Quienes persiguen a la Iglesia desde hace ya dos milenios ahora creen que su victoria se la dieron los cristianos. Hoy se mueven en sus entrañas provocando malas mañas, sembrando para muchos una duda y desean mover la piedra donde Dios fundó su Iglesia, nadie podrá un día destruirla. El poder de todos los contarios no sube a los campanarios para hablarle a los cristianos utilizando poderes falsos. Las verdades de la Iglesia resuenan como las campanas, ellas mueven el imperio que Dios formó con su pueblo, al que nunca ha de destruirlo, solo fallecerá el necio. Vicente Martínez Méndez Tijuana, B. C.
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