En el círculo del Presidente Enrique Peña Nieto -y entiéndase que ahí está la cúpula del PRI-, están ciertos que Jorge Hank Rhon no será candidato a gobernador de Baja California por ese partido, debido a una nota diplomática. No es un secreto que en enero de 2009, un oficial de Migración de los Estados Unidos retiró al propietario de casinos y su entonces mujer, la visa fronteriza para entrar a aquel país. El agente actuó en uso de su facultad y obligación de proteger su patria, al observar que quien pretendía adentrarse a sus freeways, era un hombre con hartas sospechas de criminalidad. El de Migración no lo dudó. Recogió la Visa Láser y la retiró. Ante la desesperación de la hoy fallecida María Elvia Amaya y sus súplicas de regresarle el documento que el gobierno norteamericano entrega a viajeros, también a ella le fue recolectada la identificación. No volvieron a cruzar la frontera. Socarronamente, hace unos días, cuando le preguntaron al respecto, el ex reo Jorge Hank dijo a los medios que él tenía castigados a los norteamericanos, que no había tramitado su visa para cruzar a ese país por eso. La respuesta resultó no solo en una falta de respeto hacia el gobierno de los Estados Unidos, sino en una nota diplomática a considerar. Efectivamente, en la Unión Americana han existido investigaciones contra el del Hipódromo Agua Caliente. En una Corte de Nueva York sospechaban que tenía relaciones con el narcotráfico; antes lo habían indagado por otras ligas criminales, e incluso le decomisaron un tigre blanco. Cuando en enero de 2009 se topó con el oficial de Migración, las muchas sospechas lo hicieron negarle a Hank la entrada al país vecino. Esta historia, aunada a las indagaciones que en la Procuraduría General de Justicia de Baja California se le siguen por varios crímenes, y a la detención por acopio de armas el 4 de junio de 2011, motivaron a autoridades diplomáticas norteamericanas a hacer del conocimiento del Presidente Enrique Peña Nieto, que tener un gobernador en la frontera que no tiene visa para internarse a los Estados Unidos, y que además es investigado en aquel y en éste país, no era un hecho que abonaría a las relaciones México-Estados Unidos. Hace quince días de la delicada nota diplomática verbal. Enrique Peña Nieto tomó la decisión. Jorge Hank Rhon no sería candidato a gobernador del PRI en Baja California. Después vendría la notificación por parte de Presidencia, y finalmente la decisión de Revolucionario Institucional. Sin darle detalles del origen, cuentan que de viva voz César Camacho, el dirigente nacional del PRI, le dijo al ingeniero que él no sería el candidato de ese partido al Gobierno del Estado de Baja California en la elección de 2013. Quienes fueron testigos en el edificio del PRI en la Ciudad de México complementan -tímidamente y sin ahondar- que la reacción del ex preso del Penal del Hongo fue de protesta. De molestia y coraje. Antes de referir su desdén hacia quien el CEN priista había elegido, preguntó por qué él no. Hace apenas unos días, Hank intentó limpiar su imagen al referirse al proceso por el cual estuvo catorce días en prisión, y en el que obtuvo la libertad por fallas en el procedimiento de aprehensión y no por probada inocencia. Era el inicio de la caída de Jorge Hank Rhon. Cuando debe aclarar que no es un criminal, es porque algo anda mal. Sin embargo, acostumbrado al poder originado en Atlacomulco, Estado de México, estaba seguro que el dedo presidencial le favorecería, como cuando fue electo como candidato a gobernador en 2007 por el rito de aclamación. Entonces no le molestó la línea priista como ahora. Mientras otros hacían su trabajo en alianzas, con los sectores, los sindicatos y la política en Baja California y en la Ciudad de México para convertirse en candidatos, o mínimo para llegar al registro, el dueño de los casinos Caliente -los de Baja California, porque en el país la mayoría la tiene una compañía extranjera- festejaba barbado y con un séquito, su cumpleaños. Esperaba embriagado la nominación que no llegó, y declaraba a la prensa sobre su castigo hacia los Estados Unidos. Al final, las mismas sospechas que en 2009 fueron suficientes para negarle el acceso a un país, son las que en 2013 lo dejan sin la candidatura. Solo falta que en el ámbito local o en el federal, las investigaciones sigan su curso.