Él: ¿Me amas porque mi padre me dejo una fortuna? Ella: No, querido, ¡yo te amaría sin importarme quién te la dejó! Ella: ¿Cómo es que vienes a casa medio borracho? Él: ¡No es mi culpa, se me acabó el dinero! Él: Cinco centímetros más y sería un rey. Ella: Cinco centímetros menos y serías una reina. Escrito en la pared del baño de damas – Mi esposo me sigue a todas partes. Debajo del escrito: – No es cierto, no lo hago. Él: ¡Salgamos a divertirnos esta noche!! Ella: Buena idea… El que llegue primero deja la luz de la entrada encendida. Autor: Un divorciado.