Cuando Joseph Ratzinger llegó a ser Sumo Pontífice el 19 de abril de 2005, no era del agrado de los feligreses católicos, pues el recuerdo del extinto Papa Juan Pablo II aún estaba fresco en el corazón de los parroquianos. Su descendencia alemana también causó controversia. Pero ahora que Su Santidad Benedicto XVI renunció al ministerio de Obispo de Roma, la noticia sacudió al mundo, y desde el anunció público el 11 de febrero, la abdicación al cargo ha acaparado diariamente los principales titulares informativos. El Papa leyó una misiva de su renuncia primeramente en latín, ante el asombro de los presentes, que no entendían del todo el anuncio del Sumo Pontífice. Después la noticia se propagó y las reacciones de los hechos no se hicieron esperar. “Con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice”, leyó el Papa. Luego, Benedicto XVI, quien está a punto de cumplir los 86 años, pidió perdón: “Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos”. De acuerdo a la lectura del Santo Padre, la renuncia se debió a su edad avanzada, “ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando”, expuso. La noticia de la renuncia del líder de mil 200 millones de católicos se da ante una grave crisis en la Iglesia Católica, la cual está desacreditada por acusaciones de abuso sexual y golpeada por el escándalo del llamado “vatileaks”. Según información vertida en los medios, la salud del Papa Benedicto XVI se había visto aminorada antes de su visita a México en marzo de 2012, en donde fue recibido por millones de feligreses en el estado de Guanajuato. Fue ahí en uno de los estados más católicos de México que con la visita del Sumo Pontífice, el catolicismo del centro del País refrendó su fe. El líder del Vaticano se declaró, como en su momento lo hiciera Juan Pablo II, “un Papa mexicano”. Posteriormente el Santo Padre visitó el país de Cuba. La razón por la cual Benedicto XVI deja el pontificado fue muy comentada, el estado de salud no era un motivo contundente para los feligreses. Aunque en 1991 sufrió un ictus (accidente cerebrovascular), tiene problemas de hipertensión y artrosis en una rodilla. De hecho el último caso de un Papa renunciante se remonta a más de cinco siglos. El Papa Gregorio XII, que reinó desde 1406 hasta 1416. Lo hizo para poner fin a lo que se llamó el asma occidente. Otro ejemplo significativo de una renuncia papal, se remonta aún más lejos en el tiempo de 1294, el Papa Celestino V apenas con cinco meses después de su elección. En su primera aparición pública el miércoles de ceniza, tras su renuncia el Papa dijo a los peregrinos que lo recibieron con júbilo, que dejó el trono de Pedro “por el bien de la Iglesia”, a cambio pidió orar por su sucesor, que será elegido en marzo en un cónclave. “Como saben, he decidido a renunciar al ministerio que el Señor me encomendó el 19 abril del 2005, lo he decidido por el bien de la iglesia después de haber rezado largo tiempo y de haber examinado ante Dios mi conciencia”. El Papa alemán admitió ser “profundamente consciente de la gravedad de tal gesto”, pero reitero” no tener ya la capacidad de ejercer el ministerio petrino con el vigor que el mismo requiere”. Ante 3 mil 500 fieles congregados pidió rezaran por su sucesor y por la Iglesia. “Benedetto, Benedetto”, se escuchaba en el Vaticano, acogido con esos gritos el Pontífice que vestía con la sotana blanca, agradeció el caluroso recibimiento; “Doy gracias a todos por vuestro amor y vuestras oraciones”, comentó. Y expresó que siente el amor de los peregrinos frente a una decisión de tal envergadura que conmocionó a una Iglesia de mil 200 millones de fieles. El miércoles 27, un día antes de su renuncia el Papa dirá adiós a los fieles en la Plaza de San Pedro, donde se espera la presencia de miles de personas, la ceremonia será seguida en directo por medios de comunicación de todo el mundo. Tras su renuncia, Ratzinger se trasladará a la residencia de Castel Gandolfo —a 18 kilómetros al sureste de Roma— hasta que sea elegido su sucesor y se terminen las obras de rehabilitación de un convento de monjas en el interior de la Ciudad del Vaticano. Ahí es donde, el portavoz del Vaticano Federico Lombardi, dijo residirá el hasta ahora Papa, dedicado al estudio, la oración y, tal vez, la escritura. Se descartó la posibilidad de que Ratzinger pueda interferir en la labor del nuevo pontífice. El cónclave se celebrará entre el 15 y 20 de marzo y son 110 los cardenales con posibilidad ser elegidos, el resto, hasta 209, tienen más de 80 años y por tanto no pueden aspirar ya a la silla de Pedro. Datos Joseph Ratzinger Nació: 16 de abril de 1927 en Baviera, Alemania. Elección papal: 19 de abril de 2005 a la edad de 78 años. Renuncia: 28 de febrero de 2013 a la edad de 85 años. Pontificado: 7 años con 10 meses. Cuando accedió a la cabeza de la Iglesia en 2005, las revelaciones sobre los escándalos de pedofilia por parte de religiosos ya habían hecho correr ríos de tinta en Estados Unidos. Benedicto XVI es además el primer Pontífice que admite el uso del preservativo en casos muy limitados para evitar la difusión del sida. Otro escándalo que hizo demasiado ruido dentro y fuera del Vaticano fue el conocido como “Vatileaks”, sobre la fuga de documentos confidenciales de la Iglesia, que dio lugar al arresto y condena de su mayordomo personal, Paolo Gabriele. El escándalo dejó ver las tensiones internas sobre numerosos asuntos, entre conservadores y progresistas, tradicionalistas y modernistas, y partidarios de la transparencia y del secreto. Éste es el comunicado en el que se recoge la declaración del Papa en la que anuncia su dimisión: “Queridísimos hermanos, Os he convocado a este Consistorio, no solo para las tres causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia. Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando. Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de San Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado. Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice. Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos. Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice. Por lo que a mí respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria. Vaticano, 10 de febrero, 2013”.