Ser un cantante que saltó de exhibirse en YouTube a llenar grandes recintos, no le ha resultado tan gratificante a Justin Bieber, ícono de moda entre el público adolescente que cobró éxito hace cinco años con el tema “One Time”. Desde entonces y con sus tres álbumes, “My World”, “Under the Mistletoe” y “Believe”, el canadiense ha logrado importantes récords en la industria, pero por sus “berrinches” al estilo Lindsay Lohan, fuera de los escenarios su trayectoria va en declive. Con solo 19 años, es más foco de atención por situaciones polémicas, que por su propia promoción como intérprete pop. En la edición 1902, correspondiente del 10 al 16 de septiembre de 2010, ZETA señaló su vulnerabilidad ante el ambiente de la farándula, junto a figuras como Miley Cyrus, Demi Lovato, Zac Efron y Vanessa Hudgens, en una tendencia que da continuidad a los casos de Britney Spears, Hilary Duff y Lindsay Lohan. Su contraste entre la vida privada y profesional es notorio. Por un lado, Bieber logra fácilmente certificaciones de Platino por ventas y posiciona temas en el listado de Billboard, mientras que en el extremo no consigue controlar sus acciones fuera de conciertos. De ser la figura víctima de burlas por su corte de cabello y aspecto femenino, ha pasado a convertirse en el adolescente rebelde que responde las agresiones y se luce físicamente cada que puede. El abrupto cambio ha sido más notorio tras su rompimiento amoroso con la cantante y actriz Selena Gómez a principios de este año. “Para hacer un diagnóstico preciso de la situación, tendría que entrevistar al afectado directamente, pero observando sus cambios y tiempos podría decirse que sí, muy posiblemente su ruptura fue el detonante de la transformación. Si tomamos en cuenta que quizá era su primera relación seria y duradera, es posible que haya imaginado una vida al lado de su ex. Al no tenerla activó mecanismos de defensa que lo tienen en negación y orillan a problemas”, expresó a ZETA la psicóloga María Patiño Ledezma. Previamente al noviazgo que Bieber y Gómez mantuvieron por dos años, con pausas y regresos, el músico limitaba sus detalles personales al hecho de que solo confiaba en cuatro personas y no tenía más amigos. De ahí que en su etapa compartida, resaltara el que se había mostrado de manera más social y alegre. La parte contraria llegó justamente esta semana, cuando de manera tajante, expresó que ya no confía en nadie. Al hecho se le suman un par de tropiezos que han puesto en alerta a su madre, Patti Mallette, y a sus colegas, como el que no esté siendo puntual en los conciertos que actualmente ofrece mediante la gira “Believe Tour”. Lo cierto es que su impuntualidad no se compara con que haya aceptado que fumó marihuana, o el caminar sin camisa por el Aeropuerto de Lodz, Polonia, pese a las bajas temperaturas de esa región. “Se le puede clasificar dentro del trastorno de personalidad narcisista. Una persona narcisista siempre está buscando ser el primero en todo, lucirse, que las demás personas lo halaguen y siempre le den la razón a lo que dice. Él lo demuestra no poniéndose límites, solo porque es Justin Bieber, los narcisistas tienen esa idea de controlar todo por quienes son. Que muestre su dorso continuamente es un mensaje corporal que dice ‘soy guapo, joven y me desvisto para que me admiren’. El problema real es que al endiosarse, sus conductas prosiguen, mañana no será alcohol y marihuana solamente, podría consumir cocaína u otras drogas, portar armas y estar en peleas”, añadió Patiño Ledezma. Conocidas como “Believers”, las fanáticas del artista son otro factor alarmante, ya que en su mayoría son adolescentes fáciles de influenciar y reaccionan en igual desmedida que su ídolo. El ejemplo más claro fue su campaña de hacerse pequeñas cortadas en el cuerpo, fotografiarse y almacenarlas en internet para que el cantante tomara conciencia de que fumar marihuana no es adecuado. Otra muestra de su obsesión es que en sus perfiles de redes sociales se hacen pasar por él, es decir, colocan su foto como principal, nombre y publican bajo esa dinámica. “Las Believers me dan pena, son estúpidas y ni Justin las quiere”, es una de las páginas en Facebook como respuesta a las jovencitas enajenadas con el intérprete. La agresión sigue en ciclo. “Desde chicos vivimos diferentes etapas, recordemos a (Sigmund), Freud que hizo un esquema muy específico, tal vez no todos lo cumplen al pie de la letra, pero al eliminar una parte se tienen lapsos de crisis existenciales. Él (Bieber) es rico y conocido mundialmente, pero no deja de ser joven. Lo que trata es encajar en el mundo de los adultos, viviendo la parte negativa de éstos; algo que no le corresponde. Cuando se dé cuenta, psicológicamente va a caer en depresión y puede recurrir a más excesos por llenar el vacío que siente”, detalló la consultada, para agregar que un elemento contraproducente es que la mamá de Justin Bieber está recurriendo a figuras externas como Will Smith para que su hijo recapacite en su actitud, ya que ha dado indicios de que se quiere tomar un descanso profesional. Seguido en Twitter por más de 37 millones 285 mil usuarios, la voz de temas como “Call Me Maybe”, “Favorite Girl” y “Never Let You Go”, es originario de Canadá, cuestión que la experta considera como crucial para entender cómo ha respondido en su estancia en Estados Unidos, donde la población no se limita tanto. Quizá de ahí que entre sus excentricidades prefiera de mascota a un mono capuchino -confiscado recientemente en Alemania- que algo más convencional. Ante el pronóstico de tres años a la carrera de Justin Bieber que sentenció Peter Mensch, manager de Metallica, Snow Patrol y Red Hot Chili Peppers, la especialista refutó: “Desde la psicología se puede hacer un estimado de las consecuencias, pero no deja de ser rango, las fechas y actitudes nunca son seguras ni exactas. Lo que sí es probable es que si no se cuida psicológicamente, tenga más problemas, y quizá no sea hasta dentro de tres años”.