Es impresionante, viviendo los tiempos que vivimos de inseguridad, narcotráfico, crimen organizado y ejecuciones, leer el análisis del Observatorio de los Procesos de Comunicación Pública de la Violencia que indican, en el caso de los medios que están en el Distrito Federal y que se dicen de distribución nacional, la baja en la cobertura de hechos de violencia en México. Los datos del Observatorio indican que en las portadas de esos medios nacionales, las notas de narcotráfico disminuyeron un 54.6 por ciento de diciembre 2012 a febrero 2013 en comparación con las notas manejadas de septiembre a noviembre 2012. La diferencia, es que cuando la portada de esos diarios la ocupaba el narcotráfico, la presidencia la tenía el PAN en la persona de Felipe Calderón Hinojosa, y hoy que el narco ha salido de las primeras planas pero no de las calles del país, el poder ejecutivo de la federación lo tiene el PRI con Enrique Peña Nieto. Se advierte pues, una disminución considerable en el manejo de la información relacionada a la inseguridad en el País, que dicho sea, no ha disminuido, sino todo lo contrario. El mismo análisis concluye la baja en la cobertura en portada de otros temas: Homicidios disminuyó en un 47.7 por ciento, asesinatos 50 por ciento, ejecuciones 42 por ciento, crimen organizado 50.2 por ciento, cártel 53.6 por ciento y violencia 34.4 por ciento. Lamentablemente la disminución que se ve en los periódicos nacionales no se aprecia ni se respira en la calle. Antier de hecho sucedieron terribles enfrentamientos armados en Michoacán que dejaron 14 personas muertas y otras tantas heridas. Antes de ello en Guadalajara también atacaron bares dejando ejecutados en la escena. Situaciones que no se vieron reflejadas en la dimensión de su gravedad en los medios del Distrito Federal. Las notas fueron minimizadas. El principal problema de México está siendo ignorado por los “principales” medios del país. Así como se creyeron la guerra de Felipe Calderón contra el narco, los periodistas defeños se están convenciendo de la paz pregonada por Enrique Peña Nieto, solo que la primera era cierta y la segunda es falsa. Ignorar el problema del narcotráfico y sus terribles consecuencias solo abona a la impunidad de quienes ahora no son ni señalados, ni perseguidos, ni investigados, ni detenidos. El mismo día de las balaceras en Michoacán el gobierno Federal anunció que habían detenido a uno de los narcotraficantes que provocaron los enfrentamientos, el diario El Universal informó de la detención de “Francisco N”, quien pertenece a una organización criminal. La realidad es que se trató de Francisco Galeana Núñez, líder de una célula de Los Caballeros Templarios. La estrategia del Gobierno de Enrique Peña Nieto de no discursar sobre la inseguridad, de no hablar del narcotráfico o del crimen organizado, de no dar información estadística de esos hechos, está incidiendo en las notas informativas y la línea editorial de los medios del Distrito Federal, quienes siguen esa premisa e ignoran la realidad. Hubo una época en que los medios, particularmente impresos del norte del País, se negaron y se niegan aún algunos a publicar información relacionada con estos temas, para no vulnerar su seguridad. La impunidad que el Estado Mexicano ha dado a los criminales les da para amenazar y atentar contra periodistas, y éstos han preferido –en esos casos– no escribir sobre el tema. Es la autocensura por seguridad a la que se suma la no investigación por estrategia gubernamental. De acuerdo al Observatorio en la televisión abierta la disminución es igual de preocupante en la transmisión de notas que reflejen la realidad que aqueja a los mexicanos en términos de inseguridad y violencia. Peor aún en el mismo periodo del análisis que se transcribe al inicio de este texto, en la televisión los anuncios de información del narcotráfico disminuyeron un 82.6 por ciento. La frase crimen organizado dejó de utilizarse un 66.1 por ciento, la de cártel un 50 por ciento y la violencia un 83 por ciento. ¿Terrible, no? La desinformación no ayuda a la seguridad. Ocultar la violencia no acabará con ella. Ahí está en Tijuana la ejecución de un abogado ayer jueves por la mañana, muy al estilo de las ejecuciones de la mafia de los años noventa, cuando al país lo gobernaba el PRI y cuando no había ni investigación ni guerra pero sí mucha impunidad. El Observatorio de los Procesos de Comunicación Pública de la Violencia, hace en su análisis una serie de recomendaciones a los medios que han decidido ocultar o minimizar la realidad de la inseguridad en México, donde una destaca: “Mantener la publicación de información relacionada con la violencia asociada con delitos de delincuencia organizada, acorde con su impacto social, en un contexto que permita a las audiencias la comprensión del fenómeno y la atención por parte del Estado. La no publicación de notas sobre el tema abona a la impunidad, pero no desparece la violencia”. No se trata pues de convertir las primeras planas de los periódicos en la sangre que mancha las calles y afecta a las familias mexicanas, pero sí de resaltar lo que es una realidad y obligar –de la mano de la sociedad– al gobierno a actuar en consecuencia.