Aunque mucho ha dicho el gobierno de Enrique Peña Nieto que la economía mexicana tiene suficiente solidez para enfrentar otra crisis mundial, el desplome de la Bolsa Mexicana de Valores, ocurrido el jueves 7 de febrero, indica lo contrario. Datos negativos de Estados Unidos y Europa ocasionaron que la BMV cerrara con un 1.21 por ciento a la baja, lo que representa la peor cifra en lo que va de 2013. A mediados de semana, el gobierno norteamericano presentó números poco alentadores respecto al empleo y productividad en los sectores no agrícolas del vecino país. En concreto, las autoridades confirmaron que aunque bajaron las solicitudes de apoyo por desempleo en la Unión Americana, el país sigue registrando una recuperación muy lenta en cuanto a mercado laboral se refiere. Además, el haber elevado impuestos en 2013 pudo haber contribuido a una reducción en el poder adquisitivo de la gente, reflejado en una menor demanda de productos y servicios en el arranque del año. Aunado a lo anterior, el nerviosismo se agravó con los comentarios de Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, quien advirtió que las finanzas seguirán siendo débiles a lo largo del año. Otros banderines rojos, sin duda, son las presiones inflacionarias que tanto han golpeado los bolsillos, particularmente de Italia.