Hasta en los últimos años de su vida, Rubén Bonifaz Nuño coqueteaba con la muerte. “¿Qué le falta por hacer?”, se escuchó a manera de una pregunta de un reportero en una rueda de prensa durante la entrega de artículos a la Fundación René Avilés Fabila para el Museo del Escritor en octubre de 2010: “Claro que sí, ¡morirme!”, contestó el poeta lúcido a sus 87 años de edad. De hecho, como un canto a la vida, la muerte ronda en su obra: “No es bueno saber que morimos. / Sin embargo el mar existe, los muertos, / las despedazadas olas roncas. / Tal vez se levante en alguna parte / el mar que veremos algún día”, cantaba Bonifaz Nuño en “Cuaderno de Agosto” contenido en el título “Imágenes” de 1953, poemario donde también revela las imágenes misteriosas del inframundo como en el poema “Motivos del 2 de noviembre”. Por si fuera poco, en su poemario “Calacas” (El Colegio Nacional, 2003), Bonifaz entabla un diálogo con la muerte: “Muy clásico y muy mexicano, Bonifaz habla con la Dientona, la Flaca, la Huesuda, la Pelona, y lo hace con sentido de humor, con irreverencia, casi con amor. En la plenitud de sus años, Bonifaz la provoca y la burla. Sin embargo, en esta juventud, en esta frescura verbal que sólo se logra con el paso de los años y con el dominio del oficio, el poeta es fiel a la esencia que lo llevó desde el principio a enfrentarse al mundo”, evoca Vicente Quirarte en “El honor del peligro” (Valparaíso Ediciones, 2013). Luego de aventajar a la muerte durante 89 años, Rubén Bonifaz Nuño fue alcanzado inevitablemente por “La Flaca” el 31 de enero de 2013 en la Ciudad de México. Al siguiente día, por la funeraria Gayosso desfilaban escritores y amigos del poeta para despedirlo, entre ellos Hugo Gutiérrez Vega, Juan Gelman, Diego Valadés, Guillermo Soberón, Juan Ramón de la Fuente, René Avilés Fabila, Emmanuel Carballo, Gonzalo Celorio, Sandro Cohen, Evodio Escalante, José Narro; así como Rafael Tovar y de Teresa, presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA) y María Cristina García Cepeda, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA). Tovar y de Teresa anunció que tanto CONACULTA como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) rendirán un magno homenaje póstumo al poeta, en coordinación con el Fondo de Cultura Económica (FCE), el Instituto Nacional de Bellas Artes y El Colegio Nacional, entre otras instituciones académicas. Mientras los homenajes suceden, su obra se publica en diversas latitudes. Bonifaz completo Por estos días puede conseguirse “Poesía Completa” de Rubén Bonifaz Nuño en la Colección Letras Mexicanas del Fondo de Cultura Económica. Se trata de una edición que congrega toda la obra del poeta cordobés en cuatro partes: Primero, el prólogo titulado “La poesía como destino. Prólogo a la obra de Rubén Bonifaz Nuño” a cargo de Luis García Montero. Los otros tres volúmenes están integrados por “De otro modo lo mismo, poesía 1945-1971” y “Versos, 1978-1994”, que contienen su obra creada en esos lapsos y que fueron publicados también por el FCE en 1978 y 1996, respectivamente. Y como cuarta parte, a la “Poesía Completa” se une el poemario “Calacas” (El Colegio Nacional, 2003). “Rubén Bonifaz Nuño es uno de los poetas más destacados del catálogo del Fondo de Cultura Económica”, expresa a ZETA el editor Omegar Martínez, jefe del Departamento de Literatura del FCE por estos días en que circula la coleccionable edición. “El maestro Bonifaz alcanzó a verlo y estaba muy contento”, agrega el editor. “Poesía Completa” incluye desde “La muerte del ángel” publicado en 1945 por el FCE hasta “Calacas” dado a conocer por El Colegio Nacional en 2003. Obviamente, la edición congrega celebérrimos poemarios como “Diez sonetos amorosos” (1952), “Imágenes” (1953), “Los demonios y los días” (1957), “El manto y corona” (1958), “Fuego de Pobres” (1961), “Siete de espadas” (1966), “El ala del tigre” (1969), “La flama en el espejo” (1971), “De otro modo lo mismo” (1979), “As de oros” (1981), por mencionar solo algunos. La de Rubén Bonifaz Nuño es una poesía viva. Los cantos en su obra son siempre universales y vigentes, dolores bellísimos a propósito de la muerte y la vida, el amor o la mujer. Eso sí, advertía en “Fuego de pobres”: “Y conste que no hablo / en símbolos; hablo llanamente / de meras cosas del espíritu”. En “Poesía Completa”, Luis García Montero expresa en el prólogo de la selectísima obra: “La poesía es en él una devoción, una búsqueda mantenida, una forma disciplinada de reconocer el desorden y de ordenar el mundo, un rigor, un destino. Destino de vida y destino de la propia voz, de la palabra, que persigue e insiste en el horizonte de la poesía para definir sus relaciones con el amor y la muerte, con el insomnio y el sueño, con el monólogo y la palabra abierta en diálogo a los otros, con el mundo cotidiano y la trascendencia, con el azar del presente y las venas de la historia que unen los sentimientos más actuales a un pasado remoto”. “Traductor de los poetas clásicos, estudioso de Homero, Propercio, Horacio o Píndaro, reivindicador y heredero de la poesía náhuatl, maestro en la lección petrarquista y en los autores españoles del Renacimiento y el Barroco, conversador constante, cómplice de los maestros latinoamericanos (Vallejo, Neruda, Villaurrutia, Gorostiza, López Velarde), independiente y personal, el mundo poético de Rubén Bonifaz Nuño se alimenta de múltiples tradiciones. “Pero su cultura no supone una simple acumulación. En su voz dos y dos no son cuatro, porque de la variedad emergen nuevas realidades, una quinta posibilidad que convierte el mestizaje y la fusión en un territorio novedoso y original”, prologa García Montero. “Poesía Completa” se presentará por primera vez durante la XXXIV Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería a llevarse a cabo del 20 de febrero al 4 de marzo de 2013. Bonifaz Nuño (Veracruz, 12 de noviembre de 1923- Distrito Federal, 31 de enero de 2013) mereció múltiples reconocimientos, entre ellos el Premio Nacional de Ciencias, Letras y Artes (1974); Orden del Mérito en el grado de Comendador (Italia, 1977); Premio Internacional Alfonso Reyes (1984); el Premio Jorge Cuesta (1985); el Premio Universidad Nacional (1990); doctorado Honoris Causa por la Universidad Veracruzana (1992); Medalla Conmemorativa del Palacio de Bellas Artes (1997), Premio Iberoamericano de Poesía Ramón López Velarde (2000), por nombrar algunos. Recientemente, en España también se publicó una selección de su obra. Un poemario en España También en los primeros días de 2013 empezaba a circular el último poemario de Rubén Bonifaz Nuño. Don Rubén festejaba 89 años precisamente con “El honor del peligro”, publicado por Valparaíso Ediciones. Su alumno y poeta Vicente Quirarte fue el encargado de reseñar la obra: “Como antes lo hizo el libro ‘As de Oros’, la presente edición aparece en España para que aumenten los lectores de una obra que merece toda la atención y toda la pasión con la que fue concebida”, se lee en el prólogo de Quirarte. “Aquí están los más repetidos, memorables y memorizables poemas de Rubén Bonifaz Nuño, y un panorama de la totalidad de sus libros donde el amor a la mujer y al prójimo han sido fuerza que mueve al Sol y a las demás estrellas”. Quirarte advierte que la obra de Bonifaz es sobre todo un patrimonio espiritual: “La refinada y exigente alquimia de sus versos, lo ha conducido a transformar la miseria cotidiana en un ‘as de oros’ que permite la entrada a ciudades fundadas sobre el canto. La atracción por el ser más prodigioso de la creación, escrito con cinco letras, lo ha llevado a hacer de la emoción inmediata poemas de amor que vencen las edades y ya forman parte no solo de nuestro canon sino, lo que es más difícil e infrecuente, de nuestro patrimonio espiritual”. En “El honor del peligro”, Quirarte concluye: “En este libro, el lector podrá apreciar uno de los más altos homenajes al amor y a su causa, esa criatura capaz de trocar el agua en vino y hacer de la embriaguez un camino de iluminación”. Aunque la selecta obra solo ha sido publicada en España, puede encargarse en www.valparaisoediciones.es Las reacciones El fallecimiento de Rubén Bonifaz Nuño inevitablemente causó conmoción entre otros poetas. Para empezar, ante la ineludible noticia el poeta Hugo Gutiérrez Vega expone a través de ZETA: “Rubén era el decano de los poetas de México, y además uno los grandes poetas no solo de la lengua castellana sino del mundo. Su obra no ha sido estudiada lo suficiente porque nunca le interesó la publicidad, ni nunca le interesó la lucha de las capillas; se mantuvo al margen realizando su obra y su trabajo académico. “Rubén es el poeta del misterio de lo femenino; siempre le fascinó la fuerza, la belleza y el misterio de la mujer; inclusive en sus aspectos más íntimos, él a través de hermosísimas metáforas, describe ese aspecto misterioso en donde está el origen del placer, pero también el origen de la vida. “Es muy variada la poesía de Rubén; aunque predomina el tema amoroso y alguna serie de preguntas sobre la vida, sobre el destino, sobre el fin del hombre, sobre el sentido de la vida. “También como poeta cívico tiene una enorme importancia: Su poema dedicado a Benito Juárez es un modelo de poema civil y de homenaje a uno de los personajes fundamentales de nuestra historia. “Hay otro aspecto que quisiera tratar: Es el Rubén traductor del griego, del latín y del náhuatl; fundador de una de las colecciones fundamentales del humanismo mexicano: Graecorum et Romanorum, en donde de cientos de libros ha traducido a los principales clásicos; lo mismo su labor con la cultura náhuatl y con el mundo indígena. “Maestro de una gran cantidad de generaciones: Es difícil encontrar a alguien interesado en las letras que no haya sido alumno de Rubén. Yo quisiera resaltar, para terminar, que fundamentalmente Rubén Bonifaz Nuño es el más grande de los poetas mexicanos de los últimos tiempos y que tenemos que releer su obra con mucho cuidado para darnos cuenta de esta verdad de a puño de la que muchos no se han dado cuenta”. Por su parte, la escritora, también veracruzana, Silvia Tomasa Rivera, presidenta de la Fundación Posada del Poeta Rubén Bonifaz Nuño A.C. y que coordinara el último homenaje al poeta cordobés del 12 al 15 de noviembre de 2012 en Xalapa, Córdoba y Veracruz durante “Bajo El Ala del Tigre, Primeras Jornadas Literarias”, reseña través de ZETA: “La obra de Rubén Bonifaz Nuño es muy profunda, donde la pasión está precisamente en los versos. Es una obra que va más allá, para ser leída varias veces; Bonifaz Nuño no es un poeta que nada más se pueda leer una vez, una vez que lo conocen siempre hay una necesidad de abrevar continuamente en su obra porque siempre se encuentran cosas nuevas; cada lectura es como si leyeras un nuevo libro aunque siempre estés leyendo el mismo libro. “El libro más importante para mí es ‘Fuego de Pobres’, junto con ‘Siete de Espadas’ y ‘El Ala del Tigre’. Su aportación es la de un poeta que además de ser un grande de Hispanoamérica es un poeta sabio. “El contenido de su obra es como una búsqueda completa de algo que el poeta nunca encuentra; y es un continuo regreso a la soledad del hombre también, recreado en la soledad, en el anhelo del amor, lo que representa para todo hombre el anhelo del amor, vivir de algo que siempre se desea. “Bonifaz Nuño tiene una voz propia que no le ha copiado a nadie, tiene verso libre, tiene verso rimado, tiene sonetos, es una forma única. Yo siento que más importante que la forma, para Bonifaz fue el fondo de las cosas; lo que quería decir, no cómo lo decía. Concluyó Silvia Tomasa: “Se cae el último pilar que sostenía lo que nosotros creemos es esa fuerza poderosa de la palabra que tenía. Yo lo recomiendo muchísimo para los jóvenes; los jóvenes deben abrevar en su obra”. Asimismo, el poeta argentino radicado en México, también analiza la obra de Bonifaz a través de este Semanario: “Poesía que celebra, rara, y alumbra estos tiempos cada vez más sombríos. Poesía levantada por ráfagas de grandeza bíblica. Poesía, como la de San Juan, que dice lo que dice y dice lo que calla, y así calla lo que dice. Poesía lujosa de silencios. “Tal vez no haya en lengua castellana otra que interrogue de manera tan final esa materia de ‘oscura densidad que somos’, ‘las galerías ciegas’ de nuestro espejo interior, y que a la vez despoje a la vida de ‘túnicas resecas y sordas coberturas de polvo’. “Poesía desde una fuerza –dijo el poeta– ‘hecha de orgullo y pobreza; corona de hambre; victoria que es pluma de fuego’. Una pluma de fuego que escribe en los muros del desamparo con palabras como piedras contra la muerte, palabras como espadas resplandecientes desenvainadas de la sangre, palabras cada vez más calcinadas de las que renace siempre la flama o canto inconsumible. “Bonifaz Nuño desorganiza el caos con loca exactitud. Solo quien dominaba la lengua como él es capaz de extraer rostros y fulgor de cada sombra oculta en la palabra”, concluye Juan Gelman.