Posibles vínculos con el crimen organizado y el entorno en que se desenvuelve el líder de los pepenadores de Tijuana, son las principales líneas de investigación tras el nuevo atentado en contra de Manuel Rodríguez García, evento en el que fue asesinado Marco Antonio Estrada Pérez, uno de los dos escoltas que lo acompañaban. El ataque se perpetró a las 13:50 horas del miércoles 10 de abril, justo cuando Rodríguez García arribaba a su domicilio, ubicado en el número 19594 de Calle Río Nuevo, Colonia Ampliación Guaycura; el mismo lugar donde se atentó contra su vida en 2009. Los atacantes utilizaron armas AK-47, identificadas como “cuerno de chivo”, lo que para Abel Galván, titular de la Subprocuraduría contra la Delincuencia Organizada, dependiente de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) de Baja California, rompe los esquemas que a últimas fechas han prevalecido en los casos de asesinato registrados en Tijuana. “La modalidad había sido el uso de armas cortas por ajustes de cuenta entre narcomenudistas, principalmente, pero en este hecho se usaron armas largas”, dilucidó. En la escena del crimen se localizaron varios casquillos percutidos de “cuernos de chivo”, armas que fueron localizadas dentro de dos vehículos abandonados a cuatro cuadras del punto donde se registró el atentado. Estas unidades, modelo 2008, una de ellas marca Chevrolet pick-up y otra Ford F150, fueron remolcadas junto con otro vehículo de reciente modelo, marca Cheyenne, con estrobos, en la que viajaban las víctimas. El cuerpo del escolta Marco Antonio Estrada, de 48 años de edad, fue llevado al Servicio Médico Forense para la necropsia de rigor, mientras que Armando Luna Estrada, el segundo custodio de 32 años de edad, fue llevado a la Cruz Roja tras recibir varios impactos de bala en una pierna. Previo a estos hechos, el 25 de marzo de 2013, Rodríguez García encabezó un bloqueo al relleno sanitario de Ensenada, para esa acción se hizo acompañar de sus dos escoltas, quienes portaban armas largas y fueron acusados, detenidos y liberados por “amenazar a civiles”. Dos días después, la Secretaría de Seguridad Pública de Tijuana los destituyó del cargo porque no tenían permiso para salir de la ciudad ni llevar las armas a otro municipio. Hasta antes de su muerte, Estrada estaba en proceso de remoción. Dos años atrás, en octubre de 2010, Fidel Rodríguez Ceja, otro de los hijos del dirigente sindical, fue asesinado luego de haber sido secuestrado, junto con dos personas más. A pesar de que se pagó por su rescate, sus captores abandonaron su cuerpo en un baldío del Aguaje de la Tuna, tras haberlo torturado y ahorcado. En los siguientes días, se localizaron los restos de sus acompañantes. En ambos casos la investigación continúa abierta, precisó Abel Galván, luego de indicar que a estos eventos previos se liga la investigación del nuevo atentado. Para ello ya fue llamado a declarar Manuel Rodríguez García.