Mayer, con texto de Billie Joe Armstrong -vocalista y guitarrista de Green Day-, hizo su debut en el Civic Theatre de San Diego el lunes 28 de mayo y permanecerá en la vecina ciudad hasta el 2 de junio. Basada en el álbum conceptual de la icónica banda de punk rock Green Day, la puesta en escena se llevó dos premios Tony por Mejor escenografía y Mejor iluminación en un musical. Ambos elementos destacan en el foro desde el momento en que se corren las cortinas para revelar una impresionante estructura metálica cubierta con pantallas que refuerzan el sentimiento de una generación que lucha contra la idiotez americana. Sin intermedio, porque la narración así lo exige, la historia de estos muchachos que buscan su razón de existir en la jungla neoyorquina explota a través de 23 canciones, y sus equivalentes números musicales a cargo de un cuerpo de canto y baile que bien personifica la frustración de la era. Y entre un ritmo que bordea con la histeria, comprendemos la lucha existencial de “Will”, que postrado en un sillón, con cerveza en mano, se niega a asumir la paternidad y acepta su inmadurez mientras entona temas como “Jesus of Suburbia”. La interpretación de Casey O’Farrell es brillante, sobre todo por el amplio rango de su voz que le permite suavizar unos agudos sorprendentes y fortalecer los tonos más graves. Su personaje pareciera ser la conciencia de la obra, pues es él quien más lucha entre la responsabilidad y el “ahí se va” de la época. La noche del martes 29 de mayo, a John Krause le tocó encarnar a “Johnny”, el que encabeza la fiesta motivada por el deseo de no hacer nada ni ser nadie en la vida, para luego encontrarse con la mujer que cree amar y aprender el camino por el famoso “Boulevard of Broken Dreams”, mientras que Tunny (Thomas Hetttrick) muy pronto es seducido por el bombardeo televisivo y termina en el Ejército para acabar físicamente destrozado en Medio Oriente. Con la poderosa presencia de Trent Saunders como el narcomenudista que introduce a Johnny en el mundo de la heroína, la puesta en escena es tan seductora como el grupo que sobre el escenario ejecuta los temas de “American Idiot” a la perfección, incluyendo, por supuesto, “Wake Me Up When September Ends”, y ya como despedida el elenco completo, con guitarra en mano, entonando “Time of Your Life”. Ciertamente el tener oído para la música de Green Day contribuye al disfrute de la obra, pero tampoco es un requisito indispensable. Por fortuna “American Idiot” es el retrato de una era y de los chicos que por su perra suerte les tocó convertirse en adultos justo cuando menos deben serlo. Un público de pie, compuesto en su mayoría por blancas cabelleras, comprueba que el mensaje es claro y que tal vez no solo los que menos años tienen, entienden muy bien lo que es la desesperanza al estilo USA. Por último, un comercial. Estudiantes con credencial que quieran ver “American Idiot” recibirán un precio especial de 27 dólares por boletos en las dos primeras filas, en cada función. La edad es lo de menos.
En la era de la idiotez americana
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