Mientras el alcalde Carlos Bustamante insiste –casi todas las semanas– con que no hay alza en crímenes en Tijuana, ni sus colaboradores se salvan de la inseguridad que afecta a todos en esta frontera. Hace unos días, el titular de Dirección de Administración Urbana en el municipio, Roberto Díaz García fue víctima de ello. Estaba en reunión con reporteros en las oficinas de la dependencia cuando sonó su teléfono celular. Al responder, los ahí presentes alcanzaron a escuchar gritos, acto seguido el funcionario cambió de lugar para atender la llamada con privacidad. Luego de unos minutos regresó al lugar pidiendo una disculpa pues se había tratado de un secuestro virtual. La persona que estaba del otro lado de la bocina se identificaba como un familiar cercano. “Ya me comuniqué con mis hijas y están bien. Todo está bien. Se trató de un secuestro virtual”, justificó. A raíz de dicha situación se puede ver en las afueras de las oficinas un escolta quien resguarda las instalaciones y a quien ahí despacha. Esa es la ventaja de trabajar en el Ayuntamiento, donde en esas condiciones la inseguridad no se siente.