Sumándose a las palmaditas por detrás, buscando impulsar a los candidatos de la alianza “Unidos por Baja California”, el senador Ernesto Cordero Arroyo, al igual que otros personajes del Partido Acción Nacional y del Partido de la Revolución Democrática, hizo escala en Ensenada. La noche del viernes 17 de mayo, ante un grupo de empresarios hoteleros, científicos, ingenieros, reporteros y otros de oficios varios, habló de sus nuevos aliados en la campaña, de recuperar las alcaldías y los espacios en el Congreso del Estado. “Esta alianza que parece como rara (…) en el Senado funciona muy bien”, dijo a los presentes en relación al enamoramiento político con el PRD. Sin embargo, lo que tres días después no funcionaría muy bien para Cordero, sería su relación con el presidente de su partido, Gustavo Madero. Días antes de su visita a Ensenada, esa misma semana, el senador había señalado ante empresarios de la COPARMEX en Querétaro, que habían intentado obligarlo “a levantar la mano y aprobar leyes como vinieran las cosas”, derivado del Pacto por México. También, que “el Pacto por México no puede sustituir al Congreso, sería un gravísimo error que un grupo de notables sustituyera a una institución republicana y democrática, como es el Congreso; que un grupo de notables, cinco o seis, decidieran qué es lo que le conviene al país, sin consultarlo con nadie más”. Así perdería la coordinación de la fracción panista en la Cámara de Senadores. Solo tres días después, alianzado con el PRD, y distanciado del PAN.