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martes, octubre 1, 2024
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Un adolescente puede sufrir crisis de ansiedad por separación

Pregunta: Tenemos un jovencito de 15 años con un comportamiento muy particular, mi esposo dice que algo tiene y que no es un chico normal; se llama José Pedro. Cuando hablamos con él casi nunca nos ve a los ojos, y parece no entender las explicaciones que le damos, de repente lo veo perdido en sus pensamientos como si se saliera de este planeta. En las reuniones que tenemos es muy difícil que salga de su recámara a convivir y si lo hace prefiere platicar con adultos porque dice que sus amigos lo aburren con pláticas tontas. En la escuela va bien, cuando quiere saca calificación perfecta, pero los maestros se quejan de que es muy solitario y difícil para interactuar, y lo han calificado de autista, nos da tristeza que sus compañeros le digan tonto o menso. En casa no nos da problema su forma de ser, ya estamos acostumbrados a casi no hablarle. ¿Nos puede ayudar a comunicarnos mejor con él? Respuesta: Les felicito por buscar ayuda para saber cómo tratar a su hijo adolescente. Definitivamente que el comportamiento que presenta José Pedro no es un comportamiento normal por decirlo de alguna manera, a los 15 años la mayoría de los adolescentes tienen problemas con sus padres precisamente por querer andar de aquí para allá. Su hijo debe ser evaluado psicológicamente para poder tener un diagnóstico preciso y determinar el tipo de ayuda que requieren tanto ustedes los padres como José Pedro. Los rasgos de comportamiento que señalan son escasos para poder decirles qué hacer, pero sí les puedo asegurar que de autismo no se trata. Y si me lo permiten estimados maestros, con todo el respeto que se merecen, no etiqueten a sus alumnos sólo porque se comportan de manera diferente al resto, créanme pudieran estar ocasionándoles un daño emocional severo; y en la medida de lo posible, intervengan ante las agresiones de las que sean objeto chicos como José Pedro, él y el resto de sus compañeros tienen el derecho de experimentar en el aula, un ambiente seguro, que les permita un desarrollo no solo académico, sino también socialmente sano. Pregunta: Estimado Gabriel, tenemos en casa a tres adolescentes, dos de ellos podemos decir son normales, pero el pequeño nos salió preocupón a más no poder; es un chico de 14 años que no duerme hasta terminar su tarea aunque haya tenido ya toda la tarde haciéndola, si está en fecha de exámenes, de plano ni come ni duerme tan sólo de pensar en cómo le irá a ir, estudia, hace apuntes extras, llena cuestionarios sólo para asegurarse de saberlo todo, pero ni así está tranquilo. Hemos notado que se arranca el pelo, y se come las uñas hasta sangrarse, por más que le pido que no lo haga, le vale. Su papá lo regaña muy fuerte, y si le exige que sea un buen estudiante pero lo hace con los tres, les dice que su obligación de papá es mantenerlos y mandarlos a la escuela, y la de ellos es traerle excelentes calificaciones. ¿Cómo podemos ayudar a nuestro hijo para que entienda que la preocupación no le hace bien? Respuesta: Estimados padres, cuando la preocupación es difícil de controlar, es excesiva y es desproporcionada con las consecuencias que pudieran darse, es muy probable que su hijo esté pasando por un problema de ansiedad. Hay que tener cuidado en el estilo de crianza que se ejerce, porque un patrón de reglas severas y exigencias extremas puede influir para que un hijo sea susceptible a desarrollar el Trastorno de Ansiedad Generalizada. Muchos adolescentes son valorados y reciben reconocimiento de sus padres solo si éstos cumplen sus expectativas, por ejemplo tener muy buenas calificaciones, o sobresalir en alguna disciplina. La aprobación según el desempeño es un factor de riesgo, también hay que decirlo, están involucrados en el desarrollo de trastornos, factores biológicos y psicológicos, esto explica el por qué solo el más pequeño de sus hijos se comporta diferente. Le animo para que busquen ayuda profesional para ambas partes, porque de nada sirve que su hijo después de un tratamiento se sienta bien, si al regresar a casa el ambiente y las exigencias continuarán en el mismo tono. Pregunta: Mi esposo murió y quedamos solos mi hijo de 13 años y yo, todo iba bien dentro de lo que cabe, nos estábamos adaptando a nuestra nueva forma de vida, pero de unos días a la fecha, mi hijo está teniendo una forma de ser muy rara, él no era así. Antes se quedaba solo en casa, y no había necesidad de llamarle para saber cómo estaba, aunque sólo eran un par de horas mientras llegaba de mi trabajo, podía venirse de la escuela y esperar tranquilo en casa. Últimamente se viene a mi oficina y aquí me espera, si me muevo de mi escritorio me pregunta “¿a dónde vas?”, parece niño chiquito que vuelve a tener miedo de todo. Por ejemplo, si por alguna razón tengo que salir el sábado, y le aviso unos días antes que se quedará con la señora que nos ayuda, comienza a decir que se siente mal, que le duele la cabeza, se queja de dolor de estómago, etc., y en una ocasión hasta se vomitó el mismo día que yo saldría. He llegado a pensar que me está chantajeando. ¿Cómo lo puedo ayudar y entender? Respuesta: Estimada madre, no en todos los casos, experimentar una pérdida emocionalmente significativa como la del padre, implica alteración en el comportamiento, de una forma que le afecte y le impida tener un desempeño adecuado de sus roles. Algunos adolescentes por el tipo de personalidad (y con ello temperamento), son más susceptibles a experimentar malestar. Es muy probable que su hijo adolescente esté teniendo crisis de ansiedad por separación. Este es un trastorno que se caracteriza principalmente por una preocupación excesiva ante la amenaza de separarse de la persona a la que se está vinculado, y esto es por miedo a perderla o a que sufra algún daño. El antecedente de la pérdida reciente de su padre es un elemento clave para las condiciones emocionales de su hijo. Para que su hijo se sienta bien y vuelva a ser funcional, es importante recibir ayuda profesional de inmediato, estos signos y síntomas pueden potenciarse si no se tratan ya.   Lic. Gabriel Bello M./psicólogo clínico especialista en adolescentes. Autor de Padres con Sentido Común. Tel. 664.608.0095 – gabriel@gabrielbello.com  –  www.gabrielbello.com

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